Ni bien salieron de Tribunales el Servicio Penitenciario Bonaerense, a los rugbiers condenados por el crimen de Fernando Báez Sosa en el 2020 se los trasladó en un fuerte operativo a la Unidad Penal de La Plata, pero no será el lugar definitivo donde queden detenidos.
Tras las condenas dictadas, de cinco a prisión perpetua y otros tres a 15 años, el Servicio Penitenciario Bonaerense los trasladó desde el penal de Dolores ubicado en el centro de la Ciudad al penal de Melchor Romero. Éste lugar es donde estuvieron tres años detenidos en prisión preventiva hasta el comienzo del juicio.
Es que durante enero estuvieron detenidos en la Unidad Penal de Dolores para poder estar cerca de donde se desarrolló el juicio.
No obstante, Melchor Romero en La Plata no será el lugar definitivo de detención por las diferentes penas impuestas y también se debe evaluar la proximidad de los condenados con sus familias.
Por eso, en las próximas semanas se evaluará en el interior del Servicio Penitenciario Bonaerense a qué penales serán derivados y es probable que sean divididos, pues por un lado aquellos que recibieron una pena de perpetua y por otro grupo los que les impusieron 15 años.
Investigarán a dos amigos de los rugbiers por supuesto falso testimonio
Pedro Guarino y Thomas Colazo, dos amigos de los rugbiers condenados por el crimen de Fernando Báez Sosa y quienes declararon como testigos en el juicio, serán investigados por sospechas de falso testimonio.
Es porque se sospecha que omitieron información al declarar por separado. Los dos estuvieron en el boliche Le Brique y salieron a la puerta, con lo cual estuvieron presentes cuando sus amigos lo atacaron a Fernando a golpes y lo mataron.
Ambos, al declarar en el juicio, señalaron que se trató de una pelea aunque ninguno dio detalles sobre lo que vio estando a metros de los agresores.
Incluso, Guarino convivía con los atacantes en una misma casa en Villa Gesell y estuvieron juntos posterior al ataque, y al declarar, dijo que no les preguntó a sus amigos sobre lo que había sucedido, en referencia al ataque, y que tampoco ellos le comentaron lo que había protagonizado frente al boliche.
Por ello, la sospecha es que omitieron información sobre lo qué pasó esa noche en que Colazo tenía 17 años y Guarino incluso por haber estado en el lugar inicialmente fue parte de los investigados aunque luego se lo desvinculó al dar por acreditado que nada había tenido que ver con el ataque.
El Tribunal hizo lugar a un pedido de la fiscalía para que se los investigue por falso testimonio y ahora será un juez de garantías el que lo haga y determine si omitieron información al declarar o no.