Estudiantes del Instituto “Pablo Pizzurno” de Sampacho se encargan de pintar y acondicionar las aulas en las que toman sus clases. La iniciativa surgió de las charlas mantenidas en el Consejo Escolar de Convivencia, en el que participan alumnos, profesores y padres para analizar situaciones, problemáticas y exponer sus inquietudes.
Alumnos del Pizzurno de Sampacho restauran y pintan las aulas del colegio
Fue a partir de las reuniones del Consejo Escolar de Convivencia que los estudiantes expusieron su inquietud de mejorar los espacios en los que toman clases. Ya llevan 3 aulas terminadas y el objetivo es mejorar todo el edificio
De este intercambio surgió, por iniciativa de los alumnos, arreglar sus aulas. Así pusieron manos a la obra y ya son tres los espacios intervenidos. La propuesta entusiasma a toda la comunidad educativa que asume el compromiso social de cuidar de esos lugares en los que permanecen durante varias horas del día.
Silvana Rondón, directora de la institución, que tiene casi 400 alumnos y que se encuentra a metros de la plaza central de la localidad, contó a Puntal sobre este proyecto y su avance.
Esto surge el año pasado en una reunión del Consejo Escolar de Convivencia, que está formado por delegados de todos los cursos. Los chicos allí tienen su espacio para exponer sus ideas e inquietudes. Entonces es allí donde empiezan a decir que las aulas estaban deterioradas, manchadas, rayadas. Y, para lograr que las cuiden, propusieron que los mismos alumnos sean los que arreglen y pinten, detalló la docente.
Debido a los años de pandemia y verse la institución impedida de hacer eventos para juntar dinero, el año pasado los encontró sin fondos. A fin del 2022 se hizo el Festival del día de la Tradición y con lo recaudado se adquirió la pintura para comenzar con el proyecto.
“En marzo cuando empezaron las nuevas reuniones del Consejo, lo primero que dijeron los chicos fue ‘acordate Silvana que tenemos arreglar las aulas’. Teníamos la pintura y la disposición de los chicos de hacerse cargo de pintar, y es así que se inició”.
La idea es pintar todo el colegio, una institución de amplias dimensiones. Con un total de 11 aulas divididas en dos plantas, se comenzó interviniendo de a tres salas. Aclaró Rondón, que la tarea se desarrolla sin descuidar las clases pedagógicas. A su vez, debieron ordenar de manera tal que tampoco se resienta la actividad diaria de la institución que tiene dos turnos.
“Así decidimos mientras un turno las arregla, les pone enduido, las lija, saca las maderas, las pinta. Al día siguiente, es el otro grupo el encargado de pintar su aula”, precisó.
Son todos los estudiantes quienes participan de la actividad. A modo de ejemplo Rondón detalló: “El jueves de la semana pasada, segundo año ‘C’, primero ‘C’ y sexto ‘A’ estuvieron haciendo los arreglos. El día viernes, esas mismas aulas están ocupadas por cuarto ‘A’, segundo ‘B’ y quinto ‘B’. Y ellos fueron los que pintaron”. De este modo se realizó la tarea, cambiando la actividad solo un día para cada grupo de curso.
El resto del alumnado continuó en sus clases normales. “Ahora el 31 y el 1 de junio volvemos hacer lo mismo con las tres aulas de planta baja que nos faltan. Así estimamos que para los primeros días de junio tendríamos toda la planta baja pintada”.
Luego de las vacaciones de julio, se dará continuidad a la labor en las aulas del piso superior.
Un espacio de diálogo y escucha
Consultada la directora sobre cómo evalúa esta experiencia, destacó en primer lugar la labor del Consejo Escolar de Convivencia, en el que los chicos tienen voz y voto en determinadas decisiones que competen al funcionamiento de la institución. “Es muy positivo el Consejo. En todos los colegios desde que tenemos el convenio escolar de convivencia, desde hace varios años, se pide la implementación de este órgano. Nuestro colegio tiene 20 divisiones y organizarlo implica una tarea ardua. Lo habíamos hecho antes de la pandemia, después esto nos disminuyó lo que fueron reuniones tanto en 2020 y 2021. Y ya el año pasado volvimos a ponerlo en funcionamiento”.
Rondón detalló que las reuniones son mensuales, con la participación de un delegado de cada curso, un profesor también de cada curso y los directivos. “Ahí se hablan desde problemas de convivencia, lo que los chicos observan en las aulas o en el espacio escolar sea con algunos compañeros, o situaciones puntuales. Y de ahí salen grandes ideas. Así vieron que sus aulas estaban feas, o mejor dicho rayadas o el deterioro propio de la pandemia por el cierre de las escuelas tampoco ayudó”.
Rondón dijo que ese intercambio permite escuchar y aprender de los alumnos que, en ocasiones, observan cosas o manifiestan a través del consejo las inquietudes de sus compañeros.
Durante los días en que realizaron la pintura de las aulas, resaltó la directora el buen clima compartido, entre pinceles, pinturas, mates y hasta música. “Hubo grupos que no se querían ir, pero les tocaba el turno a otros. La verdad es que fue una experiencia muy linda”, concluyó Rondón.