El agro está directa o indirectamente vinculado a la mayoría de los debates, especialmente de índole económica, que se desataron en las últimas semanas en el marco del proceso electoral que desembocará en el 14 de noviembre.
El agro en el medio del barro de los problemas económicos
El Gobierno se debate entre cerrar exportaciones para frenar los precios internos, algo que está en discusión sobre su nivel de eficacia, y restringir importaciones porque le faltan dólares. El comercio exterior, en el centro del debate económico
Esta semana se conocerá el nuevo índice de inflación mensual correspondiente a septiembre. Hay algunos indicios que confirmarían lo que las consultoras vienen anticipando y es que se terminaría el descenso de las cifras y el número volvería a crecer. Hubo 2021 sólo un mes con un valor por debajo del 3% mensual y fue agosto. El nuevo dato que dará a conocer el Indec esta semana volvería a ubicarse alrededor de esa cifra. Y la confirmación podría encontrarse hasta en la decisión del cambio implementado en la Secretaría de Comercio Interior, que los argentinos descubrieron desde el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, cuando la ocupó Guillermo Moreno. Hasta ese momento, la cartera estaba fuera del radar de la mayoría. Pero a partir de ese momento se convirtió en un lugar sensible. Paula Español, una economista muy cercana al gobernador bonaerense Axel Kicillof, se venía desempeñando en ese cargo hasta que el fin de semana largo hubo un movimiento de piezas. Le dieron un cargo a definir en el Ministerio del Interior, presumiblemente para alentar la actividad económica en las provincias y articular con los gobiernos de esas jurisdicciones. Su rol hasta aquí había sido intentar controlar los precios, algo que resulta imposible de lograr sólo desde ese despacho. Está claro a esta altura que con programas como Precios Cuidados, Precios Máximos o intentos de acuerdos con la industria alimenticia y algo de buena voluntad resulta imposible resolver esa dificultad que sigue agigantándose. La salida de Español puede entenderse como la confirmación de su fracaso en el cargo, pero resultaría injusto achacarle toda la responsabilidad de lo que pasa con los precios en Argentina. La cosa es bastante más compleja, más allá de decisiones cuestionables que fue tomando en su gestión. De hecho, muchas medidas que se adoptaron desde el Ministerio de Producción que conduce Matías Kulfas, y que contiene a la Secretaría de Comercio Interior, tenían más el sello de la secretaria que del ministro. Algunos casos claros fueron el anuncio del cierre a la exportación de maíz a comienzos de año o el de la carne aplicada en mayo. Curiosamente son dos decisiones vinculadas al Ministerio de Agricultura y Ganadería, pero que tuvieron a esa cartera como simple observadora, en una particular organización en la toma de decisiones que viene mostrando la gestión de Alberto Fernández.
En ese punto, el secretario de Agricultura, Jorge Solmi, dejó en claro en una entrevista con este diario de la que hoy se publica la segunda parte que con el cambio de ministro hay también una modificación en la política porque las principales decisiones se tomarán desde esa cartera, advirtió Solmi. Domínguez claramente no es Basterra. Aunque el propio Solmi admitió que las retenciones son un tema de incumbencia de Martín Guzmán, el ministro de Economía.
La salida de Español puede entenderse como la confirmación de su fracaso en el cargo, pero resultaría injusto achacarle toda la responsabilidad de lo que pasa con los precios.
Lo cierto es que a ambas medidas, vinculadas al maíz (que finalmente se dio marcha atrás cuando el Gobierno descubrió que había stock suficiente como para mantener abiertas las exportaciones) y a la carne, se las impulsó en el marco de una estrategia de combate a la inflación. Hasta acá, con escaso resultados positivos y un cúmulo de tensiones y posibles prejuicios.
En la carne, el resultado sería que se estabilizó el precio en el mercado interno. ¿Hubiera seguido creciendo si no intervenían la exportación? Es contrafáctico, pero en la cadena aseguran que eso era muy posible, tanto como que vuelva a subir en diciembre, siempre un momento caliente para los precios, en particular de los cortes vacunos por una demanda que tiene su pico anual.
Sin embargo, el Ministerio tiene resuelto que hacia adelante habrá una cuota para exportar: un cuarto de la producción total podrá tener destino internacional y el 75% tendrá que destinarse al mercado interno. Solmi lo dijo claro en este diario: “No podemos pasar a un sistema extractivista que termine afectando el rodeo nacional por el buen negocio de exportar”. Entonces, si se quiere incrementar el volumen exportado es necesario primero agrandar la torta, algo que requeriría de un plan ganadero, como el que anunció el exministro Basterra, pero que parece haber ingresado en un impasse desde que llegó Domínguez al edificio de Paseo Colón.
Pero hay una contracara a las restricciones para exportar: la necesidad imperiosa de la economía argentina de sumar dólares, algo que este mes comenzó a notarse a partir de una mayor venta de billetes por parte del Banco Central y una brecha cambiaria que volvió a ubicarse por arriba del 80% y refleja máxima tensión.
Economía dio una vuelta más al torniquete y limitó importaciones para frenar la salida de dólares. Pero eso tiene un límite porque se afecta la actividad económica puertas adentro: para producir se necesitan insumos y muchos vienen de afuera. Además, cerrar exportaciones para frenar la suba de precios es limitar el ingreso de dólares, una encerrona de la que el Gobierno por ahora no logra salir.