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El fuego y la necesidad de dejar ideologías de lado y actuar rápido

Los devastadores incendios ocurridos nuevamente en las sierras de Córdoba dispararon debates en múltiples direcciones, lo que obliga a pensar ya desde ahora una respuesta integral para buscar soluciones de fondo que tengan una fuerte raíz basada en el conocimiento acumulado por generaciones de pobladores y la ciencia. No se puede continuar abordando dramas humanos, económicos, ambientales, con sesgos ideológicos y discursos oportunistas. Los resultados son más que elocuentes.

Es hora de comenzar a construir respuestas sustentables que eviten las encerronas y que le brinden a la provincia la posibilidad de contar con un mejor manejo de sus recursos naturales y productivos. Las posiciones extremas están provocando un daño incalculable y reiterado.

Es imperioso revisar la normativa vigente, sumar aportes sectoriales y buscar la mejor receta que permita revertir el grave cuadro de situación.

No hay dudas de que Córdoba fue construyendo a lo largo de los años una buena capacidad de respuesta ante los grandes incendios forestales que se fueron sucediendo. Hoy es la provincia más equipada, como consecuencia de las grandes catástrofes sufridas en las zonas serranas. Sin embargo, el equipamiento, y sobre todo el recurso humano que aportan los cuarteles de bomberos que rápidamente se predisponen a batallar durante días, en condiciones realmente adversas y con alto riesgo, contra las llamas, es el efecto sobre el hecho consumado. Es hora de esforzarse por pasar del otro lado de la ecuación, del lado de la prevención. Allí todavía queda mucho por hacer. Y especialmente sobre el escenario de propagación del fuego. Es sabido que la provincia genera mucho material combustible con su naturaleza, pero hay zonas en las que es evidente que la carga podría ser reducida a partir de un cambio en el manejo y con eso se limitarían las posibilidades de multiplicación de las llamas.

Las entidades agropecuarias de la provincia volvieron a recordar esta semana la necesidad de generar una profunda reflexión colectiva sobre el ordenamiento territorial de la provincia, buscando un equilibrio sustentable con la naturaleza, guiados por la ciencia, las necesidades de nuestras comunidades y los saberes de sus pobladores, y hacia allí hay que avanzar con decisión.

La política debe nuevamente tomar este tema como prioridad y con la máxima seriedad para mejorar las normativas vigentes, pero dejando de lado todos los vicios que proliferaron esta semana en torno a la catástrofe que se vive en la provincia. No es hora de intentar llevar agua para ningún molino; es hora de arremangarse para trabajar en pos de un marco normativo que evite la reiteración de incendios de esta magnitud.

Es obvio que, partiendo de la base de que el 95% de estos episodios son generados por el hombre, ya sea por descuido o por dolo, hay también trabajo por realizar en ese sentido.Quien enciende un fuego intencionalmente propone un desafío para las normas penales, que deberían tener en la valoración de sus castigos los daños ocasionados, de enorme y múltiple magnitud.

Por último, para aquellos que lo perdieron todo, en lo material y en lo afectivo, las respuestas no pueden demorarse. Los productores afectados por los incendios perdieron animales, alambrados, infraestructura y hasta sus propias viviendas. Quedaron sin nada. Y quienes decidieron acercarse y tomar contacto con ellos pudieron ver de primera mano el dolor y la dimensión de las pérdidas.

Hay que hacer los mayores esfuerzos para que esto no vuelva a ocurrir, o al menos no en la magnitud de lo que se vio estos días.