El Estado se queda con casi el 50% del valor de una hectárea de soja o incluso algo más, dependiendo de si la explotación es sobre campo alquilado o propio. En dólares, eso implica que por cada 1.575 dólares que podría obtener en esa hectárea teniendo un rendimiento de 3,5 toneladas, al productor que alquila le quedan 37 dólares limpios y si la tierra es propia, 281 dólares.
Los cálculos fueron elaborados por el exdirigente ruralista y productor de Canals, Néstor Roulet.
Tanto el caso del que alquila como el del productor propietario del campo, parten del mismo punto de un valor bruto de 1.575 dólares por hectárea de soja al multiplicar el valor FOB por las 3,5 toneladas de la oleaginosa cosechada. Al sacarle retenciones, le quedarán a ambos US$ 1.055. A partir de allí las aguas se dividen por las diferentes ecuaciones: por ejemplo, uno tendrá US$ 509 de gastos y el otro US$ 834 porque se suma el alquiler.
Luego de recorrer las experiencias de estos dos modelos de productores, el trabajo remarca que el Estado recaudará en la campaña 2024/25 sólo por el cultivo de la soja unos 13.675 millones de dólares, esto representa un 52 % del ingreso bruto de dólares que dejará la oleaginosa este año.
El dueño de campo que alquiló a 15 quintales por hectárea (en zona núcleo), restándole el costo impositivo, le quedan 7,6 quintales (US$ 228,71 por hectárea). Si el valor del campo es de US$ 15.000 la hectárea, la renta es del 1,5 % anual.
El inquilino que invierte US$ 834 por hectárea tiene un resultado final de US$ 37,82 por hectárea, lo que implica una renta del 4,5 % del capital invertido, con todos los riesgos climáticos, biológicos y de mercado.
“El Estado se queda con el 52 % de los ingresos sin riesgo y sin inversiones, ya que no hay caminos rurales ni rutas acorde a la producción, ni obras de sistematizaciones hidráulicas, ni seguros de riesgos climáticos, ni seguridad de carga”, remarca el informe de Roulet.
Y agrega: “Al Estado le conviene el sistema de producción en campos alquilados, ya que con el mismo (suma de impuestos al inquilino y al arrendador) recauda un 6,5% más (US$ 784,82 por hectárea contra US$833,47), por lo que se entiende este esquema financiero sobre el productivo”.
Por otro lado, destaca que “el Estado al llevarse para sus arcas US$ 14.166.537.500 en los 17,3 millones de hectáreas sembradas, recauda un promedio de US$ 818,87 por hectárea. Lo que implica que a un valor promedio de US$ 15.000 la hectárea agrícola del país, se queda en forma anual con el 5,5% del valor de la tierra.