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Tras un año sin actividad, volvió a producir el taller protegido Tobar García

El espacio del departamento de Discapacidad del Municipio retomó el trabajo que se había frenado en pandemia. Indican que los afectó mucho el impacto económico y psicológico

Luego de mucho tiempo alejados de las máquinas y los equipos de producción, los operarios del Tobar García volvieron al trabajo, con muchos cuidados para no contagiarse del coronavirus, pero con la necesidad de retomar vínculos afectivos que generan estos espacios de trabajo en el espacio municipal.

Con el cambio de la estructura de las áreas, el taller protegido municipal Dra. Carolina Tobar García pasó a integrar la Secretaría de Educación y Culto, a cargo de Mercedes Novaira, mientras que sigue formando parte del trabajo del departamento de Discapacidad. Diego Martínez, coordinador del taller, dialogó con Puntal sobre lo que significó este regreso a las actividades luego de un año de tener el espacio frenado por la pandemia. Aseguró que es un gran desafío para coordinar la reincorporación de los grupos, considerando que son todos parte de grupos de riesgo ante el Covid-19. La producción de polietileno biodegradable, pastas y mermeladas vuelve de a poco a encauzarse con todo el protocolo de prevención que requiere.

“Se hicieron refacciones para poner en condiciones el edificio tras un año de inactividad y tanto operarios como auxiliares y transportistas, todos fueron testeados junto al personal administrativo como medida de prevención”, explicó el coordinador, quien indicó que los trabajadores fueron divididos en dos grupos y estarán trabajando en burbujas sanitarias. La primera comenzó esta semana y la próxima lo hará en dos semanas; en tanto, desde hoy se realizarán capacitaciones de seguridad e higiene para respetar los protocolos.

- ¿Cómo se sintió el impacto de un año sin actividades?

- La verdad es que fue muy negativo para nosotros, porque teníamos convenio con la Cámara de Almaceneros, y aunque cumplimos con algunos clientes, no contábamos con la materia prima porque no nos cotizaban lo que se hace en dólares, como es el polietileno y las frutas secas que vienen desde Mendoza. Además, no contábamos con todo el personal y la venta bajó mucho. Ahora creemos que con la posibilidad de reactivar podremos arrancar de nuevo y recuperar lo perdido.

En tanto, destacó que sobre los operarios se hizo un trabajo de contención por las redes sociales, para mantener una comunicación fluida con ellos. “Sabíamos que algunos estaban bastante complicados tanto en lo económico como lo psicológico, por eso tratamos de estar presentes y no desviarnos de nuestro objetivo, que es el trabajo, no transformarnos en un espacio de escuela o centro de día, por lo que brindamos algunas ayudas económicas y alimentarias para algunos de los operarios, se les siguió pagando las becas, pero no contábamos con los recursos como para volver y comprar toda la mercadería para retomar y arrancar pronto con la actividad”, sostuvo Martínez.

- ¿Se observaron retrocesos en el trabajo que se estaba realizando con los operarios?

- No, los que volvieron nos sorprendieron, porque arrancaron como siempre. Nosotros queríamos rescatar la experiencia de los operarios que hace como 40 años que están, y cuando volvieron parecía como si nunca hubiera pasado nada. Claro que las familias de algunos de los operarios tienen miedo de que se contagien al volver, pero hay otros que ya tienen la vacuna, y otros estuvieron siempre en la calle, como es el caso de los vendedores, que las familias no los podían contener aislados. Ahora, con todas las medidas de seguridad tratamos de acompañarlos para que vuelvan a su normalidad.

- ¿Cómo se dará el cronograma del regreso?

- Desde esta semana y hasta el 21 de marzo estará el primer grupo y dentro de 15 días serán reemplazados por el segundo, se intercalarán cada dos semanas. Esto lo haremos hasta que podamos ver que estamos en condiciones de volver todos con todas las medidas de seguridad. Es un edificio grande y podemos estar respetando los distanciamientos y trabajar tranquilos. De todas formas, es difícil que no puedan saludarse, abrazarse, compartir un desayuno o la media mañana.

Finalmente, Martínez explicó que más allá de los testeos, cada operario debió presentar un certificado médico en el que indicó que no corre riesgo ante el posible contagio de Covid-19 para volver a desempeñarse en el taller. “Esto responde a una normativa a nivel nacional que indica que todos los que están encuadrados en los grupos de riesgo, y si un médico considera que el operario puede ser afectado, no debe ingresar al Tobar García, al igual que el resto del personal”, dijo el coordinador y explicó que sus producciones vuelven a los 31 locales en los que se vendían por convenio previo a la pandemia.