Según el último relevamiento del Observatorio de la Cadena Láctea (Ocla) un año atrás se podía observar que “la diferencia entre el índice minorista y mayorista que releva Indec indicaba un interanual de 28,1 puntos porcentuales en favor de los minoristas (210,9% vs 182,8%). Para diciembre 2024 la situación se revirtió y los precios mayoristas de los lácteos, superaron en el interanual a los minoristas en 6,3 puntos”, señala el informe.
Ese proceso de reversión, donde los precios mayoristas les fueron ganando a los minoristas comenzó en noviembre de 2023 y se extendió hasta junio de 2024 (salvo enero 24). En julio prácticamente se igualan las subas y desde agosto a diciembre, los incrementos de los precios minoristas volvieron a superar a los mayoristas.
“Pensamos que este cambio se debe a una mayor presión de oferta en el mercado interno y la necesidad de bajar precios para tratar de revertir la fuertísima caída del consumo del primer semestre del año (-15%)”, explica el Ocla. Durante el año pasado, como ocurrió con la carne, los productos lácteos quedaron lejos de muchos bolsillos de los argentinos, que buscaron alternativas.
En suma, el índice mayorista de precios de los lácteos registró un aumento de 0,8% en diciembre de 2024 respecto del mes anterior, y se incrementó un 144,2% en el año, marcando en los lácteos un incremento interanual bastante superior al índice general y a la categoría de alimentos en los que se los incluye.
En los 5 años previos a 2024 se observaba un retraso importante en los precios mayoristas (salida de fábrica) con los minoristas (al consumidor), con tasas de diferencia superiores al 50% en algunos años. “Evidentemente el efecto control de precios que afectó el desenvolvimiento normal de la cadena en general, en particular, fue mucho más estricto en las listas de precios en salida de fábrica que en los precios en las góndolas”, sugirió el Ocla.