Valeria Edith Frankrajch, es licenciada en Higiene y Seguridad, y especialista en Higiene Ocupacional. Junto a otros dos profesionales desarrolló el trabajo "Evaluación de la exposición ocupacional a la radiación UV de origen solar", y próximamente formará parte de uno de los paneles de disertaciones en el marco del 10° Congreso Panamericano y el 5° Congreso Argentino de Higiene Ocupacional y Ambiental -que se llevará a cabo del 13 al 15 de octubre en el Hotel Quinto Centenario de la ciudad de Córdoba-.
En diálogo con Salud & Ciencia, la especialista informa sobre los riesgos de la exposición crónica a la radiación ultravioleta de origen solar y señala que entre las patologías se pueden observar daños tanto a nivel ocular como en la piel. “A nivel de la piel se presentan sequedad, manchas, foto envejecimiento, arrugas y cáncer de piel. Y a nivel ocular, que es mucho más sensible, encontramos cataratas, degeneración de la mácula, melanoma ocular y carcinoma de células escamosas, tanto en la córnea como en la conjuntiva”, precisó.
La lista evidencia que no se trata de un riesgo menor y que la falta de conocimiento y conciencia, hace que en Argentina la problemática todavía no adquiera la visibilidad suficiente en el campo de la salud ocupacional.
Dificultades normativas
En 2019, la Argentina reconoció a la radiación UV de origen solar como agente cancerígeno en su legislación. Sin embargo, la norma no vino acompañada de parámetros claros de exposición. “Cuando salió la norma en el año 2019 no se acompañó de ciertas definiciones. Entonces no hay un parámetro para definir exposición y no establece medidas correctas de prevención”, advierte.
Ante esa ausencia, desde la Asociación de Higienistas de la República Argentina(AHRA) se convocó al Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y al CONICET para trabajar de manera conjunta. “El Servicio Meteorológico Nacional cuenta con estaciones de medición distribuidas en diferentes regiones del país para monitorear diversos parámetros meteorológicos, incluida la radiación solar ultravioleta (RUV). Partiendo de esa base de datos, empezamos a analizar qué parámetros podían utilizarse para definir la exposición a nivel laboral”, relata la especialista.
Embed - Lic. Valeria Frankrajch - Esp. en Higiene Ocupacional
Ese esfuerzo dio como resultado un método pionero de análisis y prevención, que busca ser sencillo y aplicable para higienistas, servicios de seguridad e higiene, y medicina laboral.
Capacitación y conciencia
La falta de parámetros claros no solo dificulta la acción preventiva, también afecta el control de la salud. “La ausencia de definiciones hace que no exista una evaluación certera y un seguimiento a la salud a la salud del trabajador que permita la detección precoz de enfermedades profesionales”, subraya.
Ante esta carencia, el equipo de trabajo decidió enfocarse en la capacitación de profesionales y trabajadores. “Estamos tratando de capacitar a los profesionales de higiene ocupacional, de higiene y seguridad y de medicina laboral y afines, para generar conciencia del riesgo e iniciar la implementación de acciones preventivas”, sostuvo la licenciada Frankrajch.
El método elaborado por la AHRA se apoya en los datos del SMN y considera la ubicación geográfica, la intensidad de la radiación y el tiempo de exposición.
“El mapa hoy está disponible en la página web del Servicio Meteorológico. A partir de esos parámetros generamos un sistema de decisiones, de fácil uso, que permite orientar las medidas de prevención”, explica Frankrajch.
De esta manera, sectores como el trabajo rural o la construcción —donde la exposición solar es inevitable— pueden contar con una herramienta práctica para reducir y/o controlar el riesgo.
La cultura del bronceado
Uno de los ejes centrales es transformar la cultura de la exposición solar. “Tenemos que desandar el camino cultural desde donde asumimos que broncearse hace vernos bien. Puede que sí, pero no es saludable. A lo largo del tiempo ello nos pasa factura”, enfatiza la especialista.
Frankrajch recuerda que la radiación solar es de dosis acumulativa y que gran parte es absorbida entre la niñez y la adolescencia. Por eso, la educación temprana es crucial.
“Las dosis son acumulativas de por vida. La cultura, los conocimientos y la educación que uno acarrea son muy importantes”, dijo la profesional.
En el ámbito laboral, esto se traduce en medidas concretas: provisión de sombra, indumentaria adecuada, sombreros con cubre-cuello, gafas envolventes y capacitación.
La especialista se explaya sobre la confianza excesiva en el uso del protector solar, al señalar que “la protección solar generalmente se utiliza de forma incorrecta, por su aplicación insuficiente. Una capa fina no brinda la protección completa, y en trabajos al aire libre, con la sudoración, es necesario reforzar la aplicación cada una o dos horas, cosa que casi nunca sucede”, consideró.
En cambio, destaca la eficacia de la indumentaria laboral diseñada para protegernos de la radiación. “La indumentaria laboral es mucho más efectiva que el uso de protector solar. Equivale, en algunos casos, a un factor de protección solar 35. Contamos con poca normativa en Argentina al respecto, pero sí existen normas en otros países. Afortunadamente, en nuestro país, ya se empieza a ver la oferta de prendas específicas, incluso para la infancia”, sostuvo.
Consultada sobre la evolución en el futuro, Frankrajch es clara al señalar: “Necesitamos medir la eficacia del método a lo largo del tiempo, obtener resultados, hacer correcciones y mejorar los controles de salud que hoy no se realizan”.
El método está disponible de forma gratuita en la página de la AHRA e insta a que quienes lo apliquen hagan devoluciones de los resultados. “Ese intercambio permitirá generar estadísticas epidemiológicas robustas”, considera.
“Sin estudios epidemiológicos certeros no podemos dimensionar el problema. Hoy no hay datos sistematizados que reflejen el impacto de la radiación solar en la salud de los trabajadores argentinos”, reflexiona.
Hacia un cambio de paradigma
La entrevista con Valeria Edith Frankrajch revela la necesidad de un cambio profundo: de la naturalización del sol como algo inofensivo hacia la conciencia de que, en exceso, puede ser un agente laboral cancerígeno.
El trabajo interdisciplinario entre higienistas, meteorólogos y científicos se convierte en la clave para abrir camino en este tema. Mientras tanto, la capacitación, la cultura de la prevención y las medidas que se implementen aparecen como las mejores defensas para miles de trabajadores que todos los días enfrentan al sol como parte de su rutina laboral.