Todo empezó de manera modesta. Con conservas artesanales preparadas en la cocina de la madre de Emanuel, los fundadores de Godere recorrieron tribunales, hospitales y oficinas vendiendo sus productos de forma directa, sin intermediarios. Cada frasco era un primer paso hacia algo mayor. “Godere” —que significa “disfrutar” en italiano— no solo era un nombre sugerente, sino una declaración de principios: cocinar con placer, vender con propósito y construir comunidad.
El crecimiento no tardó en llegar. De producir apenas 20 frascos semanales, la demanda los empujó rápidamente a escalar. En pocos meses, ya preparaban más de 5.000 unidades. Esa primera experiencia los llevó a dar un salto clave: apostar por las pastas congeladas como nuevo producto insignia y formalizar su operación en una cocina industrial. “Ahí armamos ya una cocina oficial, más industrial. Fue un paso necesario para crecer y mantener la calidad”, recordó Florencia.
Hoy, Godere emplea a 17 personas y muchas de ellas forman parte del proyecto desde los inicios. En un rubro donde la rotación es habitual, esta continuidad habla de una construcción interna sólida. “Tenemos colaboradores que están hace casi 10 años. Entre los valores que sostienen el día a día, la comunidad se volvió una palabra clave. Se generó algo muy lindo, muy humano”, afirmó.
La empresa se sustenta sobre cuatro unidades comerciales que se integran entre sí:
Comida congelada: el corazón del negocio
Es su línea más potente. Elaboran pastas y platos caseros envasados al vacío, listos para freezar, con un enfoque artesanal y selección rigurosa de materias primas. En la carta figuran sorrentinos, canelones, tartas, empanadas, criollitos, sopas, medialunas y panes, entre otros.
Cada semana, la producción se ajusta a la demanda. “Lo que se cocina, se vende esa misma semana”, explicaron desde la marca. Los productos de Godere llegan a más de 20 puntos de venta en la ciudad de Córdoba, entre los que se destacan Supermercados Libertad, Super Mami y tiendas A Granel.
Local propio con cocina a la vista
Ubicado en Tristán Malbrán 4258, el espacio combina cafetería de especialidad, panadería, pastelería y un menú diario para almuerzos, desayunos y meriendas. Pero además, funciona como fábrica de los productos congelados, lo que le otorga un carácter particular: se cocina y se vende en el mismo lugar.
En ese microcosmos, los clientes pueden ver cómo se elabora la comida que luego consumen en sus casas o en el mismo local.
Catering a medida para eventos íntimos y masivos
Godere también ofrece servicios de catering para eventos privados, reuniones familiares o encuentros empresariales. “Nos gusta escuchar qué quieren, cómo es su familia o su empresa, y armar algo único para ellos. No tenemos un menú cerrado, nos gusta crear”, explicó Florencia.
Además, han participado en festivales y eventos de gran escala, donde alimentan a equipos técnicos, artistas y staff de producción.
Fábrica y desarrollo gastronómico
El costado industrial del negocio no solo abastece a su propio local, sino que les permite sostener la distribución a gran escala. En esta cocina se cuida el detalle como en una casa, pero con la eficiencia de una línea de producción. La sinergia entre las áreas es lo que permite que Godere funcione como un ecosistema más que como un negocio fragmentado.
Lo que viene: más puntos de venta y un nuevo local
El próximo paso será la apertura de una nueva sede en el barrio Villa Belgrano. Aunque el proyecto entusiasma, también despierta cautela: “Nos da miedo crecer y perder esa cercanía que tanto nos identifica. Queremos que el nuevo espacio tenga la misma calidez”, confesaron.
También planean seguir sumando bocas de venta para sus congelados y, a mediano plazo, proyectan desembarcar en otras provincias. Esa expansión implicará revisar su logística y adaptar el modelo operativo a una escala más amplia.
Mientras tanto, se mantienen fieles a una filosofía que los guía desde el primer frasco de conserva: “Para nosotros, cada cliente es como alguien querido. Siempre decimos: ‘Hacé todo como si tu mamá estuviera sentada ahí’. Y eso nos guía todos los días”.
En una Córdoba cada vez más vibrante en términos de innovación y cultura emprendedora, la historia de Godere se cocina con paciencia, ingredientes nobles y una receta que combina trabajo en equipo, visión y mucha identidad local.