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El trigo, en su mejor momento, pero las intervenciones en los mercados generan nubarrones

El cultivo vive un gran año que cerrará con cosecha récord y precios elevados, lo que dará un aporte muy importante de dólares a la economía, muchos más de los esperados hasta hace algunos meses

El trigo va camino a superar por primera vez en la historia las 22 millones de toneladas cosechadas en Argentina, con lotes que siguen sorprendiendo por los rendimientos alcanzados, y todo en coincidencia con muy buenos niveles de precios internacionales que aseguran una inyección de dólares muy importante para un período del año de baja en la liquidación de exportaciones. El trigo siempre fue un medio para llegar hasta la cosecha gruesa del trimestre abril-junio. Un puente.

Pero este año los planetas se alinearon y el cultivo que le dio al país el mote de granero del mundo volvió a brillar, a relucir su dorado.

Sin embargo, en la cadena triguera advierten pronósticos de tormenta provenientes de las decisiones políticas tomadas por el Gobierno en las últimas semanas y que confirman el establecimiento de cupos de exportación que se van a ir habilitando conforme lo crea necesario la autoridad de aplicación. Un mecanismo que ya tuvo vigencia en Argentina hace una década atrás y que terminó con la peor campaña para ese cereal en 100 años. Por eso, más allá del gran momento que vive el cultivo, las voces que alertan sobre el posible futuro llaman a no embriagarse.

“Cuando se generan este tipo de regulaciones de los mercados termina generando una mayor discrecionalidad y las cosas terminan mal. Y los que pierden son siempre los productores porque están atomizados, no tienen poder de fuego digamos y termina siendo un desaliento al mediano plazo que termina con menor apuesta por los cultivos, pensando en la tecnología que se aplica y las hectáreas que se siembran. Ya lo vimos a esto y por eso lo podemos decir con fundamentos”, explicó Miguel Cané, presidente de Argentrigo.

El directivo de una de las 4 cadenas granarias del país recordó que “en 2011 se sembraron apenas 3 millones de hectáreas cuando este año se sembraron 6,7 millones, es decir que en aquel momento fue menos de la mitad que ahora. En ese momento hacía 100 años que no se sembraba tan poco. Y al final hubo escasez de trigo y entonces los precios se desacoplaron al revés porque aumentaron. Teníamos el trigo más caro del mundo. Es la prueba más clara de que este tipo de intervenciones no dan buenas resultados”, remarcó Cané.

Con respecto a los efectos sobre los precios internos, el directivo de Argentrigo explicó que “cuando no hay posibilidades de exportación, porque no hay cupos, se produce un desacople de precios respecto a los internacionales. Y claramente se benefician los compradores, que pueden ser los exportadores que adquieren ahí las toneladas que necesitan y después esperan a que se reabran las exportaciones para hacer un negocio lleno. Pero lo que en realidad pienso es que la cadena no lo quiere a esto porque sabe como terminó antes y lo que pasó cuando se achica tanto la producción. En ese momento, cuando se achica tanto, todos terminamos perjudicados. Por eso lo que hay que hacer es hacerle entender al Gobierno que son medidas contraproducentes para el objetivo que queremos lograr. Y por otro lado está recontra probado que el precio del trigo implica no más del 15% de los costos del pan. La mayor parte de los costos vienen de la mano de obra o de la energía. Eso implica que se genera todo un malestar en la cadena y perjuicios al futuro sin sentido. Lo que necesitamos es más incentivos, más inversión, más tecnología, más producción”, reclamó Cané.

¿Entonces tampoco son medidas efectivas para el objetivo que buscan?

Está clarísimo que luego de generar estos perjuicios tampoco logran el objetivo que es frenar la suba de los precios del pan u otro derivado. Pero se insiste con estos manotazos de ahogado porque no atacan las verdaderas causas de la inflación.

¿Cómo es la relación con el Ministerio de Agricultura?

Nosotros venimos trabajando en mesas sectoriales con el Ministerio y desde ahí también hubo una expresión en contra de las intervenciones; porque de alguna manera también quisieron dejarlas pegadas a la decisión de la Resolución 276 y no fue así. Y el ministro Domínguez dejó en claro que iba a alentar la producción, que iba a trabajar para eliminar el intervencionismo, pero bueno estas decisiones van en otra dirección.

Mientras tanto hay campaña récord, histórica...

La campaña récord por ahí enmascara estas cosas. Por un lado tenemos precios muy buenos en este momento, y por el otro lado hay una producción muy importante en el país y muchos de los productores encuentran cosechas mayores a las esperadas. Y todo eso puede enmascarar y disimular el proceso de desaliento a la producción que generan estas medidas. Y además, el productor ya está pensando en la campaña que viene, con insumos que aumentaron el 100% en muchos casos y además se sabe que los precios altos se van a corregir en algún momento cuando los países productores aumenten sus volúmenes.

Alcanzarán las 22 millones de toneladas, nunca visto...

Parecería ser que sí, que vamos a estar en torno a las 22 millones de toneladas. Es un número muy importante, es un número récord en nuestra historia.

¿Cómo se explica eso?

En el anterior Gobierno de este mismo signo político hubo muchas restricciones, cupos, limitaciones todo lo que terminó con una fuerte caída de producción. Después con el cambio de administración se eliminaron las retenciones y hubo un resurgir del cultivo. Porque en todos esos años previos el desarrollo de la tecnología iba avanzando pero era poco aplicada acá. Muchos tienen al trigo como relleno en su estrategia de agricultura, y de pronto empezaron a usar más teconología y se comenzó a expandir la superficie. Y ahora pasó a ser un cultivo súper competitivo. Me parece que todo ese envión todavía lo vivimos, con aplicación de tecnología y ampliación de la siembra. Hay un rebote, una reacción positiva que podría comenzar a desalentarse con este tipo de medidas.