Un ranking internacional de universidades bajó la calificación que mantenía en los últimos años la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), como así también de la mayoría de las casas de altos estudios del país. Se trata de la nómina que sobre unas 24 mil instituciones educativas de todo el mundo confecciona la consultora británica Quacquarelli Symonds (QS), midiendo la reputación académica, la empleabilidad y el impacto de las investigaciones, y que en esta oportunidad cambió la metodología con la que ordenan a las universidades. En la reciente edición, cuyos resultados se dieron a conocer en los últimos días, la UNRC que ocupaba un puesto en la franja que va desde la ubicación 1001 al 1200 pasó a posicionarse con una proyección hacia el 2024 en la franja que va desde el puesto 1201 al 1400 del QS World University Rankings 2023.
La Universidad Nacional de Córdoba (UNC) también descendió en el ranking de posiciones, pasando de ubicar la franja del puesto 801 al 1000 a ubicarse entre el 951 y el 1000, en la proyección de este año. La mejor posicionada sigue siendo la Universidad de Buenos Aires (UBA), que si bien descendió, pasó del puesto 67 al 95, la mejor ubicación entre las argentinas. Le siguen la UCA que bajó del 323 al 514, la Austral que descendió del 432 al 520 y la de Palermo que pasó del 390 al 530. Entre las mil primeras también están las universidades de La Plata, Belgrano, ITBA, San Andrés, Di Tella y Rosario. Cabe destacar que la única que subió un poco de posición fue la Universidad de La Plata.
En tanto, por duodécimo año consecutivo, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) de los Estados Unidos, quedó en el primer puesto del ranking, y lo siguió la Universidad de Cambridge y la de Oxford, ambas del Reino Unido.
Las modificaciones
Según da cuenta un artículo publicado el pasado martes por el medio informativo Clarín, las universidades argentinas se vieron afectadas, principalmente, porque perdió peso en el ranking el indicador de cantidad de profesores por alumnos, en el que las instituciones locales están entre las líderes. Otro punto que las perjudica -advierte la publicación- es que sigue habiendo en el país poca producción científica comparada con otras universidades del mundo, ya que ninguna universidad argentina se ubica entre las primeras 1.000 en cuanto a impacto de la investigación. En ediciones anteriores, Puntal reflejó los inconvenientes que implica para la Universidad de Río Cuarto las demoras en los envíos para funcionamiento (una problemática extensiva a la mayoría de las universidades nacionales del país), lo que deja a las claras los obstáculos que encuentran los científicos al momento de encarar sus investigaciones.
Según explicó a Clarín el vicepresidente de QS, Ben Sowter, este año cambiaron la metodología del ranking para adaptarlo a “las nuevas tendencias sociales y a la evolución de los intereses de los estudiantes”.
“Para entender los cambios, hay que decir que la consultora británica Quacquarelli Symonds (QS) arma su ranking a partir de distintos indicadores con diferente peso cada uno. Hasta el año pasado eran seis: reputación académica (30% de peso), reputación de los empleadores (15%), cantidad de profesores por alumnos (20%), producción científica (20%), profesores internacionales (5%) y estudiantes internacionales (5%)”, consigna el artículo periodístico.
Y agrega: “Este año, reputación académica y profesores por alumno perdieron 10 puntos porcentuales de peso cada uno, la reputación de empleadores sumó 5 y se agregaron tres nuevos indicadores, con 5 puntos cada uno: sustentabilidad, empleabilidad y red internacional de investigación.
Con respecto a la escasa investigación científica en el país, dijeron que desde la UBA vienen advirtiendo hace años que es difícil mantener la performance del sistema científico y tecnológico argentino si no se logra que la inversión se mantenga o crezca en términos de una moneda dura”.
Desde la Universidad de Buenos Aires resaltaron al medio porteño que la mayor parte de los costos de las investigaciones son en dólares. “No solo los insumos: hasta el software o los servicios que hay que contratar. Hay investigadores que terminan un programa de 2 o 3 años y, aunque el paper es aprobado por pares, no pueden publicarlo en revistas especializadas porque te cobran hasta 8.000 dólares la publicación. Esto después impacta en rankings como el QS”, le dijeron a Clarín.
En ese marco, señalaron que los rankings tienen otra debilidad y es que no captura la tarea que hacen las universidades en términos de extensión o servicios para la comunidad y las argentinas están entre las que más se ocupan de esto.