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Las tiendas casi no ponen precios en las vidrieras porque no dan abasto

En los últimos días fueron quedando pocos locales comerciales con carteles en pesos colocados en cada producto. El cambio se debe a la modificación constante de las listas que reciben de parte de los proveedores

“No hay forma de tener precios ni en la vidriera ni mucho menos dentro del local. No alcanzaríamos a terminar de cambiar todos que tendríamos que comenzar de nuevo”, se sinceró un comerciante del microcentro al explicar por qué ya no había carteles puestos sobre la ropa colocada en el frente del negocio.

Eso generó en las últimas dos semanas un cambio en la atención a los clientes, a los pocos que ingresan a los comercios. Es que sin valores en los artículos es necesaria una asistencia constante porque las personas recorren los locales sin posibilidad de saber el valor de lo que ven. “Hay que estar encima todo el tiempo, eso es una demanda constante. Pero no queda otra porque cambiar precios es imposible con miles de artículos que tenemos en exhibición”, agregó el comerciante.

La tendencia es generalizada y se observa a simple vista en un recorrido por el centro riocuartense. “Nosotros tratamos de tener toda la ropa con precio porque la gente entra y va mirando lo que le gusta y observando los precios, pero en estas últimas semanas se volvió un trabajo cada vez más exigente. Estamos con mucho tiempo dedicado a esa tarea, que un tiempo atrás no estaba”, admitió Pablo Dama, en su local Feria Mayor.

A pocos metros de allí, sobre Vélez Sarsfield, Rubén Terreno, de la tienda Tercer Mundo, destacó: “Hay listas nuevas de proveedores que hacen imposible tener la ropa con precio, no daríamos abasto. Eso obliga a que cada cliente que ingresa lo tengamos que guiar con lo que vale cada prenda”.

Los comerciantes admiten que “a los clientes les gusta saber cuánto cuesta lo que están viendo, recorrer el local y cuando tienen un pantallazo general decidir en base a gusto y precio. Pero es una tarea que antes hacían solos, recorriendo el negocio, y hoy necesitan de la asistencia”.

Hay otro punto en el que las opiniones son unánimes: “Son días de muchísima ansiedad y preocupación porque está todo muy confuso, se pierden todas las referencias y hay mucho riesgo para el comerciante”.

También admiten: “Más allá de que el movimiento se dé en el blue, y a pesar de lo que muchos dicen que ese valor no impacta en la economía, vemos con claridad que aunque sea parcialmente se traslada a los precios”, dijo Gustavo Sacchetta, prosecretario del Cecis. “Uno de los problemas más graves de estos momentos es conocer el precio de reposición de lo que se vende y es ahí donde se pierde la referencia”, agregó Sacchetta, que aclaró que muchos mayoristas o importadores no tienen precio de la mercadería.

Dama remarcó que en los últimos 10 días recibió tres listas de precios diferentes de un mismo proveedor y que ya no existe ninguna financiación: “La ropa se compra al contado y comprar para una temporada es muy costoso. Antes había cuenta corriente o valores. Todo desapareció”, indicó.

Terreno dio un ejemplo de lo que ocurrió en los últimos días: “Una campera que la semana pasada costaba $ 69 mil ahora pasó a $ 89 mil”. Y sumó un dato final: “Para los locales que alquilan y renuevan en estos días, el nuevo valor casi los condena a cerrar”.

El deterioro de los bolsillos se siente en el Mercado de Abasto

El deterioro del bolsillo de los riocuartenses comenzó a sentirse ya hace algunas semanas en el Mercado de Abasto con una menor demanda de productos. Esto, a su vez, se convirtió en un factor clave para contener la escalada de precios, que no se está dando como ocurre en otros rubros, ni siquiera en frutas importadas como la banana de Ecuador, Brasil o Paraguay.

Ernesto Guevara, presidente del directorio del Mercado de Abasto, trazó una descripción gráfica de lo que ocurre en el predio concentrador de frutas y hortalizas: “Tal vez la cantidad de gente que viene todos los días a comprar sea la misma, pero lo que vemos es que cargan menos mercadería y eso hace que el trabajo se termine antes y que la gente pueda trabajar a otro ritmo o bien tenga más tiempo libre”, explicó.

En ese sentido, Guevara añadió: “La menor demanda que se observa permite contener los precios, incluso en productos importados. Lo vemos con los productos que por ahí están recién entrando en temporada, como los cítricos, que no están caros”.