Mientras la discusión sobre qué hacer con las empresas públicas o de participación mayoritaria del Estado, como Aerolíneas Argentinas e YPF, asoma en el horizonte una muy particular asociada al desarrollo satelital y de comunicaciones: Arsat, que a su vez vende servicios y no figura entre las que tienen balances en rojo.
Esteban Carranza, titular de la riocuartense Ascentio, es especialista en la materia y asegura que Arsat debería al menos tener una valoración particular que exceda lo estrictamente económico, porque incluye temas y áreas sensibles para la seguridad y la soberanía nacional.
“Lo primero es que creo firmemente que la ciencia aplicada o ciencia y tecnología, quitando el tema de la ciencia básica que es absolutamente necesaria, deben ser parte de la agenda del país. Y además hoy es un tema que entró fuertemente en la agenda de cualquier organización social. Pensemos que en la Edad Media, discusiones como salud pública, educación y transporte no existían, pero la sociedad avanzó y en algún momento eso comenzó a aparecer. Creo que están dadas las condiciones para discutir si en este momento la ciencia y la tecnología no tienen que formar parte de una agenda. Mi posición es que sí, claramente”, destacó a modo de introducción el ingeniero riocuartense que con su empresa participó del lanzamiento de los últimos satélites nacionales.
“En ese contexto yo miro a Arsat como el ejemplo genuino de que el Gobierno ponía en agenda temas de tecnología. Por supuesto que se pueden discutir muchas cosas que se pueden considerar mal hechas o innecesarias en este tiempo, pero pienso en superar ese debate. Arsat comienza con el desafío de ocupar una posición en la órbita geoestacionaria que es un recurso finito, y es la órbita necesaria para hacer comunicación. Todos los emprendimientos de comunicaciones serios hablan de una etapa geoestacional. Por ejemplo, la antena de DirecTV, que vemos en las casas, están fijas apuntando a un satélite geoestacionario. Si el satélite se coloca en otro lugar, todas las antenas deberían moverse para poder tener conexión. Es una de las pocas legislaciones a nivel espacial que existe; es decir, para colocar un satélite hay que negociar con Naciones Unidas y con el Ente que regula las telecomunicaciones. No todos los países tienen licencia y Argentina ya la tenía y la habíamos usado en su momento con el Nahuel Sat que era un satélite fabricado completamente en Francia. Sirvió muchísimo esa compra para adquirir conocimiento y capacitar gente. Buena parte del recurso humano de Arsat hoy está constituido por personas que se formaron alrededor de ese satélite”, recordó Carranza.
El ingeniero de la UNRC, remarcó además que “durante el gobierno de Néstor Kirchner aparece la oportunidad de una licencia nueva y había que usarla; por eso en ese momento se decidió conformar una empresa pública que tuviera la misión concreta de poner en órbita ese satélite y con la idea de desarrollarse en ese sentido. Y entonces, cuando se coloca el Arsat 1 eso nos posicionó como uno de los 9 países del mundo que habían logrado construir y poner en órbita el satélite geoestacional”, enfatizó.
¿Aparte de los satélites, qué otras cosas hace Arsat?
Luego del lazamiento, Arsat concretó una red de fibra óptica basada en el despliegue de fibra que realizaban operadores privados más algunos proyectos propios. Con esto se llegó a capilarizar la fibra a lugares en donde nunca hubiese llegado de otra manera. Así, hoy el país tiene la capacidad de abastecerse de una comunicación bajo la hipótesis de conflicto o alguna contingencia climática extrema, por ejemplo, sin depender de terceros. Eso siguió con la Televisión Digital Abierta que es una red de repetidoras de altísima calidad que da cobertura y posibilidades de que el Estado tenga injerencia en un medio masivo de comunicación de alta calidad y con distribución con mirada social, ya que también llega a lugares que de otra manera sería inviable. Por último, hay que destacar un data center muy importante, grande y moderno, imponente en términos tecnológicos, que le da capacidad de tener hardware donde desplegar aplicaciones para servicios informáticos estatales. Ahí está basado todo lo que usa el Gobierno central, Afip y otros organismos, por ejemplo. Esa es la infraestructura que se usó también para Conectar Igualdad o para las aplicaciones sanitarias en momentos del Covid-19 como “Cuidar”.
Por lo cual pasa a ser una empresa estratégica…
En el fondo la discusión es si tenemos que tener infraestructura de estas características para ser soberano, independiente e inmune ante hipótesis de conflicto, para cuestiones básicas de comunicación; mi punto de vista es que sí. Mirar a Arsat, sólo por los beneficios económicos me parece una mirada incompleta y mal enfocada. De todos modos no hablamos de una empresa deficitaria sino que es una empresa que vende servicios y tiene ingresos importantes, y no sólo en nuestro país. Seguramente podría ser más eficiente, pero no creo que hoy sea una carga desde lo económico, ni mucho menos. Habría que ser precavido en el modo de evaluación a la hora de tomar decisiones, entendiendo incluso que estamos en crisis y que tal vez hasta haya ofertas muy importantes por la empresa; pero justamente eso debería hacernos pensar por qué llegarían propuestas de ese tipo. Yo no decidiría desprenderme de esto, o evaluaría al menos un camino intermedio en todo caso.
las más leídas
Temas
Te puede interesar
- Se trata de la ingeniera Anabel Cisneros
-
-

