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Graciela y Sergio sellaron un amor de 20 años y finalmente dieron el sí

Se conocieron cuando eran adolescentes y cursaban en el Colegio Luciérnagas. Fueron amigos, novios y ahora están conviviendo. Creen que cumplieron un sueño y que es el mejor regalo que se pudieron dar como pareja

Graciela y Sergio sellaron su historia de amor ayer, cuando contrajeron matrimonio en el Registro Civil de Banda Norte, después de 20 años de noviazgo. Se conocieron cuando eran adolescentes y cursaban en el Colegio Luciérnagas y, después de pasar por más de una dificultad, decidieron que el casamiento era el mejor regalo que se podían hacer.

Graciela Ferreyra (38) y Sergio Quevedo (40) se conocieron cuando cursaban en el Colegio Luciérnagas. Se hicieron amigos y un tiempo después ya eran novios. Ella tenía 15 años.

Después, irían afianzando esa relación, al punto de que llegó un momento en el que decidieron empezar a convivir. Una aventura que ya tiene varios años y que les permitió a ambos “conocer todos los puntos” del otro, según cuenta Sergio.

Y, al cabo de 20 años juntos, ayer dieron un paso más para sellar su amor con un nuevo compromiso. “Hoy, justamente, cumplo 38 años, así que también es un regalo para mí el hecho de casarnos”, admite Graciela.

La idea de unir la fecha de cumpleaños con la del casamiento fue de mutuo acuerdo.

Pero cada uno lo vive a su modo. Para Sergio, es una ofrenda. “Ella se va a tener que acordar por el resto de su vida, porque esto es por única vez”, confiesa.

“Para mí, el mejor agradecimiento que le puedo dar es la unión que hemos tomado, para que sepa que mi amor es de verdad”, completa un Sergio emocionado.

A prueba de dificultades

Los familiares sienten orgullo de este amor a prueba de dificultades y tanto ellos como los flamantes esposos quieren que se conozca su historia.

Graciela tiene hidrocefalia y, a partir de este cuadro, le debieron implantar una válvula de derivación para regular la presión intracraneal. Hace tiempo que usa este artefacto y también ha pasado más de una crisis causada por la enfermedad.

Los familiares recuerdan que, en más de una oportunidad, quedó en estado vegetativo pero, en todas y cada una, se recuperó y tuvo que aprenderlo todo de nuevo, incluso caminar.

Sergio, que estrena ahora su rol de esposo y que la acompaña desde adolescente, se reconoce con problemas de aprendizaje y motrices. Y no oculta su orgullo por haberse sobrepuesto a ellos.

“Asumí que estoy a la altura de cualquiera y no tengo nada que esconder. Estoy muy satisfecho de estar donde estoy y de ser la persona que soy”, expresa él.

El mismo deseo

“La idea de casarnos es de mutuo acuerdo. Los dos teníamos el mismo deseo. En chiste, él siempre me preguntaba: "¿Cuándo nos vamos a casar?" y al final ahora llegó el momento. También nuestros amigos nos preguntaban lo mismo”, comenta Graciela.

Y agrega: “Todo a su tiempo, al final llegó el día. Cuando les dijimos que nos casábamos, no lo podían creer”.

Sergio confiesa que estuvieron con algunas dudas, pero no sobre la decisión que tomaron, sino barajando distintas fechas. Hasta que al final lo sincronizaron con el cumpleaños 38 de Graciela.

Orgullo

“Salió justo y se pudo dar. Esperamos ser más felices y que lo nuestro perdure más tiempo todavía de lo que nosotros pensábamos”, comenta Sergio, que en ningún momento oculta su alegría por el compromiso que acaba de asumir.

En la familia, en el grupo de amigos de ambos, no dejan de hacer demostraciones de afecto, de felicidad por el momento de ellos. Valeria, hermana de Graciela, siente orgullo, al punto de que se le “infla el pecho”.