La mayoría de las personas que llegan a una institución de salud no lo hacen porque quieren, sin embargo lo que vivan allí dentro será crucial para sus vidas. Desde al menos seis años, el Grupo Instituto Médico Río Cuarto (GIMRC) viene delineando un trabajo de remodelación, separación, adaptación y ambientación de espacios para la seguridad del paciente. La luz con la que trabaja el personal de salud, la ventana que tiene el paciente en su internación para ver la luz del día, la pintura que ve cuando espera ser atendido, los accesos, los pisos, la entrada, la salida, todo tiene un impacto en la experiencia que viven miles de personas en una institución sanitaria.
Sandra Fernández (SF) es coordinadora de política institucional de Grupo Instituto Medico Río Cuarto, con 18 años de trayectoria en esa institución. Hernán Giménez (HG) es arquitecto (UBA) especializado en instalaciones de salud, desde 2008 se dedica plenamente a espacios de salud y arquitectura hospitalaria, es evaluador de calidad y seguridad del paciente para ITAES, una institución que acredita centros de salud en calidad y seguridad. Durante su carrera lleva evaluadas unas 50 instituciones de salud tanto en Argentina como en el exterior. Desde Salud & Ciencia hablamos con ellos ya que juntos, y con muchísimas personas más, forman el equipo que hoy trabaja sobre las instalaciones de GIMRC, ella en diseño y ambientación y él en lo arquitectónico.
El proyecto de reformar el IMRC comenzó cuando se crea CEPIM, el Centro dedicado exclusivamente a pediatría, y que tiene sus instalaciones por fuera de la infraestructura principal del Instituto, y de esto datan unos seis años.
“Esto es una corriente muy fuerte que comenzó en España, todos piensan que tiene que ver con las relaciones interpersonales, el buen trato, el respeto al paciente, y obviamente que esa es la base, pero no es la única arista. Las otras patas de la humanización tienen que ver con los espacios, la arquitectura, la accesibilidad, con los colores, la luz y con que el paciente se sienta bien en un espacio a donde seguramente no va por elección, salvo que vayas por un control”, comienza diciendo Sandra Fernández.
Además señaló que “humanizar la salud es un proceso y desde entonces estamos llevándolo adelante, algunos al principio pensaban que estaba medio loca por intervenir los espacios con arte, y desde ese momento comenzó lo de ‘Artesanía en salud’, comenzamos a intervenir los espacios con arte de artistas locales. Para mí es un proyecto muy querido. Esto es una mirada absolutamente hacia el paciente. Hace algunos años la OMS comenzó a hablar sobre el arte en salud, sobre la importancia de intervenir los espacios con arte para una visión de la salud global, donde el paciente es un todo, para lograr un ambiente curativo”.
A su turno, Hernán Giménez explicó que su trabajo es de asesoramiento en lo que es arquitectura hospitalaria y también lleva adelante proyectos, remodelaciones, obras, y más.
¿Qué es la seguridad del paciente?
HG: Se trata de procesos, de protocolos, de situaciones, en las que el paciente puede ser dañado mucho, poco o nada; a través de un ambiente contaminado, un ambiente que tenga pisos resbaladizos, un procedimiento de un enfermero que realiza alguna práctica sobre el paciente sin la iluminación adecuada. Por eso tenemos que mirarlo desde lo holístico, la atención general y lo global, del todo, es la simbiosis entre todas las partes que hacen un todo, pero las partes por sí solas no funcionan.
¿Cómo conjugaron arquitectura y arte?
HG: Cuando uno entra dentro de los procesos de desarrollo y diseño es importante conjugar todas las necesidades para lograr esos entornos donde está el arte. El arte tiene que ver con la recuperación del paciente, entendemos que hay un concepto básico y es que el espacio es un estímulo que incide en la conducta humana, de ahí tenés la posibilidad de desarrollar elementos para que el paciente se recupere más rápido o no, el arte tiene que ver con ese estímulo y con el buen estar, con el bienestar, con las buenas visuales, con recuperarse, ese estimulo te levanta. Tiene que ver con colores, iluminación, imágenes y espacialidad.
¿Cómo plantearon esos espacios?
SF: Por ejemplo cuando comenzamos con el centro de pediatría, la meta fue verlo desde una mamá que estuvo en una sala de espera de pediatría, qué necesito yo como mamá cuando llevo a mi hijo. Ahí se pensó en intervenir las paredes, hay libros, y se planteó como si fuese la entrada a un bosque, se convocó para ese lugar a una artista local, Marijó Solaro, que intervino con materiales atóxicos toda una pared. Y después en otros espacios seguimos convocando a artistas y gente local.
¿Cómo es el abordaje cuando hay que unir remodelación y funcionamiento al mismo tiempo?
HG: El IMRC nació como un edificio para la salud, fue diseñado para eso, tiene elementos que son conceptos básicos de un edificio para la salud, obviamente con conceptos de hace 40 o 50 años, hoy las tecnologías han cambiado mucho. En los últimos 10 o 15 años los materiales han cambiado, tenemos que tener en cuenta que el material tiene como característica la de responder a la funcionalidad del espacio, eso se ha incorporado a la arquitectura en los últimos 20 años, la flexibilidad de los materiales te permite tener un edificio dinámico. Un hospital o un sanatorio son edificios dinámicos, tienen mucho movimiento. Es complejo trabajar dentro de un edificio funcionando sin entorpecer el desarrollo operativo de la institución, que tiene que seguir funcionando y prestando un buen nivel de servicio.
En esa conjunción también entra el paciente…
HG: En eso tiene una alta relevancia la comunicación, el paciente o el cliente que se acerca tiene que saber que está dentro de un espacio intervenido, a veces no se le puede brindar el espacio adecuado, falta un pedazo de cielo raso, hay humedades, es complejo el tema; a pesar que hay un equipo enorme de gente trabajando acá, el paciente llega y solo ve ese problema y no sabe que hay 50 personas detrás de eso trabajando hace una semana y no lo pueden resolver. Cuando hablo de seguridad del paciente, él tiene que saber esas cosas, pero a veces no lo entienden.
¿En qué estado está el proyecto actualmente?
SF: El CEPIM ya está funcionando, después hicimos otro proyecto que se llama Campanas en Salud que también está en otras partes del mundo, es en el sector de oncología, es una campana que ya está colocada con el aval de los médicos para aquellos que terminan su tratamiento oncológico, ellos tocan tres veces la campana, es un acto simple pero que ha dado resultados inesperados, son pequeños cambios que dan esperanza. En este momento estamos terminando la parte nueva de Diagnóstico por imágenes en el sector Jaime Gil. Estamos también adaptando toda la cartelería en sistema Braille. Y está por finalizar el centro de investigaciones de IMRC pegado a CEPIM sobre calle Irigoyen. También tenemos la nueva UTI Neo para cuidados intensivos pediátricos con todo lo que necesita la familia.
¿Qué mediciones hay del impacto de los espacios en la recuperación del paciente?
HG: Hay mediciones en áreas críticas, por ejemplo está comprobado que las terapias abiertas hacen que el paciente se recupere más rápido, en lugar de estar 6 o 7dias, está 4 o 3. También es favorable cuando tienen un familiar al lado que lo toca, le habla, el olor influye, que el paciente se despierte y vea la luz del día para tener una sensación temporal-espacial. Son cuestiones físico-funcionales, sociales, bio-ambientales, porque se mezcla todo. Todo eso hace que los pacientes se recuperen más rápido, que tengan menos infecciones cruzadas, que el personal trabaje de manera más efectiva y no tan tensionado.
Por: Fernanda Bireni