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Un feedlot escuela y centro de investigación para Latinoamérica

Está ubicado a 14 kilómetros de Jesús María y cuenta con 15 mil cabezas, pero ingresó en una nueva fase de expansión para otras 5 mil

Pese a que el sector no atraviesa hoy un buen momento debido a que los últimos anuncios del Gobierno en materia de exportaciones de carne y posibles ajustes a las retenciones inundaron de incertidumbre al sector y llevó a muchos productores a echar animales al campo antes que enviarlos al feedlot, las apuestas por el desarrollo ganadero siguen adelante.

En el norte cordobés, donde este tipo de emprendimientos asociados desde hace un tiempo a buenas prácticas y economías circulares son cada vez más frecuentes, la empresa Biofarma inauguró un Centro Experimental de Nutrición Animal (Cenab) que es un lugar de capacitación, de investigación y de producción, con 15 mil cabezas de ganado.

En abril comenzó a encerrar animales allí y al mes siguiente llegó el anuncio del Gobierno del cierre total de exportaciones. No fue el mejor comienzo, sin embargo, las tres patas sobre las que se fundó la iniciativa están a plena marcha.

La empresa tiene además una pata fuerte de producción de alimentos balanceados, que son exportados al mundo, en Río Cuarto, en el predio del Parque Industrial Humberto Illia. Cerca, en Carnerillo, inauguró un centro de producción e investigación en cerdos. Ahora le sumó algo similar en bovinos, para lo que no hay mucho antecedente en el país.

“Tenemos una división agrícola muy importante que estaba generando un excedente de maíz muy grande. Y eso empujó también a este proyecto que lo teníamos desde hace mucho tiempo, con eje en la investigación. Nosotros en cerdos tenemos una experiencia muy positiva con una granja experimental que tenemos en Carnerillo donde tenemos muchos trabajos publicados y nos dio muchas satisfacciones. Y siempre tuvimos como proyecto armar algo experimental en bovinos también donde prácticamente no hay casi nada en Argentina y así empezamos a trabajar hace 3 años”, contó el titular de la empresa, Marcelo Vilosio.

Y remarcó: “Primero fue la parte experimental y después con la disponibilidad de cereal que teníamos le dimos una escala a la parte comercial que fue acompañando. Hoy el Cenab tiene tres actividades centrales: capacitación, investigación y producción”.

En cuanto a la capacitación la firma creó programas diversos orientados a jóvenes profesionales y a todos los que quieran ampliar sus conocimientos en producción intensiva de carne. Apunta especialmente a estudiantes avanzados por lo que la empresa tiene distintos convenios con universidades del país y del extranjero. Allí se hace especial foco en los aspectos prácticos aprovechando las capacidades productivas del establecimiento. Hay una sala de capacitación y hasta alojamiento para los estudiantes.

En cuanto a la investigación, el área está constituida por cuatro módulos independientes, cada uno con diferentes características.

El módulo experimental tiene un sector con comederos inteligentes, especial para la evaluación de reproductores. Luego, un pequeño feedlot con las mismas condiciones que se encuentran en el nivel de gran escala o de producción.

En tanto que el área de producción cuenta con 50 corrales de engorde para 11 mil cabezas.Cada corral cuenta con 50 metros de frente de comedero y un bebedero central y 4,4 metros de piso. Están preparados para juntar la bosta y cuentan con un sistema de riego para combatir el estrés térmico. El agua corre hasta la represa de decantación.

En el área de alimentación se encuentra el laboratorio central donde se realiza la recepción de materia prima y controles de calidad. Hay también una planta de acopio para recibir cereales y destinarlos a la planta de procesamiento que dispone de un molino a martillo.

Los desechos de los bovinos terminan alimentando un biodigestor que se utiliza para alimentar la caldera utilizada para el rolado del maíz al vapor y por otro lado, un grupo electrógeno para producir la energía eléctrica de toda la planta. Los excedentes se comercializan. Además, se genera n 10 toneladas diarias de fertilizante orgánico que vuelve al sistema incorporandose al suelo y reemplazando el uso de fertilizantes químicos.

“En cuanto a la capacitación, hay pasantías de 3 meses en el establecimiento. Es un curso de capacitación en producción intensiva de carne, gestión de feedlot, que comienza en marzo con personas de Argentina y de afuera”, indicó Vilosio.

Y agregó: “La parte experimental es el alma del Cenab porque es muy diferencial en lo que se puede ver a nivel de Latinoamérica. Es un área experimental con más de 2.500 animales distribuidos en cuatro módulos independientes. Hacemos mucha investigación propia y vendemos servicios de investigación. Y eso está acompañado por una pata comercial que en una primera etapa era de 10 mil animales y hoy estamos terminando la segunda etapa para otros 3 mil. Hay en total 15 mil bovinos y tenemos en proyecto una tercera fase para 5 mil más en la primera mitad de 2022”.

¿Esto fue hecho en base a modelos de otras partes del mundo?

Recorrimos Estados Unidos y otros lugares del mundo para evaluar todo lo que más pudimos en investigación. Y la realidad de los americanos es muy distinta, por lo cual tuvimos que adaptar mucho. Copiamos poco. Lo que hicimos acá es muy particular, no se ve en otro lado, es con diseño propio.

La logística alimenticia y la calidad son claves, ¿Ahí tambiénhay experimentación?

Le metimos mucho esfuerzo a lo que es playa de comida, procesamiento de comida. Estamos probando todo el tiempo con alimentos y evaluando, aditivos, usos de raciones. Pensemos que un ensayo demora cuatro o cinco meses en finalizar. Y comenzamos a recibir animales en abril, por lo que recién ahora tenemos los primeros resultados.

Además trabajan con las asociaciones de las distintas razas...

Hicimos varios ensayos con el uso de concentrados proteicos que están terminando; procesamiento de granos que es muy bueno; y medimos reproductores para las asociaciones de Angus, Hereford, Brangus, Braford y Bonsmara. Medimos más de 400 toros de unas 70 cabañas de todo el país.

¿Cómo es eso?

Se hace una prueba que se llama consumo residual. Las instalaciones cuentan con comederos que miden a cada individuo. Cada animal tiene un chip y el comedero tiene una balanza y el equipo puede evaluar cuánto comió cada toro, en el momento que comió y entonces se puede sacar algo parecido a lo que es la conversión de alimentos de animal por animal. Es muy importante porque la genética argentina se basó en cuestiones fenotípicas durante muchos años.

¿Cada animal que ingresa al Centro tiene colocado un chip?

Cada animal que ingresa tiene su chip para contar con la mayor cantidad de información individual posible. La tecnología de identificación se está empezando a difundir en los feedlots con muy buen manejo porque permite que cuando se mueven animales de corral a corral no se pierda la trazabilidad. Cuando se unifican dos corrales, por ejemplo, en ese momento se pierde toda la información del corral. Podemos tener sobre cada jaula que sale o cada tropa que ingresa los resultados técnicos y económicos.

¿Qué expectativas tienen con esta iniciativa?

La producción primaria es un negocio con una tasa de rentabilidad, de retorno, lógico. En la capacitación vamos a hacer gran diferencia porque van a pasar por ahí una gran cantidad de personas que después van a estar trabajando en el mercado laboral. Pensemos que en 5 años pueden pasar 300 o 400 personas que van a capacitarse. Nosotros exportamos mucho a Latinoamérica y ahí la ganadería intensiva está recién surgiendo. Por eso tenemos muchas personas que están y que van a venir a capacitarse.

Marcelo Vilosio

¿Y la investigación?

Y la investigación es un nivel de servicio diferencial. Al servicio que se le puede dar a un cliente normal, que hacemos todos los días recorriendo, yendo al campo, explicando la parte técnica de lo que tiene que hacer, la investigación brinda un nivel de información que fundamentalmente permite una mejor toma de decisiones. Y eso no está tan disponible, y generalmente se traspoló lo que hacen los americanos que tienen condiciones distintas. Creemos que vamos a generar información con mucho valor para los clientes.

¿Cómo estamos en investigación en ganadería?

En investigación casi que Argentina no tiene, salvo algún esfuerzo desde el Inta pero con muy poca estructura. Brasil tiene mucho más. Esto que inauguramos acá es lo más importante por lo menos de América del Sur.

En lo que hace a la producción, ¿cómo está el negocio hoy?

El negocio del feedlot, desde el momento en que se limitaron las exportaciones, se complicó mucho. Hoy la invernada tiene valores que son incompatibles con el feedlot. La gente vende y no sabe qué hacer con los pesos y compra terneros a valores que son muy locos. Estos últimos dos meses estuvo muy complicado el negocio. Nosotros mantuvimos prácticamente lleno porque tenemos algunas ventajas como un establecimiento más eficiente que la media, pero con una estructura muy grande. Vamos a ver cómo nos va, realmente estos últimos dos meses fueron muy malos.

Afuera las señales siguen siendo positivas...

El mundo está en un momento espectacular, con una demanda monstruosa pero nosotros seguimos jugando al gato y al ratón como hace 20 años y dejando pasar oportunidades que no se pueden dejar pasar.

¿En qué momento los agarró el cierre de exportaciones y las restricciones a la carne?

No habíamos terminado de poblar cuando se cerraron las exportaciones. Es duro, muy complicado. Nosotros somos una empresa con un nivel de inversión muy grande, es una política nuestra. Y no reniego de eso, pero en realidad en Argentina tenés que mirar todo a muy largo plazo. Pero por mas mal que se resuelva desde la política, es tal la potencialidad de Argentina en producción de carne bovina que es difícil de destruirla. Vamos a terminar ganando los que queremos trabajar, producir, generar divisas y dar trabajo.

¿Faltan las señales internas?

Faltan un par de señales y poco más. Con políticas lógicas, un plan ganadero a 10 años que nadie lo toque, sería suficiente. Y no creo que sea tan difícil de hacer. Argentina podría producir muchísima carne para el mercado interno y para exportar.