La micotectura es un tipo de arquitectura viva que aprovecha las posibilidades que ofrece el micelio de los hongos para desarrollar construcciones sostenibles y de bajo coste. Los hongos son uno de los seres más complejos y desconocidos de nuestro planeta, ¿qué uso se les puede dar en el mundo arquitectónico?
Los hongos producen enzimas que ayudan a la degradación de la materia orgánica, transformándola en minerales. Si se encuentran debajo de la superficie, desarrollan raíces filiformes, llamadas micelio. Se trata de filamentos blancos, muy delgados, que se expanden en todas direcciones y forman una red compleja que crece muy rápidamente.
Cuando el hongo se implanta en un lugar adecuado, sus hifas se comportan como un pegamento, cementando el sustrato y transformándolo en un bloque sólido. Esta sustancia puede estar compuesta por aserrín, madera molida, paja, diversos residuos agrícolas, entre otros.
El micelio tiene varios usos dentro de la construcción y del diseño: tabiques, paneles estructurales, membranas aislantes, placas acústicas. Además, resulta ser un excelente adhesivo con materiales naturales como el yute, cáñamo o madera, evitando así el uso de resinas volátiles, tan perjudiciales para el ambiente y la salud.
Philip Ross es micólogo -experto en hongos- y junto a otros científicos se dedicó a estudiar la capacidad de los mismos y a experimentar su potencial en el uso de la construcción. La micotectura es un tipo de arquitectura viva que aprovecha las posibilidades que ofrece el micelio de los hongos para desarrollar construcciones sostenibles y de bajo costo.
Este grupo de expertos descubrió cómo hacer ladrillos a partir de hongos en crecimiento que son sumamente fuertes y resistentes al agua, al moho y al fuego.
Además de ser más limpios desde el punto de vista ambiental, porque no liberan compuestos orgánicos volátiles como otros materiales de construcción (plásticos, espuma, fibra de madera sintéticos), el micelio tiene varios usos dentro de la construcción y del diseño: tabiques, paneles estructurales, membranas aislantes, placas acústicas. livianos para flotar en el agua y altamente resistentes. Otra de sus ventajas es que pueden ser también un potente aislante térmico y acústico.
Aunque los estudios sobre construcciones con este material ecológico y biodegradable todavía se encuentran en fase de investigación, pueden convertirse en importantes aliados de la arquitectura sustentable, la gran apuesta del futuro.
El Pabellón Creciente
Otro ejemplo interesante de construcción con micelio, es el del Growing Pavilion o Pabellón Creciente, un espacio de exposición temporal para la Semana del Diseño Holandés de 2019.
El edificio fue diseñado por Krown-Design, empresa especializada en diseñar muebles y estructuras de micelio.
El Pabellón Creciente estaba compuesto en su totalidad por biomateriales. Para los marcos se usó madera, encajando en ella paneles creados a partir de micelio. A estos se les añadió una capa protectora de revestimiento orgánico. Los suelos estaban hechos de juncos y los bancos de desechos agrícolas.
Además de una composición 100% sostenible, el pabellón también era capaz de purificar el aire.
Según explicaba el cofundador de la compañía, Jan Berbee, los paneles tradicionales de poliestireno expandido emiten el triple de su peso en CO2.
Por su parte, el micelio es capaz de capturar el doble de su peso en dióxido de carbono, reduciendo la huella ecológica de un edificio.