Es que la ley original de 2006, en pleno gobierno de Néstor Kirchner, permitió una primera etapa de desarrollo, tanto de etanol como de biodiesel. Fueron 15 años que, con idas y vueltas, permitieron crear lo que actualmente existe. Luego, hacia 2021 debía actualizarse y la idea base era seguir colocando ladrillos sobre lo hecho. Sin embargo, la mayoría de los legisladores que votaron el proyecto del oficialismo en 2022, durante la gestión de Alberto Fernández, entendieron otra cosa. Desde ese momento, las empresas productoras alertaron de las consecuencias de estancamiento que iba a provocar. Hoy, son un hecho. El país sigue estancado con un corte del 12% de bioetanol en naftas del cual el 6% aporta la caña y el 6% la cadena del maíz. Sin embargo, el potencial es enorme, especialmente en este último sector. Se sabe que la Argentina exporta casi el 70% del maíz en grano, sin transformar. Por eso la ventana de oportunidad es muy significativa.
Hoy se estima que con una actualización razonable de la legislación, que el año pasado estuvo a punto de lograrse en el Congreso y sobre el final se derrumbó, se podrían generar inversiones de 400 millones de dólares en el corto plazo y de 2 mil millones de dólares para 2050.
El maíz es la materia prima de una de las soluciones privilegiadas para la descarbonización del transporte automotor, aéreo y marítimo. En la Argentina, con sus 50 millones de toneladas anuales, sobra cereal para agregar valor en origen mediante el bioetanol y cumplir con los compromisos ambientales de la transición energética.
Basta con ver lo que hacen algunos de los países vecinos para entender la oportunidad que existen por delante: la nafta en Bolivia tiene un 25% de bioetanol, en Paraguay la mezcla obligatoria es de 30% y en Brasil casi la mitad del combustible automotor es bioetanol.
En la Argentina, en cambio, la mezcla no supera el 12%. Es decir, se prefiere utilizar las reservas del Banco Central para importar US$ 400 millones por año de naftas contaminantes, antes que utilizar un combustible ecológico, competitivo en precio y fuente privilegiada de octanaje.
Esto será analizado también en el próximo Congreso Maizar que se realizará el próximo 28 de mayo en Buenos Aires y que contará con la participación del ministro de Obras y Servicios Públicos de Córdoba, Fabián López; el diputado nacional Carlos Gutiérrez; Juan Cano, gerente general de Promaíz (Alejandro Roca) y Víctor Accastello, de AcaBio (Villa María). La presencia de dirigentes y directivos cordobeses no es casual: la provincia es la principal productora de etanol de maíz de la Argentina y principal productora de maíz. De allí que parte de las inversiones que podrían impulsarse con el cambio normativo, podrían llegar a la provincia.