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Una joven madre enfrenta un cáncer poco frecuente y necesita ayuda urgente para acceder a su tratamiento

Rocío tiene 30 años, dos hijos pequeños y un diagnóstico que avanza sin esperar los tiempos del sistema de salud. Lanzó una campaña solidaria con la que busca reunir 48 millones de pesos

La voz de Rocío Cuzo no busca conmover: cuenta. Enumera fechas, órganos afectados, tratamientos, trámites que no llegan a tiempo. Pero en cada respuesta aparece lo mismo: el tiempo. El que corre en contra. El que no alcanza cuando se trata de una enfermedad que avanza sin pedir permiso. En entrevista con Puntal, esta joven cordobesa, oriunda de Pilar y madre de dos niños de 8 y 5 años, puso en palabras una historia atravesada por un diagnóstico poco frecuente, un sistema que no da respuestas rápidas y una campaña solidaria que hoy es su única posibilidad de seguir adelante.

“En 2022 me diagnosticaron carcinoma gestacional metastásico. Al principio no parecía una enfermedad tan agresiva, pero con el tiempo fue empeorando”, relata. Lo que comenzó como un cuadro controlable se transformó en una enfermedad compleja y extendida: primero el pulmón, luego los ganglios linfáticos y el cerebro. En los últimos meses, el cáncer avanzó también sobre el hígado y un riñón. El cuerpo de Rocío se volvió territorio de una batalla desigual.

La palabra que hoy define su tratamiento es inmunoterapia. El medicamento que necesita se llama Pembrolizumab 100 mg, una droga de alto costo que debe aplicarse cada 21 días durante seis ciclos iniciales. En total, el tratamiento ronda los 48 millones de pesos. Rocío ya logró reunir cerca de la mitad, pero el resto sigue siendo una meta urgente y angustiante. “Es un tratamiento muy caro y no lo puedo costear”, dice, sin rodeos.

La situación se agravó cuando, en medio del proceso, perdió la cobertura de su mutual por cuestiones burocráticas. “Tuvimos que hacernos cargo nosotros. Al principio podíamos, pero con el tiempo todo se volvió más caro y más difícil”, explica. La alternativa de recurrir al sistema público existe, pero no en los tiempos que su enfermedad permite. “Hicimos todos los trámites para conseguir la medicación gratuita, pero hay que esperar entre seis y ocho meses. Y los médicos me dijeron que no puedo esperar”, subraya.

La urgencia no es una exageración. Rocío ya fue operada, pero el avance del cáncer no se detuvo. La inmunoterapia aparece como la única opción para frenar la progresión hacia los huesos u otros órganos. “El médico me explicó que es un proceso progresivo. Primero son seis dosis. Después se verá si necesito más. Pero ahora tengo que empezar”, cuenta. Ya recibió la primera aplicación. Las siguientes dependen, literalmente, de la solidaridad.

En medio de todo, están sus hijos. Dos chicos que aún no dimensionan del todo lo que ocurre, pero que conviven con la enfermedad en la rutina diaria. “Uno como mamá trata de no mostrar nada para que no los afecte, pero hay situaciones en las que es imposible”, admite. Rocío habla del miedo, de la tristeza, de la culpa silenciosa que aparece cuando el cuerpo no responde. “Son muy chicos. Yo no quiero que pasen por esto. A veces me han visto mal y eso duele mucho”.

Sin embargo, también habla de fuerza. De una fuerza que no romantiza. “Ellos son mi motor. Muchas veces pienso que si no los tuviera, me habría rendido mucho antes”, confiesa. Su familia, especialmente su madre, la acompaña desde el primer día. No solo en lo emocional, sino también en lo concreto: la campaña solidaria está a nombre de Sonia Carrara, su mamá, porque Rocío necesitó apoyarse en otros incluso para pedir ayuda.

La situación de Rocío no es aislada. En Argentina, el acceso a medicamentos de alto costo se volvió una de las caras más duras de la crisis económica. Según datos del INDEC, aunque en algunos períodos los medicamentos mostraron subas por debajo de la inflación general, los tratamientos oncológicos, inmunoterapias y drogas especializadas registraron incrementos muy por encima del promedio. Colegios profesionales y entidades del sector farmacéutico vienen advirtiendo que los precios de este tipo de medicamentos acumularon aumentos de tres dígitos interanuales en los últimos años, impulsados por la dolarización de insumos, la dependencia de importaciones y la falta de cobertura efectiva para patologías complejas. En Córdoba, el impacto se siente con fuerza: tratamientos que ya eran inaccesibles hoy resultan directamente impagables para familias sin respaldo de una obra social o prepaga.

Salir a pedir dinero no fue una decisión fácil. Viven en un pueblo chico, se consideran una familia reservada, y la exposición pública pesa. “Nos daba vergüenza. Pero una madre por sus hijos hace cualquier cosa. Tuve que juntar valor y pedir ayuda”, dice. Así nació el alias TODOSPORRO2025, una consigna simple que resume un pedido colectivo: que Rocío pueda acceder al tratamiento que necesita para seguir viviendo.

En la entrevista, Rocío no victimiza su historia. Tampoco se coloca en un lugar heroico. Habla desde el cansancio, desde la claridad que da convivir con una enfermedad que cambia la vida por completo. “Cuando uno lo ve de afuera, no toma dimensión. La gravedad se entiende cuando te toca vivirla”, reflexiona.

Hoy, su presente está marcado por fechas médicas, transferencias que suman de a poco y la esperanza de que el tiempo, esta vez, juegue a favor. La campaña solidaria sigue abierta. Cada aporte es una dosis más cerca. Cada gesto, una posibilidad concreta de que Rocío pueda seguir siendo madre, hija, vecina.