Larry Bortoloni, productor porcino e integrante del PORMAG, señaló en Data Posta que los últimos seis meses fueron muy difíciles para la producción porcina: “Hemos tenido los peores seis meses en la producción porcina desde el 2001. Los peores seis meses desde 2001. La peor crisis que tuvimos fue en el 2001, en la pandemia tuvimos una crisis pero fue muy corta, duró 60 días a lo sumo. Luego se reactivó el consumo con las exportaciones a China”.
En el año 2023, la inflación, para Bortoloni, exacerbó la situación: “Venimos de un 2023 con mucha inflación. Fue una situación muy complicada. Los costos y el precio de la carne de cerdo se multiplicaron por cuatro. Esto generó una distorsión de los precios relativos. En relación a los costos, estos quedaron muy altos y el precio que teníamos en diciembre bajó un 30%. En diciembre el cerdo en pie valía $1.300 el kilo. En enero lo bajamos a $1.050. Hoy está en $1.130. Con la inflación que todos sabemos que hay, y con el arrastre de los costos altos, nos quedamos con un precio que quedó fijo”.
En sintonía con Bortoloni, un importante productor porcino de la provincia de Córdoba, señaló que “la situación actual de los productores depende de la estrategia comercial de compra de cada empresa, pero ya hace como ocho meses que el costo del kilo producido viene dado vuelta. Hace tres o cuatro meses que el número está produciendo pérdida. El precio de la venta varía pero hay gente que te lo está vendiendo en $900, $1.000, $1.050, pero el costo es de $1.200 o más. El panorama es muy complicado. La venta de fiambre cayó mucho, la carne porcina sigue siendo demandada”.
Para el productor, el desafío principal para este año sigue siendo el costo y la eficiencia, así como asegurar el abastecimiento de maíz y soja ante las preocupaciones por la reducción de la siembra. “Está todo atado con alambres. El consumo no cae por cómo lo vemos nosotros pero tampoco hay mucha demanda. El desafío también grande que se va a venir, no sé si para este año, porque para este año va a haber, si no va para el año que viene, va a ser el abastecimiento del maíz, de la soja, porque con todo el efecto chicharrita, se habla de que se va a reducir la siembra de maíz un 30, un 40%, y eso sí va a ser un problema grande”.
Los precios de los principales insumos, tales como el maíz, la soja y la harina de soja, comenzaron a recuperarse, generando un mayor gasto. Ante esta situación, referentes del sector decidieron bajarle la energía a las dietas hasta que la situación en el mercado logre acomodarse. “En los que son los sitios de engorde, puntualmente es decir ‘vos a cada kilo de comida que le pones, perdés plata’. Al animal, lo podés restringir pero no lo podés poner a dieta. Entonces hacemos dietas más económicas y bajamos la inclusión de maíz o de soja”
El desafío del cerdo frente al dominio del pollo y la carne vacuna en el mercado argentino
Tal como se menciona arriba, la carne porcina podría ser una alternativa viable para sustituir los cortes de vaca y pollo. Sin embargo, Bortoloni explica que el cerdo creció en la función primaria pero no en la cadena industrial y comercial. “El pollo, ganó un mercado muy grande. La carne vacuna, que en las mejores épocas estaba en 80 kilos por persona, hoy estamos hablando de 40. Perdió el 50%. En cerdo, hoy tenemos aproximadamente unos 20 kilos. El tema es que tenemos un problema de la capacidad de la compra de la gente, está muy resentida. Esto hace que la gente consuma más pollo porque es más económico y está al alcance del consumidor. El cerdo, si bien es una carne económica, no está tan difundida ni tiene una logística tan buena como el pollo o la vacuna. Si recorremos una ciudad, conseguimos ofertas de pollo y vacuna. No así de cerdo. Es una carne complementaria a los otros dos. Estamos trabajando para que sea una alternativa. Hay toda una cuestión logística, hay que ir creciendo en toda la cadena. Creció muy bien en la función primaria pero no así en la cadena industrial y comercial”.