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En Río Cuarto, los judíos celebran el año nuevo y el centenario de su cementerio

Anoche se reunieron en la sede de la Sociedad Israelita para rezar por la etapa que se abre. Por otra parte, con motivo de los 100 años de su necrópolis, planean visitas guiadas para que la gente pueda conocerla

Con la salida de la primera estrella, anoche la comunidad judía inició la celebración de su año nuevo (5782): Rosh Hashaná (cabeza de año). Pero, al mismo tiempo, están conmemorando el centenario de la creación de su cementerio en Río Cuarto. En ese marco, la presidenta de la Sociedad Israelita, Ruth Vaisman, contó a Puntal en qué consiste la festividad que culminará mañana y adelantó que permitirán que el público en general pueda conocer su necrópolis.

“El almanaque judío no es igual al convencional, ya que es lunar y solar. De esta manera, el año nuevo judío no cae siempre en la misma fecha (los meses son de 28 días). La celebración se inicia cuando sale la primera estrella (anoche) y termina el miércoles (por mañana). Durante estos días rezamos, reflexionamos y también celebramos”, aseguró Vaisman.

-¿Se reúnen?

-Nosotros todo lo hacemos en comunidad. La mayoría de los rezos se hacen con un mínimo de 10 personas. Hoy (por ayer) nos reunimos en la Sociedad Israelita para hacer una ceremonia. Por la pandemia, fue más pequeña de lo habitual. Siempre vienen oficiantes de Buenos Aires, pero hemos tenido que suspender eso por el coronavirus. De todas formas, nos conectamos juntos desde Río Cuarto con la comunidad de Córdoba. Luego de la celebración, cada familia se reúne en su casa.

-Después viene el día del perdón (Iom Kipur)…

-Sí, será el jueves de la semana que viene. Para ese día se hace un ayuno de unas 25 horas en las que no se toma ni agua. Es decir, con el año nuevo se inician unos 10 días de reflexión, para pedir perdón y plantearnos lo que queremos para el año que empieza. Nos proponemos ser mejores. Luego, el día del perdón es un día de limpieza, de sacrificio, en el que nos concentramos en rezar. Una vez que se cumple el tiempo, se rompe el ayuno y nos juntamos con distintas familias para compartir una comida. Normalmente hacemos una torta de miel que se llama leicaj, que es muy rica. Además, cada familia le da su impronta.

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-Este año para la comunidad local es importante porque se cumplen 100 años de la creación del cementerio judío…

-Es milagroso. Aunque las primeras familias judías llegaron a la ciudad a finales del siglo XIX, la constitución de la Sociedad Israelita se dio en 1914, que, sin tener edificio propio, se abocó a sostener las costumbres y tradiciones. Años más tarde, en 1920, se pudo comprar el terreno para el cementerio, ya que en el judaísmo es necesario contar con un espacio propio para poder seguir los rituales. La construcción empezó en 1921 y la primera sepultura se concretó en 1922.

-¿Cómo está organizado?

-Está organizado por líneas, una para varones y otra para mujeres. Además, hay murales que fueron pintados por la gente de la Municipalidad, junto con otros trabajos de mejoras que se están coordinando desde la Secretaría de Educación y Culto que conduce Mercedes Novaira. Por otro lado, el cementerio cuenta con un bosque de la memoria en el que se van plantando naranjos para tener un recuerdo vivo de sus seres queridos. Gracias a la renovación que se está desarrollando, se están planificando visitas guiadas para que la gente pueda entrar y conocer.

-El lugar genera ciertas preguntas e intrigas entre la gente, ya que es un cementerio distinto al que la mayoría conoce, como el de la Concepción o el parque…

-Sí, es así. Nosotros, por tradición, necesitamos un espacio propio. Cuando lo visito no me genera algo incómodo ni un malestar. Al contrario, me trae tranquilidad porque es volver a pasar por el corazón las cosas que compartí con las personas que están ahí.

-¿Son únicamente tumbas las que hay en el cementerio?

-Sí, son tumbas. Los fallecidos están directamente en la tierra. Nosotros no cremamos ni los ponemos en panteones o nichos. Los cuerpos van en un cajón al que se le hace un hueco pequeño para que empiece a degradarse y se pueda iniciar el proceso natural de regresar a la tierra. Los fallecidos no van vestidos, si no que se sepultan con una mortaja (una tela). Después, cada familia define una placa para la tumba.

-Otra tradición pasa por colocar piedras arriba de las tumbas, ¿qué significa?

-Hay varias historias alrededor de eso. La más importante tiene que ver con que la piedra perdura a través del tiempo. Entonces, es una forma de recordar al ser querido por siempre, ya que la piedra no se desintegra como sí pasa con una flor. De todas maneras, también llevamos flores.

-¿Qué pasa con los fallecidos una vez que son sepultados?

-Una vez que son enterrados no se los visita durante los primeros 30 días. Luego, cuando pasa ese tiempo, se les hace una nueva ceremonia. Lo mismo ocurre cuando se cumple el primer año de la muerte.

Nicolás Cheetham. Redacción Puntal