Río Cuarto | Córdoba |

Los números finales del trigo dan una catástrofe productiva con 74% menos de toneladas

La campaña fina padeció los efectos de La Niña, con escasas lluvias y heladas anticipadas. Fue la superficie cosechada más baja en 13 años

El comienzo del año agrícola ya tiene los primeros datos concretos del desastre productivo: con los números de la fina cerrados, Córdoba alcanzó una producción de trigo 74% menor a la campaña previa. En total, se obtuvieron 1.044.200 toneladas contra los más de 4 millones anteriores.

Pero, además, la superficie cosechada, la que llegó con posibilidades de tener producción al final del ciclo, fue la más baja en 13 años y apenas superó las 600 mil hectáreas, lo que implicó que 400 mil quedaran en el camino. En ese punto, los productores advirtieron con antelación que La Niña seguiría impactando de lleno en la provincia, con escasas lluvias, y decidieron apostar en menor medida al trigo, lo que recortó desde el comienzo un 17% de superficie sembrada con ese cultivo con respecto a la campaña anterior.

Los datos, presentados en el último trabajo de la Bolsa de Cereales de Córdoba, remarcaron que “las malas condiciones meteorológicas que atravesaron a todo el ciclo fueron los principales motivos de la merma, ya que causaron un descenso interanual del 57% en el rinde. En promedio se obtuvieron 15,5 quintales por hectárea, lo que significa, a su vez, un 42% menos que el promedio histórico desde que la BCCBA tiene registros (2007-2022). La superficie sembrada fue de 1.031.100 hectáreas”, explicó el reporte.

A nivel departamental, se observó que la mayor parte de la producción se obtuvo en el sudeste de la provincia (la zona triguera por excelencia), particularmente en Marcos Juárez, Unión y Presidente Roque Sáenz Peña. Estos tres departamentos participaron con más del 50% del volumen total, debido principalmente a la mayor superficie sembrada.

Comparativos

Si se compara con el resto del país, puede observarse que la participación de Córdoba cayó con respecto a años anteriores. En la campaña 2022/23, la provincia concentró sólo el 17% del área sembrada y el 8% de la producción de Argentina, con un rendimiento 8 quintales menor al promedio nacional.

“El bajo aporte pluviométrico de los meses de otoño y el mal pronóstico para el resto del ciclo llevaron a un descenso del 17% en la superficie sembrada, la cual llegó a 1.031.100 hectáreas. El 13% del área se sembró con destino de cobertura, evidenciando un importante crecimiento con respecto a años anteriores. Por otra parte, las condiciones meteorológicas (principalmente la sequía y las heladas tempranas) causaron una pérdida del 25% del área destinada a grano, lo que llevó a que el área cosechable fuera menor a 700 mil hectáreas, la más baja de las últimas 13 campañas”, detalló la Bolsa cordobesa.

En línea con el análisis meteorológico y las razones del magro resultado productivo que tuvo la provincia en trigo, la Bolsa remarcó que “la campaña 2022/23 transcurrió en el marco de La Niña, que para Córdoba significa generalmente lluvias debajo del promedio y temperaturas por encima de lo normal. Por este motivo, en los meses previos a la siembra el aporte pluviométrico fue menor al promedio histórico para toda la provincia. Aun así, la humedad fue suficiente como para realizar la siembra, que transcurrió a un ritmo similar al promedio y finalizó en los últimos días de julio”, recordó.

Por eso, el cultivo comenzó su ciclo con un 30% de la superficie con un estado general entre regular y malo, condición que fue empeorando con el transcurso de los meses. El efecto de las casi nulas precipitaciones recibidas durante el desarrollo del cereal se agravó por heladas tardías ocurridas en la primavera, cuando el trigo se encontraba en período reproductivo. Esto trajo como consecuencia que los lotes en condiciones regulares y malas superaran el 70% del total al momento de la cosecha, lo que llevó a la caída observada en los rindes. Durante los meses de la primavera las lluvias continuaron siendo menores al promedio, lo que facilitó las labores de cosecha del trigo, que avanzaron a un ritmo superior al promedio y finalizaron en la segunda quincena de diciembre.

Menos tecnología

A causa de las condiciones climáticas la utilización de tecnología fue menor a otras campañas, debido a la dificultad de cubrir los costos con los valores esperados de cosecha. Se realizaron entre una y dos aplicaciones de herbicidas, mientras que de fungicidas e insecticidas no se llegó a hacer una aplicación por hectárea en promedio.

Los herbicidas más utilizados fueron los reguladores de crecimiento, los inhibidores de aminoácidos "ALS" y el glifosato. Entre los insecticidas, los principales productos fueron los organofosforados y los piretroides.

Si bien las condiciones ambientales no favorecieron el desarrollo de hongos, en los casos en los que fue necesario aplicar lo más usado fue la mezcla de triazoles y estrobirulinas.

“Las malas condiciones ambientales durante la campaña llevaron a que un 21% del área no recibiera fertilización, mientras que el 55% solamente se fertilizó a la siembra. Por otra parte, se observó una caída en la dosis de nitrógeno, incorporándose en promedio unos 50 kilos por hectárea (el menor valor de los últimos 7 años). El nivel de fósforo aplicado al suelo fue similar a la media de los últimos 7 años, aplicándose unos 14 kg/ha en promedio”, concluyó el trabajo de la Bolsa de Cereales.

Gonzalo Dal Bianco. Redacción Puntal