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Criadero El Carmen vuelve a correr la frontera genética del maní

Desde el epicentro de la oleaginosa en General Cabrera, es una referencia nacional y mundial. Ayer presentó una nueva variedad superior a todo lo conocido

Como tradicionalmente realiza cada dos o tres años, Criadero El Carmen organizó ayer una jornada a campo en su sede de General Cabrera para presentar su nuevo desarrollo: el EC-Max, la nueva variedad de maní que vino a correr la frontera genética del cultivo y a proponer de forma simultánea la resistencia al carbón, un muy buen comportamiento frente a la Sclerotinia, y gran respuesta productiva en un ciclo que ronda los 150 a 165 días.

Juan Soave, fundador de Criadero El Carmen, no disimulaba su orgullo por la presentación de este nuevo desarrollo que en las próximas campañas estará ya en los lotes mostrando su potencial productivo, que en definitiva es el norte del mejoramiento del cultivo.

En diálogo con Tranquera Abierta, Soave destacó la realización de la jornada técnica para la que se convocaron decenas de productores, empresarios, y representante de todo el sector manisero argentino en general “para mostrarles todas las novedades que vamos produciendo año tras año, siempre con la idea de lograr el mejoramiento de maní”, explicó.

La recorrida a campo contó con cuatro estaciones en las que los especialistas, investigadores y técnicos que trabajan en El Carmen fueron contando los avances genéticos y el impacto sobre los resultados para los productores.

“El mejoramiento es algo muy lento, hacer una variedad lleva 10 o 15 años a veces. Lo que mostramos ahora es en definitiva un trabajo que comenzó hace mucho tiempo”, indicó Soave.

Y agregó: “Buscamos que quienes nos acompañan en estas jornadas salgan entusiasmadas por esos avances”. Alrededor de las parcelas de maní, tres grupos iban recorriendo las estaciones, escuchando las explicaciones y realizando consultas, especialmente vinculadas a cuestiones prácticas de manejo del productor.

¿Qué presentan este año como novedad en maní?

En este caso tenemos un desarrollo disruptivo dentro de lo que es el mejoramiento del maní en sí. Por eso llamamos a la jornada “descubriendo una nueva frontera genética”.

¿Qué implica eso?

Quiere decir que lo que presentamos es una variedad de maní que, por su origen genético, es inédita. Viene de maníes autóctonos, de cientos de años viviendo en nuestro continente; con otros maníes silvestres. Generalmente los nuevos desarrollos se hacen cruzando variedades diferentes, para tratar de buscar mejores resultados. Pero nosotros estamos incorporando un genoma nuevo, de maníes que hace miles de años que existen y tienen características muy especiales.

CRIADERO EL CARMEN VUELVE A CORRER LA FRONTERA GENÉTICA DEL MAÍZ

¿Cómo cuáles?

Esta variedad EC-Max tiene varias características distintivas. Una central es el alto potencial de rendimiento que tiene, la muy buena sanidad como planta en general, y la alta eficiencia productiva en grano. Es llamativo ver la cantidad de granos que produce, en detrimento de la cáscara. Para nosotros es un logro muy importante. Pero además vamos a mostrar las primeras plantas que se seleccionaron con resistencia a carbón y a Sclerotinia, que son dos enfermedades muy importantes para Argentina. Las seleccionamos a través del uso de marcadores moleculares, que es la genética nueva, lo último en herramientas.

¿Cómo se logra esto?

Para eso hace falta un equipo muy grande de especialistas. Nosotros tenemos convenio con el laboratorio de biotecnología de la Facultad de Agronomía de Córdoba donde se hacen parte de estos estudios; trabajamos con la Universidad Nacional de Río Cuarto, tenemos convenios con la Universidad de Georgia, con la cual hacemos intercambios; contamos con biólogos, fitopatólogos, entre otros. Es un equipo grande.

¿Qué relevancia tiene el nuevo desarrollo a nivel nacional o incluso más allá?

Esta es la primera vez en el mundo en que se muestran plantas en F4, es decir, en una cuarta generación, que van a heredar la resistencia a carbón y a Sclerotinia de forma apilada. Los genes están apilados. Es decir, una planta de maní que puede producir mucho, pero que además tiene esas resistencia genética incorporada. Digo que no hay en el mundo porque si bien hay investigadores que trabajan en la mejora del cultivo, lo hacen orientados a otros temas.

¿Cuánto tiempo debe pasar para que esto llegue a los lotes?

Puede desembocar en 4 o 5 años más, probablemente en una variedad ya lista con todas esas características en el mercado. Hoy son materiales nuevos que si no implementáramos este sistema de mejoramiento, a lo mejor nos llevaría mucho más tiempo lograrlos.

¿Cómo sigue el proceso?

Este año ya vamos a elegir en la F5 intentando encontrar plantas que sabemos que tienen las resistencias incorporadas, pero tenemos que evaluarles el comportamiento agronómico. Algo que siempre digo es que el mejoramiento genético del maní es difícil porque durante 5 meses vemos la planta en la parte aérea, pero después hay que arrancar y ver qué hay abajo. Por eso tenemos que monitorear cómo son las vainas, la productividad, el tamaño, la sanidad. En ese momento, si encontramos plantas que satisfacen nuestros objetivos, las podemos ir separando y así multiplicar esas semillas para ir incrementando el número para que el año próximo ya podamos incorporar estos materiales en ensayos comparativos de rendimiento o en evaluaciones que sean más precisas. Si todo eso se va dando como uno desea, en 5 años podemos tener esta variedad en el campo.

El Carmen tiene toda una historia sobre la que sigue construyendo...

Ya tenemos unos cuantos años en investigación, en creación de materiales genéticos. Sobre esta variedad que vamos a sacar ahora, hay cruzamientos que se hicieron hace 25 años atrás y que hoy son abuelos de esta variedad. Sin aquello, hoy no tendríamos estos materiales. Por eso es una creación continua de materiales genéticos, evaluación, construcción de un banco genético y en función de todo armamos cruzamientos para tratar de lograr lo que queremos.

Este año, en lo productivo será bueno...

Para esta zona fue bueno en lo productivo, aunque tuvimos la ola de calor entre fines de enero y febrero que causó daños. Al maní en parte lo afectó, dependiendo la fecha de siembra y las variedades. Cuando hace mucho calor se quema el polen de la flor del maní, y quedan clavos que son infértiles. Se ve un daño, pero en general, la parte central de Córdoba tiene un estado muy bueno del maní. Y si comparamos con las últimas tres campañas, esta va a ser muy buena.