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Licor de maní, otra joya única de Córdoba

Enzo Fiorito comenzó hace muchos años a trabajar en el desarrollo de la bebida en General Cabrera, aprovechando la abundante materia prima regional. Pero el proyecto quedó en el tintero, hasta que la pandemia volvió a colocarlo sobre la mesa. Después de mucho batallar, logró lo que buscaba y comienza a venderlo en el país, pensando en la exportación

En un inédito desarrollo, que le insumió un sinfín dolores de cabeza y varios intentos desechados, Enzo Fiorito logró finalmente estabilizar y producir un licor de maní. El emprendedor de General Cabrera comenzó con la idea hace muchos años, pero finalmente la descartó. Aunque sería sólo por un tiempo. La llegada de la pandemia del Covid-19 reactivó aquella iniciativa abandonada, ahora con más decisión. De todos modos, el camino no fue fácil y el objetivo de lograr una bebida homogénea, de buen cuerpo y sabor requirió de mucho esfuerzo. Pero hoy, ya salen de la planta del parque industrial de General Deheza, las primera botellas de licor fino de maní Delis.

Fiorito habló con I+I CBA sobre el emprendimiento, los años trabajando alrededor del maní y su nueva apuesta, a punto de salir: el dulce de maní; que desde ya adelanta que no tiene nada que ver con la pasta, que también fabrica.

¿Cómo nació la idea de hacer un licor de maní?

La historia del licor de maní surgió hace muchos años, cuando en medio de los lotes de ese cultivo, en la zona de General Cabrera, y sin tener vinculación directa con los productores, pensamos con algunos amigos muy inquietos que ese era el producto de la zona y que prácticamente no se consumía; algo que todavía se da de esa manera. Porque se lo ve en los bares, con cerveza, y poco más.

¿Cuánto hace de eso?

Hace mucho; yo era joven! (se ríe) Todo comenzó en los años ’60, aunque antes había siembra esporádica; pero en los ’60 fue el boom del maní, cuando todos los chacareros que apostaron por el cultivo ganaron mucho dinero y les cambió la vida a ellos y a las localidades alrededor de esos campos. Porque incluso muchos se vinieron a vivir al pueblo, cuando antes la mayoría trabajaba y vivía en el campo.

¿Y entonces?

Viendo ese movimiento nos poníamos siempre a inventar cosas: hicimos galletitas, alfajores; en algún momento también intentamos hacer un dulce de maní que quedaba como un dulce de leche que ahora retomamos y estamos a punto de lanzarlo bajo la misma marca del licor: Delis. Eso también está encaminado.

¿Probaron galletitas, alfajores y llegó la idea del licor?

En algún momento, hará 40 años más o menos, se me ocurrió hacer el licor. Y el problema siempre fue que no duraba estable. El sabor estaba rico, pero necesitábamos seguir buscando una mejora. Siempre fue todo muy artesanal. Pero en ese momento se nos separaba en fases, no funcionaba. El maní es un producto que tiene mucha grasa y estabilizarlo junto con el alcohol, el azúcar y algo de leche que le sumamos era bastante difícil. Pero mientras tanto largamos con la producción de maní tostado, maní salado, pasta de maní y unos años más tarde decidimos intentarlo más seriamente. Estuvimos renegando bastante; nos agarró la pandemia en el medio, pero finalmente pudimos estabilizarlo y darle la textura y el sabor que pretendíamos. Y ahora viene la etapa en la que lo debemos hacer conocer, porque es único, no tengo noticias de que en el mundo haya uno así.

¿En la familia hay profesionales vinculados a los alimentos?

No, no tenemos profesiones afines a la producción. Uno de mis hijos es técnico químico pero se dedica más a la administración que a otra cosa, dentro de la empresa.

Fue un desarrollo artesanal…

Exactamente. Y consultamos también a un técnico en alimentos en su momento, que nos dio una mano bastante grande. Ahora el tema es empezar a comercializarlo, algo que no es fácil. Vendemos algo en Córdoba, una parte al sur y también en Buenos Aires. En Buenos Aires logramos colocar algo de mercadería.

¿Cómo es la elaboración?

Nosotros procesamos el maní, y tenemos que lograr una textura adecuada. Para eso tenemos que filtrarlo para evitar partículas y que sea bien cremoso. Después agregamos azúcar, una mínima parte de leche que nos aporta una textura especial, centrifugamos y para todo eso tuvimos que fabricar nuestra propia máquina en General Deheza, que por suerte es un lugar donde hay mucha gente idónea para eso. La diseñamos y la fabricamos. El proceso sigue luego con una cocción y cuando está estabilizado y frío se le incorpora un alcohol de cereales. Ahí se bate hasta que queda bien estable y se embotella.

El alcohol de cereales es otro aporte de la zona…

Es el alcohol destinado a licores, es destilado de maíz. Son otros granos que intervienen en la elaboración.

¿Dónde elaboran todo esto?

Estamos instalados en la planta de Peanut World - es una empresa ubicada en General Deheza, dedicada a procesar y comercializar maní tostado- en el Parque Industrial Pascual Urquía. Es un lugar amplio porque ahí también se produce el maní tostado, blancheado, salado, pasta de maní. Se están elaborando alrededor de 200 toneladas mensuales y esperamos que este año podamos llegar a 300.

O sea que no sólo hacen licor, sino otros productos, pero siempre con maní…

Claro, claro. El licor vino ahora. Pero venimos trabajando desde 2016 en Cabrera y después nos fuimos al parque industrial de Deheza y ampliamos la producción. El licor viene de hace mucho, pero la decisión de elaborarlo industrialmente comenzó hace unos 4 años.

¿Todos los productos tienen la misma marca?

No, el licor es marca Delice y el maní tostado, por ejemplo, es Manito, igual que la pasta de maní. Pero ahora esta última va a salir con marca Delice también. Y esperamos lanzar el dulce de maní en breve.

¿El dulce con la pasta no tiene nada que ver?

No, son cosas distintas, muy diferentes.

¿Y existe dulce de maní?

No, tampoco. Al menos que yo sepa.

¿Qué le falta para lanzarlo?

Lo tenemos listo, ya tenemos el producto desarrollado. Lo logramos como queríamos. Nos queda ponernos a fabricar. Lo que sí, fue mucho más fácil que el licor!

El licor les dio trabajo…

Uhhh! Sí, fue terrible. Pero valió la pena, tenemos un buen producto.

¿Cómo se proveen de envases para el licor?

Nos proveen desde Córdoba. Y la verdad que no es fácil porque hay muy pocos proveedores en la provincia. Pero conseguimos uno bueno. Después está el tema de costos, y en particular de los fletes. Porque por ahí nos piden una caja de licor desde Buenos Aires y ahí empieza un problema adicional por los valores.

¿Qué cantidad de botellas producen hoy?

Estamos recién comenzando la producción y tenemos un número acorde a las ventas del momento. Ahora apostamos a crecer. Incluso la idea es llegar a Chile y Uruguay, que es donde se exporta maní tostado. Aprovechando ese canal, queremos ver si podemos ir con el licor.

Materia primar parece que no va a faltar porque la campaña asoma como positiva…

Sí, sí. Este año las lluvias vienen acompañando y esperamos tener buena disponibilidad de materia prima. La del año pasado fue floja, tanto en cantidad como calidad. Y en esos contextos es más difícil conseguir porque obviamente que las grandes empresas se llevan buena parte de la producción. Pero vamos a pié firme.