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Cómo la cuarentena paraliza la economía de los que viven al día

La mayoría de quienes generan ingresos del trabajo informal tienen alguno de los programas sociales oficiales. También acuden a comedores comunitarios. Sin embargo, con eso no siempre alcanza

El aislamiento social, preventivo y obligatorio paralizó en general la rueda de la economía, pero para los sectores del trabajo informal significó un verdadero mazazo. Sin otro capital que su fuerza de trabajo, están entre los que peor la pasan durante la cuarentena. En los barrios más populosos de la ciudad se las arreglan con el dinero extra que llega a través de los programas nacionales, más la ayuda alimentaria del Municipio y la Provincia. De hecho, estos sectores han engrosado notablemente la demanda de asistencia social del Estado.

Castigada por la recesión durante los últimos años, la economía de muchos trabajadores informales recibió con la cuarentena obligatoria un fortísimo golpe. Sin pasar por alto la necesidad del aislamiento, lo cierto es que también complicó la situación de los que viven al día. Incluso si reciben ayudas del Estado.

Muchos de esos trabajadores -la mayoría- están cumpliendo el encierro en sus casas, en los barrios. “No tenemos dónde ir, porque no se puede trabajar”, dice un obrero independiente que guarda la cuarentena junto con su familia en uno de los asentamientos de la ciudad.

El aislamiento social, preventivo y obligatorio toma un significado muy diferente al de un hogar de clase media, con comodidades, servicios e incluso recursos de ocio y entretenimiento que en las barriadas escasean o faltan.

Entre esas realidades, hay familias numerosas, hacinadas, madres solteras, desempleo y otros problemas.

“Casi nadie está trabajando”

Uno de los grupos afectados por el parate económico es el de la comunidad boliviana, con muchos trabajadores en actividades como los hornos ladrilleros, la construcción, el comercio y otros.

Rogelio Apaza, presidente de la Colectividad Boliviana de Río Cuarto, indicó que “casi nadie está trabajando en este momento, excepto las quintas, porque la gente del cinturón verde está trabajando”.

“El sector de la construcción está paralizado y los ladrilleros también están alcanzados por la cuarentena”, amplió el dirigente.

En el caso de los albañiles, aseguró que la mayoría de ellos se encuentra en relación de dependencia y que están recibiendo una remuneración semanal de parte de las empresas. No obstante, aclaró que hay mucha incertidumbre sobre el futuro inmediato para la actividad.

Diferente es el caso de los obreros ladrilleros, que tampoco pueden trabajar, pero muchos de ellos son independientes o informales.

“El 90% somos independientes”

Félix Gutiérrez, vecino de barrio Las Delicias, precisó que la mayor parte de los trabajadores del sector se mueven dentro de la economía informal y que la mayoría de ellos están inactivos en la actualidad.

"Seguramente, un 90 por ciento de los que estamos en el barrio somos independientes, como por ejemplo en la construcción o como empleadas de casas de familia, y son rubros que no están habilitados”, detalló.

En su caso puntual, relató que pudo generar algún dinero por tareas que califican como esenciales. “Yo tuve la posibilidad de hacer algún trabajo como electricista matriculado, pero más que eso no se puede hacer”, resaltó.

La ayuda del Estado

Más allá de esto, la mayoría de las familias que dependen de ingresos que vienen de la economía informal reciben, de un modo u otro, ayuda del Estado: por medio de Asignación Universal por Hijo, Ingreso Familiar de Emergencia, tarjeta alimentaria, Tarjeta Social o vales de compra del Municipio.

El delegado del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia, Roberto Aguilera, manifestó en este sentido que, con la cuarentena, empezaron a registrar un fuerte aumento de la demanda de asistencia social.

Sobre este punto, especificó que el incremento de los pedidos de ayuda viene, principalmente, de las familias de los trabajadores informales que se quedaron sin ingresos por no poder ejercer su oficio.

Por su parte, Mónica Benítez, que está al frente del Centro Comunitario Oncativo, asegura que la gran mayoría de los vecinos de la barriada tiene cobertura de alguno de los programas oficiales.

“La mayoría de la gente tiene AUH, tarjeta familiar o la Tarjeta Social, pero no alcanza. Acá en el barrio funciona otra copa de leche que da desayuno y almuerzo y nos vamos complementando”, relató la mujer.

“No llegamos a dar toda la ayuda que hace falta”

“No llegamos a cubrir todo lo que hace falta para las familias. Somos dos copas de leche y lo que vemos es que nos llega gente que antes no venía”, amplió Benítez.

Y agregó: “Gastamos mucho más insumos que antes. No podemos trabajar como comedor comunitario, pero retiran las viandas y la leche con el pan”.

Una opinión diferente tiene Rogelio Apaza, presidente de la Colectividad Boliviana de Río Cuarto.

“Una parte importante de nuestra comunidad trabaja en el sector del comercio, que está paralizado, y no recibimos ningún tipo de ayuda. Los que somos monotributistas pero no somos A ni B no recibimos nada”, subrayó.

Félix Gutiérrez, vecino de Las Delicias, consideró en cambio que la ayuda que brinda el Estado sí llega a las familias más vulnerables, a través de la IFE para los monotributistas.

“No resuelve las necesidades, pero es una ayuda. Los bolsones municipales y la ayuda del Estado llegan y, por otro lado, se ha generado un aumento de la demanda de parte de la gente”, puntualizó Gutiérrez.

Preocupados por la inseguridad

En medio de la cuarentena obligatoria dispuesta por el gobierno nacional, en algunos de los barrios populosos y los asentamientos informales de la ciudad hubo durante los últimos días algunos episodios de inseguridad y violencia que preocuparon a los vecinos.

En este sentido, en Las Delicias, algunas de las familias del sector vienen sufriendo una seguidilla de robos en las viviendas.

Roces

El último de ellos, donde se llevaron una moto y una suma de dinero que no fue precisada, generó mucho malestar en el barrio. En momentos de aislamiento preventivo, esto ocasionó algunos roces.

Los vecinos reclaman que se tomen medidas y se refuerce la seguridad en el barrio.

Félix Gutiérrez, quien vive en el barrio, relató que, desde hace un tiempo a esta parte, en el sector “hubo una serie de robos domiciliarios” y la última víctima fue “una señora a la que le robaron una moto”.

“Están entrando a diferentes casas del barrio y se llevan las pertenencias”, precisó.