Finalmente ayer, el Gobierno, a través del Ministerio de Economía, y el FMI dieron a conocer un principio de acuerdo que se venía demorando desde hace algunas semanas. Ese proceso llevó a que la Argentina anunciara la postergación del pago de un compromiso con el organismo de crédito previsto para comienzos de julio, y que debe cancelar antes de finalizar el mes. Por eso también la urgencia, para evitar caer en el default.
Las publicaciones que emitieron ayer las partes no coincidieron del todo en el alcance del entendimiento. Desde el Gobierno informaron que hubo un acuerdo que fija los parámetros y los futuros desembolsos y que por eso el ministro Sergio Massa viajaría a Washington para oficializarlo en los próximos días. Pero además agregó que “el entendimiento despeja el panorama de vencimientos para el resto del año”, lo que no es menor teniendo en cuenta la situación de las reservas reales del Banco Central. Y finalmente destacó, en ese primer comunicado antes del mediodía del domingo, que el impacto de la severa sequía del campo fue clave a la hora de la renegociación como argumento central de los funcionarios para recalcular la continuidad del acuerdo anterior.
Pero el campo no solo aparece en ese tramo del nuevo entendimiento. También se destaca en el apartado de medidas que dispuso el Gobierno para intentar cumplir, ahora sí, con lo establecido. Los últimos datos, como el del déficit fiscal, habían quedado muy lejos del último compromiso, al igual que el ítem “reservas”, hoy inexistentes. Es decir, la Argentina casi no cumple ya con nada de lo comprometido en el último acuerdo, y eso hacía inevitable una renegociación; o como proponían otras voces minoritarias, romper con el organismo internacional. No había muchas otras alternativas. El ministro, que es candidato a presidente, obviamente que nunca consideró la segunda senda.
Lo cierto es que el campo también aparece a la hora de desarrollar cómo conseguir más divisas. Y allí el Ministerio de Economía anunció finalmente la puesta en marcha de un tipo de cambio diferencial, que incentiva la exportación de maíz. Era una medida que fue resistida en las últimas ediciones de Dólar Agro por su impacto puertas adentro. Es que en el mar de parches que tiene la economía argentina, hay muchas actividades que tienen a ese cereal como insumo y su menor valor interno (fruto de las retenciones) les permite ser viables. A la producción ganadera bovina se le suman los cerdos, los pollos, los tambos y el etanol, entre muchos otros. Según la nueva disposición de Economía, la exportación de ese grano recibirá un tipo de cambio de $340, que se traducirá en un aumento de costos para todas esas actividades. Pero también, para muchas otras ya que el maíz es un grano y un cultivo que se encuentra presente en infinidad de productos, no solo de alimentos, sino también de higiene personal y vestimenta. Agro Cultura publicó un trabajo en el que recuerda que está presente en más de 600 productos de uso diario que lo tienen como protagonista.
Son los que van a sufrir el cambio en la cotización de esta materia prima y por ende tendrán algún impacto de costos dependiendo de la relevancia que tenga el maíz en su estructura. Hasta el viernes, el maíz recibía un tipo de cambio de $270 por lo cual tendrá un alza del 26% para llegar a $340. En pesos, la tonelada se comercializó a 50.100 en Rosario. ¿Se reconocerán ahora los $63.126 o habrá alguna pérdida en el camino como ocurrió con la soja anteriormente?
Entre las muchas advertencias que surgieron en las últimas horas, luego de conocerse la disposición, la de Maizar fue una de las medulares. Maizar representa a toda la cadena del maíz, en sus múltiples ramificaciones, y emitió anoche un comunicado rechazando la disposición oficial. Tras destacar las múltiples alternativas que ofrece ese grano, remarcó que “este tipo de medidas intempestivas complejizan ese escenario alentador, frenando la innovación, generando problemas para el abastecimiento normal y deformando el mercado de maíz para exportar y para industrializar a nivel local. A su vez, denota la falta de reglas claras y de un panorama integral de hacia dónde queremos ir como país”.
¿Por qué ahora sí el Ministerio impulsa el dólar maíz y antes no? Es que por el volumen y la situación que dejó la sequía, este cultivo es el que garantiza una importante cantidad de dólares. Fue conveniencia pura. ¿Pero no tendrá esto más impacto inflacionario por un efecto interno muy superior al de la soja? Sin dudas, pero la necesidad número uno del Gobierno son los dólares.
Ahora, el efecto negativo será inevitable y por eso anoche se multiplicaron las reacciones en contra de la medida desde estos sectores afectados. Al mismo tiempo, será más presión inflacionaria por doble vía: la mayor circulación de los pesos necesarios para pagar un mayor tipo de cambio y el alza de costos que impulsará dentro de la cadena un precio superior de varios productos. El Gobierno, en el marco de una negociación con el FMI a la que se sentó sin cumplir ya nada de lo anterior, tuvo que escoger y eligió pagar algún porcentaje más de inflación; porque a las medidas también se suma el encarecimiento de importaciones.