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El Gato que atajó en la vecindad

José Miguel Marín nació en Río Tercero, debutó en Vélez Sarsfield a los 19 años y jugó para el Fortín 222 partidos. En cinco oportunidades estuvo en el arco de la selección nacional y luego se fue a México, donde atajó para el Cruz Azul

"¡Aquí está Fragoso... Fragosoooo... y gooool". Quico saltaba en la vecindad, mientras remataba torpemente la pelota, que caía invariablemente en la casa de la Bruja del 71.

Fragoso era uno de los delanteros de la selección de México en el Mundial del 70, el primero que se jugaría en tierras aztecas. "¡No fue gol...!", gritaba el Chavo, tratando de que alguien lo escuchara en medio de los alaridos de Quico, el rezongo de la Bruja y la inminente intervención de Don Ramón, que había salido alarmado por los gritos de la Chilindrina.

Cuando todos se callaron, cuando se hizo el silencio esperado, el Chavo se arrojó, ya con el balón entre sus manos, y relató: "Atajó el Gato Marín... nadie puede con el Gato".

La influencia de José Miguel Marín en la vida futbolística mexicana fue importante y de las primeras "pesadas", junto a Rafael Albrecht, quienes desde Argentina llegaron a aquel país. Marín fue siempre arquero de Vélez. Fue arquerazo en tiempo de enormes porteros. Falleció muy joven, a los 46 años en Querétaro, México, un 30 de diciembre de 1991.

Tenía 19 años cuando en 1964 le tocó debutar en la primera de Vélez Sarsfield en reemplazo de Rogelio Domínguez, una jornada del 9 de agosto por la fecha 13 del campeonato que ganaría Boca Juniors. Y alternó con el gran Rogelio durante el resto del torneo. La tarde de su debut Vélez derrotó a Huracán en Liniers por tres a dos. El pibe nacido en Río Tercero y radicado desde pequeño en Rosario recibió el primer gol en contra a los 7 minutos de empezado el encuentro. El Toscano Rendo fue su verdugo. Vélez lo dio vuelta con dos goles del Pichi Carone y uno de Curia, de penal. Sobre el final, un penal convertido por Oscar Tomás López para el Globo puso el tres a dos definitivo.

Marín debutó en Vélez con esta formación: Marín; Dalmao y Mareque; Solana, Cielinsky y Canosa; Curia, Fernández, Karanicolas, Barrionuevo y Carone. Huracán cayó con Navarro; Ginarte y Vidal; Alarcón, Hiriart y Schneider; Santana, Rendo, Marchese, Oscar López y Brookes. El Gato Marín debutaba, como marcábamos, en tiempos de arqueros muy especiales, muy queridos. Roma, Carrizo, Cejas, Santoro, Andrada, Irusta, Gironacci, Miguelucci, Cordero, Righi, Minoián, Toriani y Navarro, entre otros.

En 1967 Carmelo Faraone lo llamó a la selección nacional para un amistoso en Santiago de Chile ante el local. Fue un equipo en el que, salvo Viberti y Carone -que tenían tres partidos jugados-, debutaron los demás, incluido el técnico. Jugaron Marín; Manera, Bertolotti, Rogel y Nelson López; Viberti, Pachamé y Wehbe; Pardo, Doval y Carone. Fue derrota uno a cero.

En total, jugó 5 partidos en la Nacional, el último en julio del 71, con Pizutti de entrenador, en cancha de Rosario Central por la Copa Chevallier Boutell y triunfo ante Paraguay, uno a cero, con tanto de César Larraignée, de penal. Ese día jugaron Marín; Carrascosa, Rezza, Larraignée y Heredia; Pastoriza, Landucci y Daniel Onega; Marcos, Fischer y Mas. Entraron Bianchi y Madurga.

Y uno recuerda el Vélez campeón de 1968. Ese fue el momento culminante de la labor del Gato Marín en Liniers. Cuando su imagen, aún muy joven, parecía imbatible y se fue convirtiendo en leyenda para la afición velezana. A partir de ese Nacional del 68 al Gato Marín la vida del fútbol le tenía preparada su estadía para siempre en México, con actuaciones sobresalientes en el Cruz Azul, club al que aprendimos a nombrar en cada referencia qué de Marín había en la Argentina.

Sin embargo, uno supone que Marín debió irse algo triste de Vélez. Es que su última imagen en el Fortín fue la pelea por el Metropolitano del 71, cuando el 3 de octubre Huracán le quitó el título y se lo sirvió en bandeja a Independiente, que venía un punto atrás.

Esa tarde el Gato masticó la bronca junto con Gallo, Ferrari, Nieva y Avanzi; Ríos, Reguera y Benito; Lamberti, Bianchi y Bentrón. Jugaron también Lapalma y Oruezábal. Los goles de Giribet y Avallay habrán sido de los más dolorosos para Marín en su campaña en Vélez, que llegó a 222 partidos.

Jugó por última vez en la “V” azulada el 3 de noviembre de 1971, en la séptima fecha del Nacional. Los que jugaron esa tarde no imaginaban que sería la última vez del Gato Marín en tierra argentina de manera oficial. En Liniers empataron Vélez y Gimnasia de Mendoza uno a uno. Carlos Bianchi marcó para el local y Víctor Guzmán lo hizo para la visita. Fue, entonces, el último en hacerle un gol a Marín por estos lados.

Vélez fue Marín; Correa, Romero, Nieva y Gagliardi; Ríos, Lapalma y Benito; Oruezábal, Bianchi y Bentrón, Los mendocinos con Pedone; Pereyra, Guayama, Torres y Vergara; Legrotaglie, Castellanos e Ibáñez; Becerra, Burgos y Guzmán.

Y el Gato se fue para México. Se fue hasta morir allá. Ese elástico arquero, volador sin par, firme para achicar. Un arquero que marcó una época junto a buenos colegas.

Jugó diez años en el país de Cantinflas y obtuvo cinco campeonatos. Falleció en Querétaro. Tenía sólo 46 años. Será inolvidable para los buenos de memoria. Y además de estar inmortalizado en el corazón de los hinchas de Vélez y del Cruz Azul, se dio el gran y merecido lujo de que el Chavo del Ocho fuera él y le atajara la pelota a Quico en plena vecindad. Un motivo de orgullo, que no se le puede chispotear a una persona con sensibilidad.



Osvaldo Alfredo Wehbe

 

TEMAS: futbol futbol
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