A pocos días de que se conmemore el Día Mundial para la Prevención del Suicidio (10 de septiembre), el vicepresidente de la organización Escenarios Saludables, Marcos Vanzini, habló sobre los alcances de la agrupación que se dedica a la formación comunitaria en prevención de suicidios y dijo que “el suicidio se puede prevenir y todos podemos hacer algo”.
-¿En qué consiste la formación?
-Nos manejamos con el principio de que el suicidio se puede prevenir y que todos podemos hacer algo. La Organización Mundial de la Salud dice que son tres pilares que hay que seguir como política de prevención del suicidio a nivel mundial. Uno de ellos tiene que ver con la acción del gobierno, el otro está dado por los medios de comunicación y el tercero es la acción de la comunidad en general. A partir de un trabajo que hace 10 años comenzamos en un pueblo de Santiago del Estero que se llama Monte Quemado, en el que se registraron 30 suicidios de jóvenes en 5 años, nos comprometimos con el tema porque veíamos que la necesidad de que la comunidad estuviera formada era muy grande y que eso era un instrumento que podía bajar la cantidad de suicidios, algo que finalmente terminó sucediendo. Lo que nosotros decimos es que entre una persona que está pensando que sería mejor estar muerta que viva y un profesional de la salud, como un psicólogo o psiquiatra, está la comunidad. La persona con ideas suicidas no va inmediatamente a un profesional de la salud, por distintos motivos, por lo que la comunidad es la primera que puede darse cuenta de signos que marquen que esa persona está en una situación de dolor muy intenso. Si esos signos son detectados, se puede ir y ponerle una mano en el hombro, darle un abrazo y estar dispuestos a escuchar y consolar, dándole ánimo para que siga adelante. Por eso, lo que nosotros hacemos es formar a la comunidad. Todos, cualquier persona puede hacer algo frente a alguien que está sufriendo una situación así.
-¿Qué es lo que se puede hacer cuando detectamos a una persona que tiene ideas suicidas?
-El primer paso es que todos nosotros sepamos que el suicidio es una posibilidad que está latente a nuestro alrededor. Nosotros nunca vamos a estar atentos sobre aquello que no sabemos que es posible. Por ejemplo, si en 2019 yo te decía que no tenía olfato, para vos no iba a significar nada. Sin embargo, si te lo digo ahora, tiene otro significado porque sabés que puede ser un síntoma de Covid. Es decir, aprendimos que el Covid es algo que nos puede amenazar, por eso estamos atentos a los signos. El suicidio es algo muy doloroso y fuerte y hay mucha resistencia de querer incorporarlo a las problemáticas que podemos sufrir todos. Insisto, un suicidio le puede pasar a cualquier persona. Entonces, si primero no incorporamos la posibilidad de un suicidio, es difícil que nos demos cuenta de los signos que da la persona. El suicidio no es algo espontáneo, no es que se da de un día para el otro, es un proceso que se va gestando a lo largo del tiempo y va dando signos. Consciente o inconscientemente, la persona siempre va pidiendo ayuda, va dando signos porque tiene una gran ambivalencia entre morir y vivir. El que piensa en el suicidio no es que no quiere vivir, no quiere vivir como está viviendo en ese determinado momento. Es decir, está sufriendo mucho y ese dolor le hace pensar que toda su vida va a ser dolor, por lo que quiere dejar de sufrir. Cuando entendemos eso, entendemos por qué una persona piensa en el suicidio como una opción.
-Habitualmente se afirma que “si dice que se va a suicidar no lo va a hacer”, ¿es un mito?
-Eso es un mito. Nosotros trabajamos con una cantidad de mitos que hay alrededor del tema que no favorecen a la prevención. Uno de los mitos es decir que no se puede hablar de suicidio porque eso genera ideas, algo totalmente erróneo. Asimismo, toda amenaza, sobre todo si es explícita, tiene que ser tenida en cuenta. No es cierto que “si lo dice no lo va a hacer”. Hay que tenerlo en cuenta. La persona, de una u otra forma, da mensajes. Ahora utiliza mucho las redes, el Facebook o el estado de WhatsApp, por ejemplo. Nosotros identificamos a la persona que está en un riesgo suicida como una olla a presión. Esa olla a presión, si tiene roto el mecanismo para que cuando llegue a los 100 grados salga el vapor, explota. Uno tiene que acercarse para generarle alivio. La persona que está pensando en suicidarse se aísla, por lo que hay que romper el aislamiento, hay que acercarse. No hace falta tener las palabras justas o un discurso armado, lo que hay que priorizar es la presencia. El decirle al otro que puede contar con vos. Esa actitud rompe ese pensamiento de que está solo en el mundo y ve la posibilidad de ir hacia adelante. Un pequeño gesto puede cambiar todo.
-¿Cuánto influye en una persona con intenciones suicidas el tema de las drogas y la crisis económica que tenemos?
-Esos son factores de riesgo. El suicidio es un problema de salud mental y, por ende, hay factores de riesgo y factores de protección. Las situaciones de crisis económicas, pero también la violencia familiar, los abusos sexuales en la infancia, el bullying y las adicciones son factores de riesgo, pero no son determinantes. Es decir, no es que si consume se va a suicidar. Conocemos mucha gente que ha consumido mucho y que, sin embargo, no se ha suicidado. Hay gente que nunca lo hizo y se suicidó. Ninguna persona se suicida por un hecho. Cuando se suicida alguien, uno a veces se concentra en lo último que le pasó y eso es el disparador, la gota que rebalsó el vaso, pero no todas las personas que se funden se suicidan, por ejemplo. Siempre tiene que haber otros motivos previos a ese hecho determinante. Por eso se dice que el suicidio es multicausal. Todos estos elementos son factores de riesgo.
Nicolás Cheetham. Redacción Puntal
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