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Espondiloartritis axial: tardan más de 6 años en llegar al diagnóstico

Esta enfermedad afecta tanto a hombres como a mujeres jóvenes menores de 45 años, produce inflamación principalmente en la columna vertebral y en articulaciones de la pelvis, provocando dolor de cintura y espalda crónicos. Con el paso del tiempo limita en la movilidad

La espondiloartritis axial es una enfermedad reumática inflamatoria, de causa aún poco conocida, que afecta la columna vertebral y la función física, produciendo generalmente dolor crónico, pudiendo ocasionar discapacidad grave en el movimiento y deterioro de la calidad de vida. De acuerdo con los resultados de la encuesta argentina que acaba de finalizar y que integra el Mapa Internacional de Espondiloartritis Axial (IMAS, por su sigla en inglés), los argentinos demoran más de 6 años y medio en llegar el diagnóstico, aunque a 1 de cada 5 le tomó más de una década. Además, esta enfermedad empeoró el vínculo de los pacientes con sus parejas (21,7%), amigos (13,9%) y familia (11,3%), les causó ansiedad (33%), trastornos del sueño (29%), depresión (21%) y un 30% desarrolló obesidad o sobrepeso.

Esta enfermedad no es contagiosa ni hereditaria, pero suele tener una carga genética, lo que hace que haya varios casos en la misma familia. La Espondiloartritis axial, en realidad, es un grupo de trastornos que inflaman la columna, siendo las más conocidas la espondilitis anquilosante y la espondiloartritis axial no radiográfica.

“Más allá de la demora diagnóstica, uno de los datos más llamativos de este relevamiento es que, a pesar de que la gran mayoría de los pacientes que completaron el cuestionario estaba bajo tratamiento, más del 60% persistía con alta actividad de la enfermedad. Claramente, no están alcanzando los objetivos terapéuticos”, explicó el Dr. Fernando Sommerfleck, médico reumatólogo, staff del Sanatorio Méndez, MN N° 123382.

Entre los principales síntomas de espondiloartritis axial, se encuentra el dolor de cintura por más de 3 meses, que empeora en el reposo y mejora con el ejercicio. Esta enfermedad produce un dolor crónico que puede llegar a ser invalidante y suele aparecer entre los 30 y 40 años, afectando todas las esferas de la vida. En la encuesta, el 47% reconoció tener menos relaciones íntimas, un 45% reportó que su enfermedad influyó en su elección laboral y un 60% indicó que ésta le había ocasionado problemas en su trabajo en el último año.

Otro tema igual de sensible es la enorme cantidad de actividades cotidianas que se ven impactadas por el dolor y la limitación en la movilidad. “En el IMAS, se refirieron a dificultades para hacer ejercicio, caminar, ducharse, vestirse, limpiar el hogar, hacer las compras, jugar con los hijos, subir y bajar escaleras, conducir un auto o tomar transporte público. Para muchas de estas acciones, en algunos casos las personas requerían asistencia”, resaltó el Dr. Sommerfleck.

Miedos y expectativas

Los principales temores que mencionaron los pacientes argentinos con esta enfermedad fueron que la enfermedad empeorara (87%), experimentar dolor (79%), pérdida de la calidad de vida (71%) y de movilidad (70%); mientras que, en contrapartida, las mayores esperanzas fueron puestas en detener la progresión de la enfermedad (87%), eliminar o reducir el dolor (80%) y mejorar la calidad de vida (72%).

Al momento del relevamiento, la mayoría de los participantes argentinos estaba en tratamiento con terapia biológica (92%), antiinflamatorios no esteroideos -AINEs- (57,1%) y/o fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (35,6%).