La industria del etanol de maíz, de la que Córdoba es líder a nivel nacional, transita un desequilibrio importante en su ecuación económica debido al desacople que existe entre el precio que recibe por litro de alcohol entregado a las petroleras para mezclar con las naftas y el valor de su principal costo: el maíz.
Las commodities están atravesando un momento de altos precios debido a dos razones centrales: el clima que a lo largo de la campaña que está llegando a su fin no acompañó como se esperaba en Sudamérica, y luego el complemento de la invasión rusa a Ucrania que terminó por sumar más incertidumbre en los mercados mundiales por la relevancia de ambos países en el concierto de la oferta de granos y la parálisis de los puertos del Mar Negro.
En medio de ese movimiento de precios de la materia prima más importante del proceso productivo de etanol de maíz, el valor de venta permaneció con muy leves correcciones que quedaron lejos de copiar el alza. Como se sabe, el precio en Argentina del etanol está regulado por la Secretaría de Energía, que a lo largo de los últimos 10 años fue tomando distintas posturas para ajustar el valor. En un principio se había creado una fórmula con una serie de variables que intentaban reflejar los componentes de costos del proceso productivo y un margen de rentabilidad de las empresas. Luego eso fue modificado y finalmente dejado de lado para pasar a un esquema más arbitrario en donde el secretario del área definía cuándo y cuánto incrementar el valor. Finalmente, desde el año pasado, el valor del etanol quedó atado al movimiento que tengan los combustibles fósiles. Así, este año recibieron dos ajustes: 10,2% a partir de febrero y un porcentaje levemente superior a comienzos de esta semana, copiando lo que aumentaron las naftas. Sin embargo, en los últimos seis meses el maíz aumentó 70% y en lo que va del año, 40%.
Por eso hay un planteo de romper con esa lógica de actualización según se mueven las naftas y que se busque un ajuste que refleje más lo que ocurre dentro del proceso productivo.
Lo cierto es que cuando el etanol de maíz comenzó a producirse en Argentina en septiembre de 2012, con la planta Bio4 en Río Cuarto como pionera, el litro cotizaba a un dólar (4,6 pesos). Dos años más tarde, trepó a 1,15 dólares, pero luego comenzó el descenso. Actualmente, siempre tomando el dólar oficial, se vende a 0,63 (o unos US$ 0,36 al blue).
Las plantas advirtieron que así deberán paralizar la producción porque las pérdidas son gigantescas. Sin embargo, un parate en la industria provocaría un problema adicional a la economía nacional porque, al menos, el 6% que aporta el etanol de maíz por cada litro de nafta (el otro 6% lo aporta la caña) debería ser reemplazado por combustible importado, justo en momentos en que sus precios mundiales también se recalentaron por el conflicto del Mar Negro. Se estima que cada litro de nafta importada cuesta $130. Con la última suba, cada litro de etanol, $72.
Según las empresas del sector, sería necesario al menos alcanzar los $85 para equilibrar la ecuación y dejar de perder dinero. Eso sería casi US$ 0,75. Aun volviendo al punto de partida, a septiembre de 2012 y alcanzar un valor de un dólar, seguiría siendo más conveniente que importar nafta.
Recuperación productiva
Pese a las dificultades de su ecuación económica, el sector logró recuperar fuertemente la caída de 2020 donde la pandemia paralizó las actividades y el consumo de combustibles -y por ende de etanol- se planchó.
Según un trabajo de la Bolsa de Comercio de Rosario, tras un 2020 en el que la irrupción de la pandemia impactó fuertemente en el sector de bioetanol, el 2021 trajo una marcada recuperación tanto en la producción como en las ventas totales. La producción total de bioetanol alcanzó 1.008.057 toneladas en el último año, un 25% más que en todo el 2020, mientras que las ventas sumaron 998.508 toneladas, 30% por encima del volumen del año anterior.
No obstante, tanto la producción como las ventas totales quedaron por debajo de años previos, es decir, aún no se recuperaron los niveles previos a la pandemia.
En cuanto al bioetanol en base a maíz, la situación evolucionó de manera similar. El total de toneladas producidas durante el último año sumó 522.606 toneladas, registrando un incremento interanual de 26%, mientras que las ventas sumaron 474.128 toneladas, 34% más que en todo 2020.
Además, en diciembre último su producción alcanzó un récord histórico, obteniéndose 55.967 toneladas, superando el récord anterior de enero de 2020. De todas maneras, el acumulado anual quedó por debajo de los volúmenes de producción y ventas de 2017, 2018 y 2019.
“No obstante si bien se logró recomponer favorablemente la producción de bioetanol fundamentalmente en el año 2021, el sector está inmerso en una situación complicada por la coyuntura que genera un fuerte aumento de costos así como también por decisiones de política económica. Los precios del principal insumo utilizado para su elaboración ha registrado un incremento sustancial por diversos factores desde el piso alcanzado en el mes de marzo de 2020. En este sentido, la cotización del maíz se ubica actualmente en US$ 0,29 el kilo en comparación a los US$ 0,12 arribados a comienzos del año 2020, es decir, una suba de nada menos que el 140% en dólares”, explica el informe.
Si se realiza un análisis de largo plazo en la relación del precio del bioetanol a base de maíz y la cotización del cereal, salvo períodos específicos se obtiene una tendencia claramente a la baja. Actualmente, se registra un ratio de 2,56 kilos de maíz por litro de etanol. Así, no solo se encuentra cercano a mínimos de la última década, sino que, al comparar con el promedio de tal indicador para los últimos 5 años, la relación entre ambas cotizaciones cayó un 37 por ciento en detrimento del precio del bioetanol.