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Las fábricas en la geografía nacional: 4 distritos concentran el 80% del PBI industrial

La producción manufacturera tiene una gran preponderancia en la región central del país. La cercanía a los puertos, infraestructura, mayor población y proveedores son algunas de las claves. Cómo fue el gran crecimiento cordobés en 80 años

Un completo informe elaborado por los economistas Daniel Schteingart y Nicolás Sidicaro de la Fundación Fundar, revela la fuerte concentración de la industria argentina en muy pocas provincias: apenas 4 jurisdicciones concentran el 80% del PBI industrial nacional. En primer lugar se ubica la Provincia de Buenos Aires con el 49% del total argentino, seguida por la Ciudad de Buenos Aires con el 12%, Santa Fe con el 10% y Córdoba con el 8% de ese producto bruto sectorial.

Según el trabajo de los investigadores, esta alta concentración responde a una combinación de factores históricos, económicos y logísticos: cercanía al puerto, infraestructura desarrollada, alta densidad poblacional y abundancia de proveedores, servicios y mercados consumidores, entre otros.

Este desarrollo industrial territorialmente concentrado se remonta a la industrialización por sustitución de importaciones, que tomó impulso a mediados del siglo XX. Ese modelo, centrado en abastecer el mercado interno, incentivaba a las empresas a instalarse cerca de los principales centros urbanos, donde estaba la demanda. “Así, se reforzó la distribución poblacional heredada del modelo agroexportador”, indican Schteingart y Sidicaro.

Con el tiempo, esta concentración se fue reforzando cada vez más. Los polos industriales atrajeron más trabajadores, lo que dinamizó aún más sus economías y consolidó los grandes aglomerados urbanos. En consecuencia, la ubicación de buena parte de las industrias actuales responde más a trayectorias históricas que a decisiones recientes.

Ahora bien, la importancia de la industria en la economía de las provincias registra diferencias significativas. En San Luis y Buenos Aires ocupa un lugar central: representa el 37% y el 30% del producto provincial, respectivamente. En Buenos Aires, esto se explica por su papel como núcleo histórico de la industria nacional, con una infraestructura manufacturera extensa. En cambio, el caso de San Luis responde a políticas provinciales activas de promoción industrial aplicadas durante las últimas décadas del siglo XX.

Otras provincias también registran altos niveles de participación de la industria en sus economías, entre las que destacan: Tierra del Fuego (27,7%), Santa Fe (26,3%) y Mendoza (22,7%). En Tierra del Fuego, el régimen de promoción industrial instaurado en los años ’70, y que fue foco de polémica en los últimos años, fue clave para el desarrollo de la industria local —principalmente la electrónica—. Mientras que Santa Fe y Mendoza combinan agroindustrias potentes —Santa Fe es el principal polo aceitero del país y Mendoza la mayor productora de vino— con una importante industria metalmecánica.

En el extremo de menor participación de la industria en la economía provincial se ubican Santa Cruz (2,7%) y Neuquén (4,7%), economías muy orientadas a la extracción de recursos naturales —petróleo y minería en Santa Cruz, hidrocarburos en Neuquén— que, hasta ahora, no lograron desarrollar sectores manufactureros fuertes.

“Esta gran brecha entre jurisdicciones pone en evidencia las dificultades que enfrentan muchas provincias para transformar sus recursos naturales en productos de mayor valor y generar proveedores industriales. Un condicionante clave es la falta de infraestructura: dada la extensión del país, los costos logísticos siguen siendo una barrera para el desarrollo industrial en muchas regiones”, advierte el informe industrial.

Evolución geográfica de la industria

La geografía industrial argentina experimentó una profunda reconfiguración durante el último siglo, marcada por el desplazamiento del núcleo productivo desde la Ciudad de Buenos Aires hacia la provincia homónima. En 1913, CABA concentraba el 37% de la industria nacional, mientras que la provincia de Buenos Aires apenas alcanzaba el 24%. En la actualidad, esta relación se invirtió completamente: Buenos Aires lidera con el 49% de la producción industrial, mientras que CABA retrocedió al 12%.

La industrialización por sustitución de importaciones consolidó inicialmente la primacía porteña. Entre 1935 y 1946, CABA alcanzó su máximo histórico con el 47% de la industria, aprovechando las ventajas de concentración urbana, acceso al puerto y disponibilidad de servicios financieros. Sin embargo, desde los años ‘60 comenzó un proceso de desplazamiento de la producción industrial hacia el conurbano bonaerense, buscando espacios más amplios y costos menores.

Este fenómeno se profundizó en los años ’70, cuando el gobierno de la Ciudad sancionó un nuevo Código de Planeamiento Urbano (1977) que restringió la actividad industrial en la jurisdicción. A la par, el gobierno nacional promovió políticas de promoción industrial orientadas a desconcentrar las áreas fabriles, con el objetivo de reducir la conflictividad social.

En ese marco, Córdoba emergió como el tercer polo industrial del país durante la segunda mitad del siglo XX. Su participación creció del 3% en 1946 al 8% en 2023, impulsada por el desarrollo del complejo automotriz-metalmecánico y su posición geográfica estratégica. Aprovechando su centralidad en la región pampeana, Santa Fe mantuvo una participación estable en torno al 10-14%, consolidándose como un polo alimenticio y metalmecánico de relevancia.

Las políticas de promoción industrial redibujaron el mapa productivo desde los años ‘70. Las “otras provincias” incrementaron su participación del 8% en 1973 al 16% en 2023, reflejando el impacto de regímenes especiales en jurisdicciones como Tierra del Fuego, San Luis, Catamarca y La Rioja. La promoción industrial fueguina se concentró mayormente en electrónica de consumo, en tanto que Catamarca y La Rioja atrajeron inversiones de ramas como textil-indumentaria y calzado. San Luis, por su parte, es la de mayor diversificación industrial de las cuatro, tras haber radicado ramas como la alimenticia, papel, metalmecánica, química y plásticos.

El peso en las exportaciones y las importaciones

Existen distintas formas de estimar el peso de la industria en el comercio exterior, según cómo se definan los productos manufacturados.

Bajo la clasificación elaborada por Lall (2000), el 44% de las exportaciones argentinas corresponde a manufacturas y el 56% a productos primarios. Dentro de las manufacturas, predominan las basadas en recursos naturales (20,6%), vinculadas principalmente a la agroindustria, y las de media tecnología (19,2%), concentradas en el complejo automotriz, químico y metalmecánico. Las manufacturas de baja tecnología (como textiles, calzado) y de alta tecnología (como electrónicos o medicamentos) tienen un peso reducido, inferior al 5% del total sumadas.

Cabe remarcar que el INDEC tiene su propia clasificación de mercancías, que los divide en cuatro grupos: productos primarios, manufacturas de origen agropecuario (MOA), manufacturas de origen industrial (MOI) y combustibles y energía.

De acuerdo a esta clasificación, en 2024 las MOA y las MOI representaron en 2024 el 65% de las exportaciones de bienes. Esto se debe mayormente a que hay productos (como pellets de soja) que INDEC clasifica como manufacturas que Lall los cataloga como productos primarios.

Por otra parte, en Argentina, los productos manufacturados representan el 81% de las importaciones de bienes; y los productos primarios, apenas el 19%. A su vez, la mayoría de las importaciones corresponden a manufacturas no intensivas en recursos naturales (de baja, media y alta tecnología), que dan cuenta del 66% del total . Esta situación contrasta con la estructura de las exportaciones, donde las manufacturas basadas en recursos naturales tienen un rol destacado. Históricamente, Argentina ha tenido ventajas comparativas en el sector primario y sus derivados antes que en el resto de las manufacturas, en donde le ha costado más ser competitiva.

Dentro de las importaciones de productos industriales, lo que más se destacan son los de media tecnología (41%) y de alta tecnología (15%). En estos grupos se contabilizan maquinarias, equipos de transporte, productos químicos y farmacéuticos. En las manufacturas de tecnología baja (10%) destacan bienes como textiles, indumentaria y calzado. Cabe señalar que dentro de estas importaciones se contemplan las compras realizadas por el conjunto de la sociedad, como por ejemplo las compras de consumo de individuos o de empresas no industriales al exterior.