El impacto de la sequía en la micro, para cada uno de los productores, está a la vista. Pero ayer en el Congreso Internacional de Maíz, el presidente de la poderosa Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y del CEC (Cámara de Exportadores de Cereales), Gustavo Idígoras, le dijo a Tranquera Abierta que “será imposible acercarse a los niveles de liquidación que tuvimos en la última campaña, superior a los 40 mil millones de dólares. Y eso tendrá efectos varios, hasta electorales”, advirtió. Dijo que hay “gran preocupación” en el sector por los volúmenes de cosecha, dando por descartado un gran recorte en el trigo, pero planteando ya dudas sobre los resultados de la gruesa si las lluvias siguen demoradas.
El maíz está en un gran momento hoy...
Sin dudas. Tengamos en cuenta un dato: el maíz superó a todo el complejo automotriz por primera vez el año pasado. Ingresa más divisas por maíz que por todo el complejo automotriz. Somos un país maicero, no sojero, y vendemos a 90 países, especialmente del sudeste asiático.
Pero irrumpió el clima ahora...
Sí. Ahora estamos muy preocupados por el impacto de la sequía, que ya afectó la siembra del maíz de primera. La verdad que nos preocupa muchísimo. Tenemos contratos por 10 millones de toneladas y seguramente se van a ampliar esos cupos, pero tenemos que ver cómo va a evolucionar la sequía.
Mientras está pendiente el proyecto de seguro agrícola, ¿no?
Es uno de los temas pendientes en Argentina, y que la política se desentiende; se preocupa cuando faltan divisas, pero no previene la falta de divisas. Hace dos años que tenemos un anteproyecto de ley de seguro agrícola y cambio climático consensuado por todos los sectores y también la industria del seguro en Argentina mientras el Ministerio de Economía mira para otro lado. Hace unos días se acordaron del proyecto pero ya es tarde porque la sequía ya está, es una de las más grandes de la historia y no sabemos aún cuándo va a terminar. Y no sólo va a impactar en la fina. La verdad es que estamos todos muy preocupados, y ahora en particular por la posible falta de trigo.
¿Se está hablando para planificar la escasez?
Lo venimos hablando y le venimos pidiendo al secretario hace un mes que convocara a la mesa de trigo. Se hizo una primera reunión la semana pasada, supuestamente la semana próxima habrá otra. Porque hay que tomar rápido decisiones. El productor necesita resolver las cuestiones productivas en término de emergencia agropecuaria, financiamiento, pago de impuestos.
¿Puede faltar trigo?
Hoy las estimaciones de la Secretaría marcan un volumen de 16,5 millones de toneladas. Eso sería el cálculo ideal porque serían 10 para exportar y 6,5 millones para el consumo interno. Eso en un consumo teórico perfecto, con los productores vendiendo a ritmo durante un año. Si algunas de esas variables no funciona estamos en problemas. Me parece que hay que generar alternativas que no generen distorsiones. Porque siempre está la tentación de cualquier gobierno, y en especial los de estas naturaleza, que dicen que lo mejor es prohibir y restringir.
Asegurar el mercado interno...
Claro. Pero eso rompe las producción para la temporada que viene, genera distorsiones en el mercado interno, genera muchos ganadores y muchos perdedores. Pero además, un punto importante: estamos en un mercado internacional muy caliente de trigo; falta Ucrania! Falta Rusia! El causante de la inseguridad alimentaria en el mundo es el faltante de trigo en el mundo. Países como Argelia, Egipto y Marruecos tocan el timbre todos los días para ver cuántos barcos les podemos vender. Entonces, busquemos un equilibrio, pero no esperemos al 1° de diciembre para que explote todo. Resolvámoslo en octubre para que el mundo sepa que tenemos alternativas.
¿Qué opciones a cerrar exportaciones ante un faltante hay?
Primero hay que consensuar el estimado de esta campaña, el consumo interno, la zona en donde está el trigo y nuestra estrategia exportadora. Tenemos que cumplir los contratos que tenemos. Hoy tenemos hasta 9 millones de toneladas para vender. Si sobre eso hay que buscar alguna estrategia nueva de venta, de programación, resolvámoslo ahora para que los compradores lo sepan con tiempo. No esperemos a que el barco esté cargado para que nos digan que no puede salir. Porque además si eso ocurre vamos a ir contra el Estado. El Gobierno cree que la campaña actual de trigo está terminada, concluida. Y la verdad que quedó un remanente importante porque perdimos de exportar unas 2 millones de toneladas de trigo. Ese stock está en el mercado, se va a transformar en campaña nueva, se va a sumar.
¿Y el productor?
El productor está viendo una mejora de precios porque ya hay molinos que pagan 400 dólares la tonelada. Hoy el trigo vale más que la soja en Argentina. Y esa situación tiende a consolidarse y a ser alcista frente a este escenario. Desperdiciamos oportunidades de exportar, hay una industria molinera que no está consiguiendo trigo, una presión del mercado interno importante con fideicomisos, intervenciones de precios y demás, lo que genera que el productor no vea una buena posibilidad para comercializar trigo. Estonces estamos teniendo un cierre anticipado de campaña y una apertura de la nueva muy compleja por las estimaciones y el clima.
Venimos de ingresos récord de dólares en la campaña anterior por buen volumen de cosecha y precios altos, ¿esta próxima campaña va a mostrar un contraste importante?
El 2023 va a ser complejo en términos de divisas claramente. El clima va a afectar severamente la política tributaria y cambiaria del país. Y probablemente genere condiciones que vayan a afectar también el clima electoral. Si esa situación persiste, lo mejor es que tengamos un Gobierno abierto para dialogar ahora y no que todos suframos las consecuencias a partir de abril o mayo del año que viene. Pero claramente el récord de divisas de este año que se ubicará por encima de los 40 mil millones de dólares, dudo muchísimo que estemos cerca de ese nivel el año que viene.
¿Cómo sería el impacto en lo electoral?
Va a ser un año en el que las provincias van a tener menores ingresos por impuestos provinciales; el Estado nacional va a tener menores recursos por ingresos de exportación y todo eso va a condicionar mucho a los gobiernos y van a tener ciertas tentaciones de reemplazar fuentes de financiamiento con impuestos.
¿Subir retenciones?
Pueden ser distintas fuentes de impuestos. Y también hay que tener en cuenta que puede generar una presión inflacionaria adicional ante un faltante de trigo o maíz. Eso puede provocar mayores restricciones. Todo ese cúmulo va a generar un clima social que va a impactar en la campaña electoral, tanto a nivel nacional como en las provincias.