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¿Es cierto que la carne aumentó menos que la inflación en un año?

Los cortes vacunos que publica mensualmente Indec dieron un salto en febrero y empujaron el rubro alimentos y la inflación en general por su ponderación dentro del indicador. En 2022 habían tenido un fuerte retraso

El dato de la inflación generó un tembladeral esta semana en el Gobierno. Lejos de emprender un camino de descenso, la cifra consolidó una vez más un alza a partir de una cifra ya alta establecida desde la segunda mitad del año pasado. El 6,6% que dio el Indec provocó un cimbronazo. E inmediatamente se puso la lupa sobre los motivos que llevaron a ese porcentaje que es el más alto de los últimos seis meses.

Y una razón claramente identificable fue el impacto de los cortes vacunos que entre enero y febrero aumentaron en promedio 30%, lo que llevó a ese grupo de productos que integran la canasta básica del Indec a pasar de convertirse en ancla inflacionaria a impulsor del proceso.

Esto último se dio porque el año pasado el valor de los cortes vacunos en las carnicerías corrió muy por debajo del nivel general de inflación y del rubro alimentos en particular. Eso fue, como se explicó en reiteradas oportunidades en este suplemento, fruto de un retraso en el valor de la hacienda provocado por una serie de condiciones climáticas, económicas y de mercados tanto domésticos como internacionales. Ese combo hizo que los vacunos quedaran lejos de la carrera inflacionaria y a partir de allí eso se extendió a la cadena hasta la góndola.

Eso implica que el año pasado la carne fue un factor contenedor de la inflación, que si bien fue muy alta y terminó en el 94,8% anual, podría haber sido mucho más elevada si los cortes vacunos se hubiesen movido al menos al ritmo general de precios. Finalmente los cortes que releva el Indec mes a mes alcanzaron un incremento del 45% en 2022, menos de la mitad que la inflación.

Ahora, que ese retraso comenzó a revertirse, lo hizo de manera brusca, como generalmente ocurre con la carne. En la cadena siempre explican que no hay un avance paulatino de precios sino que se corrige por saltos y luego se mantiene. Esta vez el salto fue más que significativo porque en 30 días aumentó 30%. Eso genera que los consumidores retraigan el consumo y hasta busquen alternativas en pollo o cerdo.

¿Pero con ese porcentaje, la carne ya se ubicó dentro de los niveles promedio de la economía o sigue rezagada? Tomando los datos del propio Indec se observa que el kilo de carne picada común que en febrero de 2022 costaba $538,25, el mes pasado se comercializaba a $1.013, lo que implica un alza del 88,3% frente a una inflación que alcanzó el 102,5%.

¿Regla o excepción?

Pero la carne picada no fue la excepción porque si se toma la paleta, que un año atrás valía $833,13, ahora se vende a $1.540 lo que representa un alza del 84,9%. El cuadril, que tenía un precio de $1.012,10 en febrero de 2022, el mes pasado alcanzó los $1.900, lo que implica un 87,7% de suba. Por último, la nalga pasó de $1.098,52 a $2.016 (incremento del 83,6%) y el asado de $917,93 a $1.652 (79,9% de suba).

Esos valores muestran que si bien la carne vacuna dio un salto el mes pasado, no alcanzó aún la línea de la inflación general de la economía y se mantiene entre 15 y 20 puntos por debajo en la recorrida del último año.

Sin embargo, vale aclarar que en los primeros días de marzo hubo nuevamente ajustes en los cortes que serán computados para la próxima publicación del Instituto de Estadísticas, lo que representa una mala noticia para el Gobierno debido a la ponderación que tienen dentro del Indice de Precios al Consumidor (IPC), para los consumidores que venían adquiriendo a un valor más económico los distintos cortes, pero al mismo tiempo podría significar una recuperación plena del largo retraso para la cadena que de ese modo comienza a reconstruirse luego del daño ocasionado. El año pasado estuvo signado por un desprendimiento de cabezas por parte de los productores que no tenían cómo hacer frente a los costos de la alimentación sin pasturas en los campos, fruto de la grave y prolongada sequía. O, si lo hacían, agravaban su ecuación económica. Ahora, como ocurre de manera cíclica, los mejores precios dan lugar a un proceso de retención de animales, lo que termina acentuando la recuperación de los precios por menor oferta, a la inversa de lo que ocurrió en la segunda mitad de 2022.