Salud | Infarto cerebral | ACV | Juan Pablo Viglione

"La consulta rápida nos permite destapar una arteria y evitar el infarto cerebral"

Juan Pablo Viglione pasó por otras especialidades antes de llegar a la neurología. Asegura que tratar un paciente dentro de las tres primeras horas, puede evitar un mal mayor

Oriundo de San Basilio, cuenta que la formación en biología desde su secundario, lo llevó a inclinarse por la medicina. Pensó varias especialidades, y de hecho las fue probando, inicialmente nombra la traumatología como una de las primeras que eligió. Sin embargo, cuando cursó la materia, decidió cambiar, se interesó por la urología, e inició su plan de residencia. Pero tampoco fue lo que más le convencía como práctica médica. Luego completó la residencia en clínica médica general durante tres años y fue durante ese tiempo cuando se interesó aún más en la neurología. Juan Pablo Viglione (MP 29790/5) completó esa especialidad en el Hospital Córdoba para luego regresar a Río Cuarto en 2010.

¿Qué es lo que más te atrae de la neurología?

-Es un desafío incluso para la propia formación. Es una especialidad a la que se le esquiva bastante, hay dificultades en el examen clínico neurológico del paciente porque no son síntomas tan evidentes, requieren de mucho aprendizaje y tiempo para saber cómo examinar a un paciente con sospecha de afectación neurológica. Se piensa que tiene que ver con enfermedades emocionales, como la depresión, en realidad nosotros trabajamos más en otras áreas más estructurales del funcionamiento del cerebro, también la médula y todos los nervios periféricos de brazos y piernas. Desde los 90 hubo un boom de exámenes neurológicos complementarios, como la resonancia magnética que ayudaron aún más en esa comprensión del paciente que complementa el examen físico, para un mejor diagnóstico.

¿Cuánto se interviene en neurología?

-Las enfermedades neurológicas son muy variadas, se subdividen entre las vasculares, que incluye problemas de arterias y venas que llevan y traen sangre del cerebro, allí encontramos el ACV, también están las enfermedades degenerativas crónicas, donde encontramos el párkinson y otros trastornos de movimiento, como alzhéimer. También hay enfermedades desmielinizantes, enfermedades de la mielina que recubre los nervios y aparecen ahí por ejemplo la esclerosis múltiple. También hay patologías periféricas de los nervios.

-Entonces hay pacientes que pueden tener problemas urgentes para intervención y otros con patologías de presentación más crónica y progresiva.

¿Da señales el cerebro?

-Sí en general sí. Son síntomas muy generales, que probablemente la mayoría de las personas hemos tenido, como dolor de cabeza, mareos, hormigueos en la cara, o en algún sector del cuerpo, son sensaciones generales que las puede provocar cualquier otra condición clínica, pero también pueden ser manifestaciones propias de un problema del cerebro. Ahí es donde tenemos que tener la capacidad de indagar en el paciente y poder distinguir si puede ser o no un problema neurológico. Después hay síntomas que claramente orientan a que hay un problema en el sistema nervioso central, como pérdida de la fuerza de un brazo o pierna, pérdida de forma brusca de la visión, el olfato o el gusto, son situaciones definidas para poder identificar cuál de todos los problemas neurológicos es el que está afectando.

¿Hay, además de la resonancia, nuevas tecnologías que los ayudan en los diagnósticos?

-Sí, todo el tiempo aparecen nuevas. El SPECT cerebral (Single Photon Emission Computed Tomograph o Tomografía de emisión por fotón único) es una de las tecnologías de imagen como también las tomografías, son estudios rápidos y muy útiles. Los electromiogramas son viejos pero conceptualmente tienen mucha utilidad con algunas mejoras en software para una mejor interpretación de los resultados. Puntualmente el avance es en la digitalización de todos esos estudios, algo que colaboró para hacerlos más precisos.

Dr. Juan Pablo Viglione | Neurólogo

¿En ningún momento indagan en la vida emocional del paciente, o sí?

-Sí, eso se tiene en cuenta, porque existen los trastornos emocionales afectivos conductuales sin que exista una enfermedad neurológica, sin embargo a veces puede suceder que una enfermedad neurológica se acompaña de un trastorno afectivos, por eso lo tenemos en cuenta. O por el contrario, hay síntomas de la afectividad que se pueden interpretar como un problema neurológico, pero que finalmente al desglosar eso, nos damos cuenta que es algo puramente emocional lo que pasa.

¿Qué se puede decir del caso Gerardo Rozín?

-Si bien es un trastorno neurológico, a la hora de pensar en tumores tenemos múltiples situaciones. Hay tumores propios del sistema nervioso central y periférico, que el propio cerebro puede generar, pero a veces tenemos tumores que pueden venir de otro lado y son muy variables según la estirpe que provoca ese tumor. Dependiendo la localización en el área del cerebro, serán los síntomas que provoque, a veces puede hacer síntomas muy generales pero otras veces puede generar un síntoma muy concreto. El comportamiento de esos tumores y sus posibilidad terapéuticas también varían mucho, hay algunos tumores muy agresivos otros son más lentos y progresivos, hay otros benignos. La verdad es que es muy variado, decir tumor implica una amplia gama de posibilidad y de síntomas, y no hay patrones comunes para alertar ante ciertos síntomas.

¿Cómo son los tratamientos en tus especialidades?

-Trabajo mucho en dos áreas concretas, una es las enfermedades cerebro vasculares de tratamiento agudo ante ACV isquémico, que es algo que sucede frecuentemente. Una persona que de golpe no puede hablar, lo que estamos tratando es que consulten rápidamente, porque en menos de tres horas podemos hacer un tratamiento que destapa la arteria y la persona no termina con un infarto, o si es una hemorragia, se puede operar. Y otra área que tmb trabajo mucho.

-Otra área son las enfermedades desmielinizantes como la esclerosis múltiple, una enfermedad inmunológica inflamatoria para la cual hay tratamientos nuevos que aparecieron en los últimos 20 años, antes era difícil de diagnosticar y como están esos mejores diagnósticos se han desarrollado nuevos tratamientos.

¿Cuáles son las edades más frecuentes de que esto ocurra?

-Las enfermedades cerebro vasculares pueden ocurrir a cualquier edad, pero son más frecuentes cuando el paciente es más grande, entre 55 a 60 años en adelante, y luego hay un grupo más joven, entre 20 a 40 años, que se ven más afectados por esclerosis múltiple.

¿Los pacientes llegan a tiempo?

-Generalmente sí, sucede que muchos piensan que el síntoma se les va a pasar, tal vez están una semana con un brazo adormecido, y puede pasar que ese adormecimiento se va y aparece luego en el otro brazo. Si se recupera en un día pensamos en afecciones vasculares, pero ante una esclerosis múltiple el síntoma se instala y dura hasta unos 20 días y se va. A veces es una sensación sutil y las personas no le dan relevancia.

Por Fernanda Bireni