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¿Después de la carne llega el turno de la leche?

Los tambos ya están en alerta. Denuncian una situación de crisis porque los costos treparon 65% en el último año, muy por encima del valor de su producción. Pero, además, ya les afectó el cierre de exportaciones de carne y temen un bloqueo similar para la cadena láctea

Los productores de leche miran de reojo, desde que se avanzó contra las exportaciones de carne, porque temen ser los que sigan en la lista del Gobierno, bajo el argumento de cerrar las ventas al exterior para descomprimir y bajar los precios de los productos en el mercado interno.

Esa fue la explicación que se dio hasta la semana pasada, cuando finalmente se oficializó el cierre por 30 días de nuevos despachos de cortes vacunos al exterior. La idea es que, si se vuelca el volumen de carne que sale por los puertos a las carnicerías y supermercados de Argentina, se ampliará considerablemente la oferta y eso hará bajar los precios. Un argumento atendible, salvo hasta que se considera que no se trata de un mismo producto, sino que es carne vacuna con distintas características. La vaca que se faena para China difícilmente se consuma en el mercado interno. Como referencia, la torta de producción se divide en un 75% para consumo interno y un 25% para exportación. De este último porcentaje, casi el 70% va a China.

Según el último relevamiento de Fada, el precio de la leche se multiplica por 3 desde que sale del campo y llega al consumidor. El 26% final son impuestos.

Lo cierto es que la medida también tiene impacto en los tambos, algo que no todos tuvieron en cuenta. Los productores lecheros tienen una realidad compleja, especialmente por la escalada de los costos de producción y en particular los atados a los granos: comida para los rodeos y alquileres de campos. Casi el 50% de los tambos están montados sobre tierras alquiladas cuyos montos se fijan en quintales de soja. Cuando sube la oleaginosa, como ocurrió en el último año, las ecuaciones se hacen insostenibles. Pese a que en el último año los valores que cobran en la tranquera por su producción acompañaron más o menos la inflación. Pero los costos se ubicaron 20 puntos por encima. Parte de ese rojo lo cubrían con las vacas de descarte de los rodeos, que madaban a faenar rumbo a China. Pero desde la semana pasada esa fuente de financiamiento extra desapareció. Por supuesto que la salida al exterior de leche en polvo, quesos y otros derivados también permite aceitar a la cadena, pero allí radica el siguiente temor.

¿Hay similitudes con la carne para pensar en una medida igual? En principio el más sensible de los factores es el precio y allí hay un indicador que muestra un crecimiento importante de los lácteos en las góndolas en lo que va del año. De hecho, el litro de leche a 100 pesos es de fuerte impacto. Se suma, al igual que la carne, que resulta fundamental en la dieta, especialmente de los más chicos. Y está claro que en comparación con los ingresos de la población hay un desfasaje que se agrava. Pero hay más: la porción de la producción que va al mercado externo crece y se iguala con la de la carne. Prácticamente el 26% de la leche que sale de los tambos termina embarcada, por supuesto previa transformación. Un año atrás fue del 24,3%.

Los productos de mayor valor de la cadena láctea, como quesos duros y yogures, vivieron un derrumbe en el consumo interno por los altos precios.

El dato surge del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla), que en su último reporte destaca que entre enero y abril de 2021 aumentaron los despachos al exterior en un 14,3% en toneladas de producto y un 12,2% en dólares (hubo una pequeña retracción).

En cuanto a la distribución de las exportaciones en grandes rubros en función del valor total en dólares al mes de abril, el Ocla muestra que el 48% fue para leche en polvo; 25,4%, para los quesos en sus diferentes pastas; 19,1%, en el resto de productos (dulce de leche, manteca, aceite butírico, suero, entre otros) y 7,5% de productos confidenciales (lactosa, caseína, yogures, etc). El destino de las exportaciones medidas en dólares es muy diverso, entre los cuales Brasil se lleva el 29%, Argelia el 25%, 10% Rusia, 6% Chile y el restante 30% se divide en paises tales como China, Perú, Estados Unidos, Uruguay e Indonesia, entre muchos otros.

Pero, frente a este crecimiento de las exportaciones de la cadena láctea, hay un dato que los tamberos muestran rápidamente para evitar malos entendidos: no es que los porcentajes cambian sobre la misma torta, sino que la torta de producción viene creciendo. En 2020 el volumen de leche obtenido en Argentina ascendió a 11.113 millones de litros, una mejora del 7,44% con respecto a 2019. Y en el comienzo de 2021 esa tendencia continúa. Eso quiere decir que “no es que se saca producción o litros del mercado interno para exportar más. Lo que está ocurriendo es que se asegura el consumo interno y la mayor parte del crecimiento de producción va al exterior”, explicó un dirigente del agro cordobés. De todos modos, agregó:“El tema es que acá se quiere hacer ver que las cosas suben como si se tratara de especulación y la verdad es que el tambo hoy está muy complicado y si llegan a aplicar la restricción de exportaciones van a hacer un desastre mayúsculo y va a traer más problemas que soluciones, como ocurrió con la carne”, advirtió.

Lo cierto es que el Gobierno monitorea también a esta cadena y no descarta avanzar con medidas. Sin embargo, un cierre de exportaciones para este sector podría acelerar el proceso de quebranto de los tambos más pequeños -una tendencia que persiste en el país- y una concentración cada vez mayor en menos manos. Algo que no estaría en línea con lo que propone en lo discursivo la Casa Rosada.

Gonzalo Dal Bianco. Redacción Puntal