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Más de 4 mil libros que le pertenecieron a Filloy estarán disponibles en el Trapalanda

Formaron parte de la biblioteca del escritor. Podrán ser consultados en la sala de lectura que funcionará en el primer piso del centro cultural, para la que se restauraron muebles que usó durante su paso por la Justicia

Más de 4 mil libros que formaron parte de la biblioteca personal de Juan Filloy estarán disponibles para el público en la sala de lectura que se está montando en el primer piso del Centro Cultural Trapalanda (Colón 149). Se trata de una interesante iniciativa que conlleva la restauración de una serie de muebles que el notable escritor usó durante su paso por la Justicia, cuando se desempeñó como camarista.

Si bien aún no se ha difundido la fecha exacta, se sabe que el lugar quedará habilitado en agosto (mes de su natalicio) y que contará con un acceso sencillo, debido a que se instaló un ascensor para garantizar la accesibilidad a todos los vecinos.

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Leo Varea, junto a uno de los escritorios trébol que están en la sala. Foto: Matías Tambone

Leo Varea, junto a uno de los escritorios trébol que están en la sala. Foto: Matías Tambone

Leo Varea, el restaurador que estuvo a cargo del equipo que desarrolló los trabajos de recuperación de los muebles, dijo a Puntal que algunas de las piezas datan del año 1890 y resaltó la importancia de la idea que se está materializando.

“Los muebles estaban en el viejo edificio de Tribunales. Cuando se produjo el traslado a la nueva construcción, el Tribunal Superior de Justicia decidió que los mismos tengan un uso diferente. Fue así que la Fundación por la Cultura, a cargo de Fernando Sassatelli, y la Subsecretaría de Cultura, con Diego Formía a la cabeza, asumieron el desafío de diseñar una sala de lectura de acceso libre. En mi caso, fui convocado por la interiorista María Eugenia Cenzano para concretar la restauración de los muebles, que son una verdadera joya”, sostuvo Varea.

-¿Cuáles son los muebles más importantes que se han reacondicionado para la sala?

-Estamos hablando de bibliotecas de renacimiento italiano en nogal, ficheros Globe Wernicke de roble con cortinas y de dos escritorios en trébol (library desk), uno en nogal italiano y otro en roble, entre otros. Algunos son del año 1890 y otros, de 1920. También hemos restaurado y tapizado sillones victorianos en pana. Son muebles que tienen un altísimo valor.

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La bibliotecaria Noelia Cortés aseguró que los libros están en buen estado de conservación. Foto: Matías Tambone

La bibliotecaria Noelia Cortés aseguró que los libros están en buen estado de conservación. Foto: Matías Tambone

-¿Cuánto tiempo llevó la restauración?

-Trabajamos durante tres meses, durante el día y la noche, incluyendo los fines de semana. Los muebles estaban guardados en El Andino y ahí mismo nos instalamos para restaurarlos. Estaban deteriorados, pero se pudieron recuperar por completo. Es la primera vez, en más de 30 años de trabajo, que me toca restaurar algo que va a quedar para el acceso libre de la gente. Por eso, la terea hecha tiene un significado especial para mí. Además, estamos hablando de muebles que fueron utilizados por Filloy y que formarán parte de la sala de lectura que tendrá sus libros. Filloy es uno de los escritores más importantes de Argentina y del mundo. El propio Jorge Luis Borges dijo alguna vez que si alguien merecía el premio Nobel de Literatura era Juan Filloy. La idea es que la gente venga y consulte la biblioteca que acompañó al más grande escritor que hemos tenido. Es curioso porque hay libros que tienen sus anotaciones en los márgenes y subrayados. Será en un ambiente moderno, ecléctico, supercómodo, un oasis en el centro de Río Cuarto.

-¿Se hizo todo a nuevo?

-Sí, se desarmó y limpió todo. Se curó de la carcoma y de la polilla. Al final, lustramos los muebles con goma laca de la India, que es un lustrado a muñeca, como el que se desarrollaba antiguamente.

Por su parte, Noelia Cortés, la bibliotecaria que está trabajando sobre los libros de Filloy, sostuvo que, en general, el material está en muy buenas condiciones.

“Estamos desarrollando tareas de prevención para evitar el deterioro de los libros y mejorar las condiciones. Los libros están en muy buen estado. Hemos visto que hay muchos ejemplares de arte, desde fotografía hasta teatro. También hay libros de derecho y ediciones de revistas encuadernadas. Cuando Filloy falleció, los libros de su biblioteca fueron distribuidos en distintos lugares (de acuerdo con su voluntad)”, explicó Cortés.

Aunque nació en Córdoba capital (en 1894), Filloy vivió una importante cantidad de años en Río Cuarto, por lo que contar con un lugar especial para encontrarse con parte de su tesoro es una excelente noticia para la ciudad.

Nicolás Cheetham. Redacción Puntal