El acuerdo de reestructuración fue presentado por la empresa en diciembre de 2024 después de un extenso proceso de negociación.
“Reconocemos y valoramos especialmente a nuestros acreedores, proveedores y accionistas por su acompañamiento, apertura al diálogo y compromiso con una solución sustentable. En Molino Cañuelas, con un crecimiento sostenido a lo largo de sus años, buscamos brindar soluciones a través de la innovación y calidad de nuestros productos. Ofrecemos alimentos saludables, nutritivos, ricos y accesibles procurando contantemente satisfacer las necesidades de todos nuestros clientes. Este hito fortalece significativamente la estructura de capital y la capacidad financiera de la compañía, consolidando a Molino Cañuelas como una de las principales empresas de alimentos del país. Con una producción anual superior a 2.200.000 toneladas de alimentos en 22 plantas industriales, la empresa exporta a más de 80 países, cuenta con 4.000 colaboradores de forma directa, posee más de 20 marcas líderes”, remarcó la firma en un comunicado.
El plan establece nuevos esquemas de pago con distintas alternativas para los acreedores. Todos los compromisos serán honrados en la moneda de origen de cada deuda, en su gran mayoría dólares. Las opciones incluyen una al contado, con un único desembolso equivalente al 12,5% del crédito verificado; otra de corto plazo, con una quita cercana al 63% y un calendario de seis años; y una tercera, de largo plazo, que reconoce el 100% del capital, con pagos extendidos a 14 años, intereses crecientes y un contingente sujeto al desempeño económico de la empresa.
El fallo judicial considera también un tratamiento para los acreedores que no emitieron voto o no eligieron ninguna opción: sus créditos serán asignados proporcionalmente en función del peso que tuvo cada una de las alternativas aceptadas.
Los inconvenientes se iniciaron en 2018, cuando Molino Cañuelas cayó en cesación de pagos. En 2016 había adquirido los activos harineros de Cargill en Argentina por 736 millones de dólares y, poco después, construyó una planta de alimentos congelados en Spegazzini que demandó más de u$s100 millones. En paralelo, lanzó un ambicioso intento por salir a cotizar en la Bolsa local y en Nueva York, iniciativa que terminó postergando por la volatilidad financiera y el deterioro de su balance.