El veredicto contó con ocho votos a favor y dos en disidencia para la calificación de femicidio, mientras que el agravante de criminis causa fue aprobado con siete votos a favor y tres en contra. Esta última figura se aplicó debido a que Soto mató a Catalina para garantizar su impunidad.
La Fiscalía, representada por Marcelo Sicardi, había solicitado la pena máxima para Soto, argumentando la existencia de un femicidio. "Estamos ante un femicidio", sostuvo Sicardi, refutando las declaraciones del acusado, quien intentó deslindarse de esa calificación. Sicardi además denunció la actitud manipuladora de Soto durante el juicio: "Es un lobo con piel de cordero".
Por su parte, la defensa de Soto, a cargo de la abogada Ángela Burgos Niño, intentó eliminar los agravantes y propuso una condena por homicidio simple, lo que habría reducido significativamente la pena. Sin embargo, el tribunal rechazó este pedido y confirmó la prisión perpetua.
El abogado querellante Carlos Hairabedian solicitó la incorporación del agravante de alevosía, argumentando que la víctima no tuvo posibilidad de defensa. No obstante, este punto no fue considerado en el fallo final.
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Soto mantuvo la vista hacia el piso cuando la madre de Catalina le reclamó que la mirara a los ojos
Foto: Ariel Zalio/Puntal
El desgarrador alegato final de la madre de Catalina
Uno de los momentos más conmovedores de la jornada final fue el testimonio de Eleonora Vollenweider, madre de Catalina. Ante el tribunal, exigió que el acusado la mirara a los ojos, pero Soto mantuvo la mirada baja. Con la voz entrecortada por la emoción y la indignación, expresó: "Nunca le enseñé a mi hija a cuidarse de un amigo". Sus palabras dejaron en claro el dolor que la atraviesa pero que no le impidieron estar presente en cada una de las audiencias reclamando justicia por Catalina.
"Me sobra un lugar en la mesa, en el auto, me sobra todo el amor que no puedo darle a Catalina", continuó Vollenweider, evidenciando el vacío irreparable que dejó el crimen. También fue contundente al dirigirse a Soto: "Mataste a Catalina, y también nos mataste a nosotros como familia". La sala permaneció en silencio mientras la madre de la víctima expresaba su profundo dolor y su pedido de justicia.
"Catalina tenía sueños, tenía una vida por delante y vos se la arrebataste", agregó con firmeza. Además, señaló la indiferencia del acusado durante todo el proceso judicial, destacando su falta de remordimiento: "Ni siquiera ahora sos capaz de enfrentar lo que hiciste".
El padre de la víctima, Marcelo Gutiérrez, prefirió no hablar en el debate.
Soto, por su parte, utilizó su testimonio para centrarse en su propia situación en la cárcel, lamentándose por haber "arruinado su vida" y quejándose de la imagen que la sociedad tiene de él. Intentó minimizar su responsabilidad, asegurando que el crimen no fue premeditado y negando ser un femicida.
El crimen
El asesinato ocurrió el 24 de julio del año pasado en la casa del acusado, en barrio Jardín. Durante su testimonio, Soto relató que la discusión con Catalina comenzó con un intercambio de palabras subidas de tono. Según su versión, la joven le habría dado un cachetazo, a lo que él reaccionó violentamente.
Soto explicó en detalle cómo ejecutó la toma de asfixia con la que mató a Catalina. Luego, trasladó el cuerpo en su auto, intentó incinerarlo y posteriormente fingió desconocer el crimen ante los familiares de la víctima.
Durante el juicio, su testimonio evidenció su falta de arrepentimiento genuino, centrando su discurso en su propia desgracia en lugar del dolor de la familia de Catalina. Esto fue duramente criticado por la fiscalía y la querella, quienes destacaron su actitud narcisista y manipuladora.
Sentencia y cierre del juicio
El tribunal, integrado por los jueces Susana Frascaroli, Horacio Carranza y María Gabriela Rojas Moresi, junto con el jurado popular, emitió su veredicto en la tarde del miércoles. Con la confirmación de los agravantes, Soto recibió la pena de prisión perpetua, la máxima posible según el Código Penal argentino para este tipo de delitos.
Este caso se suma a la larga lista de femicidios en Argentina, un país donde cada 30 horas una mujer es asesinada por razones de género.
Con esta sentencia, la familia de Catalina Gutiérrez expresó su deseo de que se haga justicia y que la memoria de su hija no sea olvidada. "Catalina no está, y eso no cambia con ninguna condena, pero al menos tenemos la tranquilidad de que se hizo justicia", expresó su madre al salir de la sala.
Al cierre de la lectura de la sentencia, la sala se llenó de aplausos y lágrimas. Un grito en memoria de Catalina resonó en el recinto, acompañado del abrazo de sus padres, Eleonora Vollenweider y Marcelo Gutiérrez, junto con su hermana Lucía. Vestidos con remeras que llevaban la imagen de la joven, los tres recibieron la contención de familiares, amigos y activistas que los acompañaron en la búsqueda de justicia.