Río Cuarto |

"No hay límite ni control sobre el uso de las pantallas en la niñez"

Lo aseguró el neuropediatra Javier Sanabria. Para el médico, es fundamental el rol de los padres y docentes en el aprendizaje del buen uso de los dispositivos. A la vez, alertó que han crecido las consultas a raíz del consumo excesivo de productos tecnológicos

Al anticipar la charla que dará para todo público con relación al impacto de las pantallas en el neuro-desarrollo infantil, el neuropediatra Javier Sanabria dijo a Puntal que, hoy por hoy, no hay límites ni control sobre el uso de los distintos dispositivos electrónicos en la niñez. Para el médico, es fundamental que los padres y docentes contribuyan a propiciar una utilización responsable, al tiempo que alertó que, a raíz del consumo excesivo de este tipo de aparatos, han aumentado las consultas.

-¿Cuál es el impacto principal de las pantallas en el neuro-desarrollo infantil?

-Al hablar de neuro-desarrollo infantil estamos hablando de cómo el cerebro es capaz de modificarse y mejorar para lograr ciertas habilidades y capacidades que le permitan un mejor desempeño general, es decir, que le posibilite lograr cosas que antes no era capaz de hacer. En todo este proceso es importante contar con un cerebro en buenas condiciones biológicas, así como tener estímulos adecuados, tanto desde el punto de vista de su calidad, como en su momento de exposición a los mismos. Como tantos otros aspectos del entorno, las pantallas (televisor, celular, tablet, computadora, play y videojuegos, entre otras) tienen un impacto directo sobre el neuro-desarrollo. La tecnología, bien aplicada, y en compañía de un adulto que pueda orientar y guiar, es excelente y tiene muchísimo para aportar. El problema es que la mayor parte del tiempo se la deja al alcance de los niños, sin que haya un adulto mediando esa interacción. No hay un acompañamiento, ni orientación, ni ningún tipo de límite ni control sobre el tiempo en el que se usan estos dispositivos, ni sobre los contenidos a los que están expuestos. En los últimos años ha habido un aumento importante en la cantidad de artículos científicos que demuestran, de forma clara y cierta, el impacto negativo de las pantallas. En líneas generales, todos los trabajos e investigaciones muestran que, a mayor cantidad de tiempo de exposición y cuando la misma se da a edades más tempranas, aumenta de forma directa el riesgo de que los niños y niñas presenten dificultades en del desarrollo del lenguaje, a nivel cognitivo y en los distintos procesos del aprendizaje, además de dificultades en las habilidades sociales, en la regulación de la conducta y en la capacidad de autorregularse.

-Son varias las consecuencias negativas…

-Sí. A la vez, también existe una relación directa entre mayor exposición a las pantallas y obesidad, consumismo, sedentarismo, conductas violentas y trastornos del sueño. Por otro lado, se ha evaluado también si es lo mismo usar un dispositivo nuevo, como puede ser un e-book infantil, que utilizar un libro infantil impreso, y los resultados son muy claros en cuanto a las ventajas que tiene el libro impreso por sobre los e-books.

-¿Cuáles son las consecuencias en el descanso?

-El exceso de tiempo que conlleva la exposición a las pantallas es tiempo que “se le roba o se le quita” al estudio, a los deportes, a la lectura de un libro, a las interacciones y conversaciones con los familiares, a las interacciones reales con compañeros y, por supuesto, al sueño. Tanto la excitación y el mayor nivel de alerta que produce la misma actividad en las pantallas como la estimulación de la luz, con menor producción de la hormona del sueño (la melatonina), hacen que el sueño aparezca de forma más tardía, con mayores despertares y una peor organización del mismo. Esa falta de un sueño nocturno adecuado tiene claras consecuencias al otro día en el colegio: los chicos están cansados, se duermen en sus bancos, no logran prestar atención, no se concentran, tienen mal humor, aparecen cefaleas y dolores musculares, no hay interés por la tarea escolar y se dan dificultades en la conducta.

-Justamente, hace algunas semanas, un estudio que hicieron en quinto grado del Colegio Manuel Belgrano reveló que en un curso, de 29 alumnos, 21 se acostaban entre las 4 y las 5 de la mañana por quedarse con dispositivos electrónicos, afectando su rendimiento escolar…

-Este estudio hecho por los alumnos de quinto grado del Colegio Manuel Belgrano expone con crudeza cuál es esta realidad, es decir, que esto mismo que se plantea en distintos estudios hechos en el mundo se replica acá, en Río Cuarto. Es obvio que hay una responsabilidad completa de los padres, de los adultos responsables, que poco a poco han ido permitiendo que esto se dé de esta forma. Hoy, “no saben” o “no pueden” hacer lo necesario para que el límite que ellos pongan se pueda cumplir. No todo es sólo “culpa” de las pantallas. Se deben tener en cuenta los cambios que ha habido en la sociedad en los últimos años: ambos padres suelen pasar cada vez menos tiempo dentro del hogar, al estar más tiempo fuera de la casa, ya sea trabajando o realizando distintas actividades deportivas y recreativas. Los abuelos ya no están disponibles en casa como antes y, si están, en general no tienen la capacidad de poner algún tipo de límite. Si quedan al cuidado de algún familiar o niñera, probablemente tampoco se los pongan. Paralelamente, el vivir en casas cerradas y sin patio hace que muchos chicos no tengan dónde salir. El vivir en barrios con un mayor índice de delincuencia hace que los padres no se animen a “dejarlos en la calle”. El no contar con tantos talleres deportivos o recreativos públicos, junto a la mala situación económica general, hace que muchos padres no puedan mandarlos a un club. Todo esto explica, en parte, que los chicos pasen más tiempo dentro de casa, y que esto favorezca una mayor exposición a las pantallas.

-¿Qué efecto generó la pandemia sobre este punto?

-La pandemia y el aislamiento vivido han empeorado de forma notable toda esta situación. Está bien que ya ha pasado mucho tiempo, pero las consecuencias y las “malas costumbres” aún siguen estando presentes. En todos los países existen guías de recomendaciones sobre el tiempo de exposición que tendrían que tener los niños. En todos los países se está discutiendo también qué es lo que está pasando, ya que, a pesar de contar con estas guías, en la práctica no se cumplen.

-¿Qué dicen las guías sobre la exposición saludable?

-Por debajo de los 2 años de edad, nada. Es decir, los menores de dos años no deben estar nunca expuestos al televisor o cualquier otro dispositivo, ya que el cerebro no está preparado para poder manejar ese tipo de estímulos. Entre los 2 y los 5/6 años, se permite media hora por día. Entre los 6 y los 12 años, se permite sólo una hora de pantallas por día. En ningún caso este tiempo tendría que ser en la habitación de los chicos ni en el momento de las comidas. Otra recomendación importante es que esa hora de exposición sea compartida con un adulto que pueda hablar sobre lo que están viendo o a lo que han estado jugando. A todo eso, recién a partir de los 12 años de edad se sugiere un máximo de dos horas por día. Es el mismo tiempo que los adultos, un máximo de dos horas por día de pantallas como recreación (no cuenta el tiempo de trabajo – estudio mediado por las pantallas). Recién a los 12 años de edad se plantea que los niños y niñas sean dueños de su propio dispositivo. Hasta dicha edad, los niños y niñas no deben tener su propio dispositivo. Esto, por supuesto que no va de la mano con lo que la sociedad de consumo quiere imponer.

-¿Cuáles son las consultas más frecuentes que reciben en los consultorios?

-En estos últimos años ha aumentado de forma notable la consulta neuro-pediátrica de niños y niñas con trastornos tempranos del neuro-desarrollo como dificultades en el desarrollo del lenguaje, dificultades generales en su conducta, niños con características similares al autismo y niños con verdaderos trastornos del espectro autista. Los padres y madres, así como toda la familia, tienen una responsabilidad enorme al momento de acompañar a cada uno de sus hijos e hijas a encontrar un equilibrio en todo esto. Los padres deben poder comprender por qué las pantallas no son de ayuda y el daño potencial al que están expuestos los niños. Se los debe asesorar en que se tiene que buscar la forma de que puedan pasar tiempo al aire libre y hacer distintos talleres de iniciación a los deportes, a la música, el baile y el arte. Se les debe “enseñar” a jugar y se debe “jugar con ellos”. Es necesario compartir más tiempo y que ese tiempo sea de mayor calidad.

Sobre la charla

La charla del doctor Javier Sana bria está prevista para el miércoles 5 de octubre a las 20 horas en la sede del Colegio Médico de Río Cuarto, ubicado en Constitución 1057.

La actividad será abierta a toda la comunidad. La entrada es un alimento no perecedero.

Nicolás Cheetham. Redacción Puntal