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Crisis de opiáceos: adicción, sobre-prescripción e insuficiente prevención primaria

La epidemia de abuso de opioides es un problema importante en la salud pública en todo el mundo

Hay muchas fuentes de opioides, incluidas las semillas de amapola crudas, los productos elaborados con semillas de amapola, las drogas semisintéticas y las drogas sintéticas. A lo largo de los siglos, los opioides se han utilizado como analgésicos quirúrgicos, para detener la diarrea y prevenir las caries, como tratamiento adyuvante del insomnio, para tratar el cáncer y el dolor crónico, y como droga recreativa.

La epidemia de abuso de opioides es un problema importante en la salud pública en todo el mundo. En un artículo de la revista especializada The Lancet, investigadores de las Américas presentan sus puntos de vista sobre la crisis de opioides en Brasil, México y Estados Unidos. “Aunque es difícil establecer los principales impulsores de esta crisis, los expertos señalan la influencia de las compañías farmacéuticas, la regulación inadecuada, la prescripción excesiva por parte de la profesión médica y el aumento del uso ilegal de heroína y opioides sintéticos. Una explicación del uso o abuso frecuente de esta clase de drogas es su poder altamente adictivo. Para ponerlo en contexto, la heroína se encuentra dentro de las drogas más adictivas del planeta. La categoría II de la mayoría de las drogas adictivas incluye opioides comúnmente recetados para el dolor moderado y severo. Como resultado, 60 millones de personas luchan contra los efectos adictivos de los opioides en todo el mundo y más de 100 mil personas mueren cada año por sobredosis de opioides, muchas de ellas con fentanilo, una droga analgésica que es entre 50 y 100 veces más potente que la heroína o la morfina”, reseña el artículo.

Y continúa: “En las Américas, la crisis de los opiáceos ha golpeado particularmente a los EE. UU. y Canadá, afectando principalmente a adultos jóvenes y de mediana edad. En 2019, los opioides fueron responsables de 15,8 y 6,4 muertes por cada 100 mil personas en EE. UU. y Canadá, respectivamente. Esta emergencia impulsó el lanzamiento de la Comisión Stanford-Lancet en 2022, que señala que la crisis de los opioides en América del Norte se originó a partir de una falla regulatoria de múltiples sistemas. También se han expresado preocupaciones en otros territorios de la región. Por ejemplo, Guyana, Bolivia y la República Dominicana tienen las tasas de mortalidad más altas debido al uso de opioides después de EE. UU. y Canadá, aunque estas son mucho más bajas (<2 por cada 100 mil personas). Al igual que en América del Norte, el uso de fentanilo es un problema creciente en varios países de América Latina. En Brasil, el fentanilo compite con la codeína y la oxicodona, que siguen siendo los principales impulsores del uso y abuso de opioides. Desafortunadamente, se sabe poco sobre el estado del uso de fentanilo en otros países de las Américas y se necesita con urgencia investigación de alta calidad para comprender mejor la carga real del abuso de opioides en estas poblaciones”.

“La Comisión Stanford-Lancet ha propuesto varias medidas para abordar la crisis de los opioides, incluida una mejor regulación de las drogas, educación, restricciones en la prescripción de opioides y promoción de campañas de prevención, por ejemplo”. The Lancent señala que existen estadísticas alarmantes que “sugieren que la prescripción excesiva de opioides ha sido un factor clave en la crisis de los opioides en EE. UU. La adicción a los opiáceos también es un gran problema entre los propios médicos. Sin embargo, a pesar de una disminución constante en la prescripción de opioides en los ese país desde 2013, el número de muertes continúa aumentando, lo que indica que otras causas han cobrado igual o más importancia, como la incursión y popularidad de los opioides sintéticos obtenidos del mercado ilegal y clandestino”.

The Lancet