Río Cuarto |

"Pasamos de hacer software a medida, a pensar en productos globales"

David Vaisman, socio fundador de Oliver, repasa la evolución de la empresa en el marco de sus 25 años de trayectoria y explica cómo una reciente misión a Silicon Valley les sirvió para afianzar su proyección dentro de la industria informática

Una empresa local vinculada al rubro de la informática transita sus 25 años de trayectoria en la ciudad, desde donde desarrolla soluciones en software para empresas del país y de distintas partes del mundo.

Se trata de Oliver, una propuesta que originalmente surgió a partir del sueño de cuatro egresados de la Universidad Nacional de Río Cuarto, de los cuáles dos siguen embanderados con la iniciativa.

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David Vaisman y Alejandro Brero son socios fundadores de Oliver, y junto a Jorge Felippa llevan actualmente las riendas de la empresa. En diálogo con I + I Córdoba, Vaisman comenta de qué manera fueron evolucionando en su modalidad de trabajo y cuáles fueron los momentos bisagra que redireccionaron los rumbos del emprendimiento.

“Originalmente nos dedicábamos al desarrollo de todo tipo de software a medida. Por ejemplo, a finales de los ’90 ya desarrollábamos software para empresas de remises y radiotaxis, entre otros, e incluso hicimos un software de gestión que en su evolución podría haber sido lo que hoy es Uber”, señala el licenciado en Sistemas, quien además es vicepresidente del Clúster Tecnológico Río Cuarto.

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Y agrega: “Pero eran épocas en que se empezaba un software, se entregaba y de inmediato, comenzábamos con otro proyecto. No teníamos una mentalidad comercial y administrativa, porque nosotros veníamos de una carrera técnica y como la mayoría de los informáticos, empezamos la empresa sin asociarnos a alguien conocimiento de administración de empresas”.

Fue en esos comienzos de Oliver, que Vaisman tuvo la oportunidad de instalarse durante algunos año en España y desde allí articulaba trabajos con sus compañeros en Río Cuarto, entre ellos, el desarrollo de un sistema para Telefónica de España.

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“Después de desarrollar decenas de productos a medida, surgió la posibilidad de hacer desarrollos para mobile en el año 2004 en tiempos que no existía aun el sistema Android y recién aparecía Windows C para dispositivos móviles. Hicimos un software particular y el cliente nos dijo: ‘si hicieron esto, quiero que hagan todo el software para mi empresa’. A partir de ahí desarrollamos todo el software de gestión de la empresa y también nos llevó a nosotros a dejar de empezar siempre cosas nuevas y a analizar de qué manera podíamos pensar un producto de manera global”, sostiene.

En la actualidad, la evolución de ése producto se convirtió en el “caballito de batalla” de Oliver y hoy por hoy es requerido por más de 250 clientes.

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“Se trata de un software de gestión completo. Informatiza puntos de venta fijos, móviles, ordena la gestión administrativa, la venta mayorista a minoristas, y hasta se integra con las marcas vinculando los software entre sí”, explica Vaisman.

Asimismo, constantemente exploran nuevos desarrollos a partir del área de Innovación que crearon en la empresa.

La experiencia Silicon Valley

El empresario del software participó el año pasado de una misión promovida desde la agencia ProCórdoba a los Estados Unidos (junto a referentes de la Región Centro), con motivo de visitar Silicon Valley, la meca de la tecnología mundial.

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De dicha experiencia, Vaisman rescata lo impresionante de reunir en un mismo espacio geográfico una multiplicidad de firmas multinacionales dedicadas a desarrollos de vanguardia como así también el fuerte vínculo y la sinergia que esas empresas mantienen con las universidades.

“Está todo junto, sin límites. Físicamente, termina el edificio de la universidad y empieza otro de la empresa, y entre sí tienen tiempos de respuestas inimaginables y mecanismos muy aceitados, porque las empresas son aportantes de las universidades”, explica.

Para agregar: “Algo que aprendimos el año pasado en nuestra experiencia en Silicon Valley, es que todas las empresas están formadas por una sociedad con al menos dos partes: la que maneja cuestiones administrativas y comerciales, y la que maneja la parte técnica”.

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Más adelante, comentó que también le llamó la atención la dinámica y la interacción con la que resuelven cada desafío.

“Notamos que van siempre para adelante, que están todo el tiempo con un pensamiento de hacer cosas y no quedarse. Que piensan primero a cuántos millones de personas le van a poder vender un desarrollo, antes de realizarlo, algo que por ahí nosotros empezamos vendiendo productos a medida de un cliente, es decir, viendo el todo de manera local, regional y un poco más, mientras que allá primero ven el todo”, sostiene.

Para añadir: “Creo que en cuanto a experiencia nos sirvió para pensar hasta dónde podemos llegar con un desarrollo, sin límites. Muchas veces nosotros nos ponemos límites y en esto tiene que ver mucho la personalidad del estadounidense, su cultura. Porque a veces nosotros pensamos en ir de a poco, y creo que esta experiencia nos ayudó a para poder ver que tenemos que pensar empresarialmente de una manera global”.