Pedro Vigneau es un militante de la producción agropecuaria sustentable y por eso no es casualidad que en los ámbitos institucionales del agro haya sido primero presidente de Aapresid y ahora de Maizar, la cadena que reúne a todos los eslabones del cultivo del maíz, el grano que más volumen genera en la Argentina.
Fue el encargado de organizar junto a un gran equipo el Congreso de Maizar esta semana en Buenos Aires y al cerrar el evento habló con Tranquera Abierta sobre el balance de la jornada y el rol del maíz en el futuro del país.
“Estamos muy contentos por lo que pudimos hacer. Trabajamos mucho para ofrecer una agenda rica y más en un año político. Cuando mucha gente con energía trabaja salen resultados buenos y es lo que ocurrió en el Congreso de este año”, explicó.
Y agregó: “Vinieron varios decisores políticos y hubo un nivel técnico en las charlas de excelencia. Y por supuesto que estamos muy contentos por el acompañamiento que logramos y las repercusiones que hubo”.
Se habló mucho del potencial del maíz y sus múltiples usos, ¿qué tan relevante es su potencial?
El potencial del maíz es difícil de dimensionar, no hay techo. Un cultivo como el maíz, con la centralidad que tiene, la cantidad de biomasa que genera, que el consumidor mundial lo está pidiendo, con la cantidad de usos que todos los días se suman; pero además sabiendo que podemos tener el maíz con menor huella ambiental del mundo, si verdaderamente armamos una estrategia de posicionamiento y una marca país como decíamos en el Congreso, que cuente la forma de producir que tenemos en Argentina, más las condiciones macroeconómicas, de estabilidad, que sí tienen otros países, podríamos tener, por ejemplo en Río Cuarto una potencialidad inmensa. Porque hoy ya es central en lo que es producción y transformación de maíz, y dándole las condiciones puede haber un despegue muy rápido en un montón de áreas.
Clarificar lo que hoy tenemos como un horizonte más difuso en bioenergías, por ejemplo...
Totalmente. Y energías es una parte de la bioeconomía. Argentina tiene que darse cuenta de cuáles son los vectores de desarrollo que tiene y la bioeconomía es sin dudas uno de ellos. Brasil se dio cuenta hace rato y hoy el PBI Agro de Brasil es más grande que todo el PBI de Argentina. Si lo vemos y tenemos la capacidad de entusiasmar a los decisores políticos, tendremos un camino virtuoso por delante. Tenemos la responsabilidad de contar esta historia, tenemos que enamorar y mostrar que hay un camino concreto de desarrollo federal, inclusivo, que puede generar muchísimo trabajo y que además es lo que el mundo necesita. Está todo dado; depende de todos y cada uno de nosotros que eso suceda.
En relación a Río Cuarto y Córdoba en general, el tema biocombustibles es clave...
El tema biocombustibles es central, por supuesto. Sería ideal, y esto lo hablaba antes del panel con el expresidente Macri, de lo bueno que sería que todo el Mercosur tuviese una política común en esa materia. Que todos vayamos a 27 puntos de etanol en las naftas con motores flex y 15 puntos para el biodiésel. Y qué bueno sería aprovechar la enorme oportunidad que está ofreciendo el combustible sustentable para la aviación. Pero además insisto en que lo haríamos a partir del maíz con menor huella ambiental del mundo; ahí tenemos una ventaja competitiva inmensa. Todo eso depende de que nosotros logremos seducir y agotar las energías y los recursos para que entre todos nos demos cuenta y nos subamos a una estrategia de mediano y largo plazo.
Zonas como Río Cuarto podrían vivir una transformación muy fuerte con esto...
Absolutamente, pero creo que eso podría ser en no mucho tiempo, porque los cambios suceden rápido, cada vez más rápido; para bien y para mal. Pero si entramos en un círculo virtuoso lo vamos a transitar rápidamente y en localidades como Río Cuarto ni hablar. Porque tienen todo: capacidad humana, es decir capacidad técnica de los profesionales que hay allí, más la cultura del maíz y la transformación que tiene Río Cuarto y Córdoba en general, creo que dan las condiciones para que haya una explosión, sin dudas.
Mientras tanto seguimos discutiendo retenciones, tipos de cambio y demás; sin solucionar eso no hay nada de lo anterior...
Personalmente creo que el primer día del nuevo Gobierno debe ser tajante, marcar un rumbo y decir para dónde vamos a ir. Muchas veces se dice que no hay que desfinanciar al Estado. Y cuando uno ve la eficiencia en el gasto que tiene ese Estado y se junta con una familia de alguna zona castigada por la sequía que no va a tener ingresos ni para cubrir el 15% de lo que invirtió en la campaña, ¿con qué cara le dice que además de la pérdida debe seguir financiando al Estado o a una política ultra ineficiente? Creo que en ese sentido hay mucho por repensar y hay mucho para hacer y rápido.
Clima y economía
Vigneau recordó que el sector vive “un año durísimo”, con la peor sequía en 60 años, que pone en evidencia y agrava el impacto de la brecha cambiaria, los derechos de exportación (único país de América que los tiene) y los cupos en las cadenas agrobioindustriales. “La seca les quitó todo a los productores, y así y todo tienen que seguir financiando la ineficiencia de la política”, remarcó.
El presidente de Maizar recalcó que, por su importancia, la Argentina tiene que tener un Ministerio de Agricultura, no una Secretaría: “Cuando un secretario viaja al exterior, se reúne con un secretario: tenemos que tener un Ministerio”, y destacó que, en Brasil, más allá de sus diferencias políticas, todos están alineados en torno a que el desarrollo del agro es clave para el desarrollo del país.
Vigneau destacó también que “el mundo mira lo renovable”, y en este sentido dijo que “el maíz es una planta carbono 4, que capturan mucho más carbono y tienen mucha eficiencia fotosintética. Hay que contar la historia”. Para el directivo, “hay una enorme oportunidad de desarrollo federal con el maíz, hoy se hace maíz de Chubut a Jujuy, de los Andes a la Mesopotamia”, y recalcó que es preciso aprovechar el agua dulce que se va al mar sin aprovechamiento.
Vestido con un traje y zapatillas confeccionados en base a polímeros de maíz, Vigneau señaló que "deberían fabricarse no en China o Estados Unidos, sino en Venado Tuerto o Río Cuarto, ya que es más eficiente agregar valor al maíz donde se produce, y el maíz argentino tiene el mejor balance de carbono del mundo”. Destacó que hoy en el mundo hay más de 4.000 productos elaborados a base de este cereal, y que la Argentina tiene una gran oportunidad, desde bioplásticos para envases hasta biocombustibles para aviones”, por ejemplo. “Si certificamos que tenemos el maíz con menor huella ambiental del mundo, van a venir a invertir. Pongámonos de acuerdo y salgamos de las falsas grietas y prejuicios”.