“Estamos ante una situación inédita. El país no vivía algo así hace más de 100 años”, dijo Caputo, aludiendo al contexto macroeconómico que, según él, permite pensar en un tipo de cambio de convertibilidad por debajo de los $1.000 por dólar. Aseguró que esto fue posible “por decisión política” y no por casualidad. “Tenemos superávit primario, control monetario absoluto, no se imprimen pesos desde hace un año, y un Banco Central capitalizado”.
Según el ministro, el objetivo de las nuevas medidas es terminar con el “sistema soviético” que convirtió a millones de argentinos en sospechosos por el simple hecho de ahorrar o consumir. “No puede ser que para comprar un auto te pidan siete veces el origen de los fondos, o que una compra en el supermercado active reportes cruzados en ARCA. Hay gente que se acostumbró a vivir así, y eso no puede seguir”, afirmó.
Caputo responsabilizó a los sucesivos gobiernos por haber duplicado el gasto público entre los ‘90 y 2020, llevando la presión tributaria a niveles “insoportables”. Ese esquema, dijo, expulsó a miles de pymes y ciudadanos a la informalidad. “El Estado asumió que todos eran delincuentes. Regulamos para la excepción. Perseguimos a los que solamente intentaban sobrevivir. Eso no sólo no funcionó, sino que nos dejó con 1.000 contribuyentes que explican el 50% de la recaudación”.
El núcleo del paquete anunciado, y defendido con fervor, es un nuevo régimen de “ganancia simplificada” que permitirá, desde el 1º de junio, que cualquier persona pueda usar sus ahorros sin generar sospechas por consumos de hasta 50 millones de pesos por mes. Por debajo de ese umbral, ARCA, el organismo tributario del gobierno libertario que reemplazó a la AFIP, “no tendrá información de lo que gasten”. Para operaciones mayores o bienes registrables (autos, inmuebles, acciones), la recomendación oficial es adherirse al nuevo sistema: “No se investigará ni el consumo ni el incremento patrimonial, sólo lo facturado menos gastos deducibles”.
El mensaje fue categórico: “Esto es una reivindicación al 99,9% de los argentinos, que no son delincuentes. Es un cambio de régimen. La gente perdió confianza en la política, y nosotros queremos recuperar eso confiando primero en ellos”.
Consultado sobre qué pasaría si un eventual nuevo gobierno decide revertir estas medidas, Caputo fue tajante: “Voten bien”. Pero adelantó que se enviará al Congreso una ley para reducir la prescripción tributaria y elevar los montos para que se configure delito fiscal, blindando así el nuevo sistema frente a futuros cambios de signo político.
“El Estado asumió que todos eran delincuentes. Regulamos para la excepción”, declaró Caputo.
El ministro también resaltó el rol de Javier Milei en la ejecución de este modelo: “La clave es la determinación del presidente. Esa valentía nos allana el camino a todos los ministros. No es casualidad que Patricia Bullrich haya podido terminar con los piquetes, o que se esté avanzando en una reforma judicial”.
La mención a Bullrich (ambos fueron ministros de Mauricio Macri) abrió un interrogante sobre si Caputo apuntaba también al expresidente. En un momento donde se discute el rumbo de la oposición, el respaldo a Milei pareció marcar distancias con su pasado político.
En el tramo final, Caputo celebró que “cada vez más empresarios han hecho el click” y empiezan a invertir. Aseguró que la economía creció pese a una baja del 30% en el gasto consolidado del Tesoro y el Banco Central, y destacó la caída de la inflación.
“Este es un modelo que busca competitividad con baja de impuestos, no con salarios miserables ni devaluaciones eternas”, insistió Caputo. “No estamos hablando de un ajuste pasajero: estamos refundando la Argentina”.
Con sus palabras, el ministro detalló medidas económicas pero también ofreció un relato político, casi doctrinario, del proyecto libertario. En el tramo final de su exposición, Caputo se permitió una oda sin pudores al presidente Javier Milei, a quien describió como “la pieza clave” del experimento económico que atraviesa el país. “Su personalidad y su determinación son la llave fundamental para que podamos avanzar con estas reformas”, aseguró, como si la voluntad personal alcanzara para doblegar la realidad.
Caputo sostuvo que con Milei “la política volvió a ser un servicio público, no un negocio”. El ministro concluyó que el liderazgo del Presidente es lo único que garantiza la sostenibilidad de este rumbo y destacó que “esto es un cambio de régimen, es como una especie de refundación”. Refundación que parece pedir obediencia ciega, tolerancia al dolor y fe en un plan que todavía no ha demostrado beneficios concretos para las mayorías.