De hecho, Milei sigue predominando, con un perfil definido, pero la oposición, entendida en su conjunto, es apenas una imagen desenfocada. Los moderados y los duros tienen un inconveniente común:no consiguen hacer pie. Ni discursiva ni políticamente.
Es un problema enorme si se considera que 2024 ya entró en su octavo mes y que las elecciones legislativas del año próximo están cada vez más cerca. Los vaticinios de que Milei duraría un puñado de meses evidentemente no se cumplieron y, es más, sus índices de imagen están mostrando una inesperada capacidad de resistencia. La economía está devastada, en julio la caída de las ventas en Córdoba fue del 14,6%, los salarios han perdido, como mínimo, 15 puntos contra la inflación según un informe que publicó ayer Clarín. Eso en el mejor de los casos. Hay sectores en los que los sueldos, incluso formales, están en zona ya no de pobreza sino de indigencia. Los rubros de la actividad que muestran indicios de recuperación, como el campo, son puntuales y no generan un derrame -por usar una metáfora del menemismo que tanto le gusta a este gobierno- sobre el resto de la economía.
Aún así, Milei prevalece. ¿Qué puede pasar si el año próximo, en época de elecciones, la inflación continúa a la baja y la actividad empieza, aunque sea tibiamente, a recuperarse? En ese escenario, el Presidente podría ser un problema aún mayor para la oposición. O para el universo no-libertario.
Una plaza especialmente compleja será Córdoba, que supo ser la meca de Mauricio Macri y que ahora se derrite ante el libertario. La evolución de la opinión pública en la provincia parece ir en sentido contrario a la lógica:a medida que la crisis económica permanece y se agudiza, la imagen positiva de Milei crece. Según los sondeos de CBConsultora, pasó del 64,8 por ciento en junio al 66,1 en julio.
El gobierno consumió los seis primeros meses tratando de sacar en el Congreso su Ley Bases. Fue, en parte, por su propio amateurismo pero también por la distribución de las bancas en el Senado y en Diputados. Es un oficialismo en estado de minoría aguda. Ya lo dijo Milei: necesita reconfigurar esa distribución. Y uno de los distritos clave, adonde irá a buscar votos será, por supuesto, Córdoba.
¿Con qué resistencia se encontrará en el territorio?¿Cómo van a posicionarse los actores políticos cordobeses que no integran el ecosistema libertario? ¿Van a optar algunos, como por ejemplo radicales y juecistas, por algún tipo de acuerdo con La Libertad Avanza, que ya está reconocido oficialmente como partido en Córdoba? ¿Ovan a seguir por su camino, con el riesgo de diluirse como alternativa electoral? ¿Qué hará el PJ cordobés, que al igual que la UCRy el Frente Cívico, comparte parte de su electorado con el jefe de Estado? El gobernador Martín Llaryora, quien también ostenta índices de aprobación del 60 por ciento, ya probó el camino de la confrontación abierta y directa con Milei y debió abandonarlo. Sobre todo, porque a la mayoría de los cordobeses no le simpatizó ese perfil.
Ante ese dilema, el cordobesismo está ensayando una estrategia que pone en la cancha a sus dos principales figuras:a Juan Schiaretti, que cosechó 1.700.000 votos en la elección presidencial, y a Llaryora. Entre los dos se reparten las funciones y el territorio.
Schiaretti pretende afianzarse como dirigente nacional y darle una cara a esa oposición aún sin rostro. En los últimos días, el diputado Carlos Gutiérrez, uno de los armadores políticos del exgobernador, anunció que Hacemos por Argentina, el nuevo partido que girará en torno a Schiaretti, ya está en 13 distritos y que alcanzará todo el territorio nacional a fin de año.
El exmandatario sigue orbitando por fuera del peronismo nacional, que en realidad hoy está sumido en una profunda crisis de identidad y liderazgo, y sondeando alianzas con dirigentes de las provincias. Sin embargo, no parece que vaya a ser un camino despejado.Schiaretti sufre un contratiempo similar al de Macri: coinciden con Milei en cuestiones fundamentales y se distancian en los detalles. ¿Hay espacio para la diferenciación light como opción electoral?El estilo de Milei, posiblemente, en algún momento llegue a saturar a la gente;sin embargo, no está claro que vaya a ocurrir en el corto plazo.
Hasta ahora, el bloque legislativo del PJ cordobés, en alianza con otros sectores de la oposición dialoguista, le ha votado a Milei sus principales iniciativas. Le dieron las herramientas, como suelen decir. En parte porque están convencidos de que el país debe ir en esa dirección; en parte, porque miran de reojo lo que piensa su electorado. Pero ahora, casi como una ironía, debe darle razones a ese mismo electorado para que lo considere una opción mejor que los libertarios cuando haya que ir a las urnas en 2025.
Por lo pronto, parece haberse terminado en el Congreso la etapa del acompañamiento a Milei. El propio Gutiérrez anunció que intensificarán su perfil crítico. Le reprochan al Presidente, sobre todo, la ausencia absoluta de una concepción productivista en su programa de gobierno, si es que se le puede llamar así. Ahí aparece la repetición de un guiño que el peronismo cordobés ha venido haciendo durante 25 años: a la producción, al campo, a lo que constituye el perfil predominante de la provincia.
¿Le alcanzará? Es una incógnita. El campo -se vio en la Rural dePalermo- parece estar bastante a gusto con Milei.
De todos modos, el peronismo cordobés entiende que Schiaretti en el ámbito nacional puede contribuir a traccionar votos adentro de la provincia. Es más complejo contraponer argumentos puramente cordobeses cuando se eligen legisladores nacionales que tener una figura conocida y con buena imagen encabezando un proyecto de alcance nacional. El gobernador, por su parte, se asentará en Córdoba y buscará captar la mayor cantidad posible de votos;tratará de contener el posible aluvión. No sólo por Milei sino porque, además, si los libertarios se alían con los adversarios del peronismo cordobés -Luis Juez o Rodrigo De Loredo- la elección de 2025 podría envalentonarlos para dos años después.
Llaryora y el oficialismo provincial ya están pensando y actuando en función de la elección del año próximo. Y el sur provincial será un territorio fundamental de la disputa. Primero, por su peso específico pero, además, porque deben reconquistarlo después de una sucesión de derrotas.
En ese punto aparece el nombre de Juan Manuel Llamosas, flamante asesor de la Provincia para todo el sur provincial. El exintendente tendrá que potenciar al peronismo cordobés como opción electoral para 2025. Una mochila nada liviana. ¿Qué ocurriría si, en una elección nacional, el resultado vuelve a ser esquivo?¿Quién concentraría la culpa? Previsiblemente, Llamosas.
Para el intendente Guillermo De Rivas, que tiene por delante meses complejos, en términos electorales es casi un alivio. Porque no lo exime pero, al menos, le aligera la carga.