En Argentina se estima que cerca de 300 mil personas tienen hepatitis B o C, pero la enorme mayoría de ellas no lo sabe, y -a nivel mundial- se calcula que son más de 300 millones los afectados.
“Me enteré de que tenía hepatitis C de casualidad, al realizarme un análisis de sangre cuyos resultados le llamaron la atención a mi médico. En ese momento, no había tests específicos de hepatitis C porque no se había identificado el virus; se hablaba de ‘hepatitis no A, no B’. Aunque desconozco cuándo o cómo lo contraje, es posible que haya convivido décadas con el virus. Afortunadamente, logré curarme antes de que me afectara significativamente el hígado, pero muchos voluntarios y amigos que pasaron por Buena Vida no tuvieron esa suerte”, remarcó Rubén Cantelmi, presidente de la Asociación Civil Buena Vida, una organización que acompaña a pacientes con enfermedades hepáticas.
“El primer paso, es saber si uno tiene hepatitis. Hacerse el test para la hepatitis B o C es rápido y gratuito en hospitales públicos y centros de salud o en el marco de campañas abiertas a la comunidad. Si el resultado da positivo, no hay que paralizarse: la hepatitis B se controla adecuadamente con tratamiento y la hepatitis C, con las terapias modernas -que están cubiertas al 100% tanto por el Estado como por las Obras Sociales y prepagas- se cura más del 95% de los casos en pocas semanas”, afirmaron desde Buena Vida, organización que integra la World Hepatitis Alliance.
Las hepatitis virales son enfermedades que afectan al hígado y están causadas por distintos virus. En Argentina, las más frecuentes son las hepatitis A, B y C. De hecho, existe un brote de hepatitis A, sobre todo en población vulnerable, por lo que es una oportunidad de oro aprovechar estos días para vacunarse.
Cabe destacar que en Río Cuarto, además de otras seis ciudades del país, se realizaron testeos y vacunaciones, de 9 a 12 del mediodía, el pasado lunes 28 en Plaza Roca; el martes 29 en el Instituto Médico Río Cuarto (IMRC); y el miércoles 30 en el Nuevo Hospital San Antonio de Padua.
En diálogo con Salud & Ciencia, la médica especialista en Hepatología y Trasplante Hepático, doctora Jésica Tomatis (MP 37849-ME 21115) sostuvo que durante los tres días se concretaron más de 200 testeos y se aplicaron unas 150 vacunas.
Dra Tomatis 1
La médica especialista en Hepatología y Trasplante Hepático, doctora Jésica Tomatis (MP 37849-ME 21115).
La importancia de prevenir
Las vacunas contra la A y la B son seguras, gratuitas y están incluidas en el calendario nacional. Es necesario que las personas se vacunen y cumplan con el esquema completo.
En el esquema público, solo del 20 al 30% completa las tres dosis contra la hepatitis B.
La hepatitis C no tiene vacuna, pero se puede curar con tratamientos disponibles. Con estos recursos, el país adhiere a la meta de la Organización Mundial de la Salud de eliminar las hepatitis virales como amenaza para la salud pública hacia 2030.
“Hoy podemos imaginar un futuro sin hepatitis virales, pero para eso necesitamos que las personas completen el esquema de vacunación, se testeen y que aquellos que den positivo reciban tratamiento tempranamente. En nuestro país, podrían tomarse las medidas necesarias orientadas a lograrlo, pero falta también información clara y sostenida para que la gente acceda al cuidado de su salud”, sostuvo el doctor Esteban González Ballerga, presidente de la Sociedad Argentina de Hepatología (SAHE).
Las hepatitis pueden no presentar síntomas durante años, pero, cuando estos aparecen, suele ser porque el daño hepático ya sea significativo. Por eso, es esencial testearse a tiempo.
En ese sentido, insistieron en que todos aquellos pacientes que ya tienen diagnóstico de hepatitis B o C, pero no están haciendo nada por su salud, vuelvan al médico para tomar medidas y lograr controlar a tiempo su cuadro, antes de que el daño ocasione falla hepática, necesidad de trasplante y/o cáncer de hígado.
¿Cuándo hacerse el test?
Todos los adultos deberían testearse al menos una vez en su vida, independientemente de que se consideren que han estado expuestos a situaciones de riesgo. De todos modos, entre estas, se incluyen:
Transfusiones o cirugías
Tratamiento de diálisis
Realización de tatuajes, piercings y determinados tratamientos de belleza
Compartir elementos punzantes o de higiene personal
Mantener prácticas sexuales de riesgo
Privación de la libertad
Uso de drogas inyectables o inhaladas
Convivir con alguien diagnosticado con hepatitis viral