La resolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, por la cual falló a favor de las clases presenciales en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fue un duro golpe para el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. En sus fundamentos, los miembros del máximo órgano judicial a nivel nacional señalaron que “CABA puede regular la apertura de las escuelas conforme con las disposiciones de la ley 26.606 y la resolución 387/21 del Consejo Federal de Educación, priorizando la apertura y la reanudación de las clases presenciales”. En otras palabras, sentenció que con el DNU del Gobierno “se violó la autonomía de la ciudad”. Votaron a favor Carlos Rosenkrantz, Ricardo Lorenzetti, Horacio Rosatti y Juan Carlos Maqueda. En cambio, Elena Highton de Nolasco no lo hizo argumentando que la Corte no tiene competencia para resolver esta cuestión. El fallo volvió a dividir las aguas entre oficialismo y oposición y profundizó la grieta que viene atravesando a la clase política argentina y a la sociedad toda. “Un juez no puede usar las sentencias para favorecer a los candidatos que le gustan”, disparó Fernández acusándola de una maniobra de golpismo. Y, en el marco de un acto en Ensenada, en el que estuvo junto a Cristina, Sergio Massa y Axel Kicillof, entre otros, agregó:“Ésta es la foto de la unidad”. El Frente de Todos se mostró unido y prometió dar batalla contra la Justicia, a la que considera como una aliada estratégica de Juntos por el Cambio.
La grieta que impide el consenso necesario para combatir el Covid
El fallo de la Corte dividió las aguas entre el oficialismo y la oposición en momentos en los que la segunda ola ataca con más fuerza. Schiaretti toma distancia de ese conflicto y realiza su propio juego. Llamosas hace equilibrio entre los dos peronismos
La fuerte tensión política que se generó con el fallo de la Corte tuvo sus coletazos en las provincias. En el caso de Córdoba, el gobernador Juan Schiaretti decidió tomar distancia del conflicto entre la Nación y CABA desde un primer momento. La táctica del mandatario cordobés pasa por mostrar un gobierno que apuesta al diálogo y al consenso a la hora de tomar decisiones clave para los cordobeses, sobre todo si tienen que ver con la pandemia del coronavirus. Es por ello que el gobernador apeló dos veces a un acuerdo con todos los intendentes cordobeses, sea cual fuere su color político, para definir las restricciones que iban a regir en la provincia, buscando mostrar un modelo diferente al de la confrontación. En el fondo, Schiaretti sabe que la gente está harta de las peleas políticas y que busca líderes que promuevan la unidad entre los argentinos. Está más que claro que la grieta nos aleja de la búsqueda de soluciones comunes y la situación epidemiológica por la que está atravesando el país requiere dejar de lado las diferencias y encontrar los consensos necesarios para vencer al Covid-19.
La resolución de la Corte, por la cual falló a favor de las clases presenciales en CABA, fue un duro golpe para el Gobierno y agravó la grieta.
Volviendo a Córdoba, se puede decir que el mandatario provincial es un hombre de una vasta experiencia política que conoce, como la palma de su mano, el ADNde los cordobeses. Yen un año en el que de elecciones la prudencia y la cautela suelen ser buenas consejeras. En la provincia, gran parte de los cordobeses no quieren saber nada con el kirchnerismo, dato que Schiaretti lo sabe, como así también que su alianza Hacemos por Córdoba comparte electorado con Juntos por el Cambio, la coalición de Mauricio Macri. En ese sentido, el gobernador sale a jugar con estilo propio:se despega de todo lo que tenga que ver con el Frente de Todos y remarca que su espacio político tiene su propio perfil, el de la “impronta Córdoba”. Con la versión renovada del “cordobesismo”, que lanzara en su momento José Manuel de la Sota, Schiaretti busca seducir el voto de los cordobeses en los próximos comicios legislativos, con el fin de lograr mantener su caudal político y enfrentar con éxito la prueba de la gobernación de Córdoba para el 2023. Para ello, su carta fuerte es su esposa, la diputada Alejandra Vigo, quien suena para ser candidata a senadora, y que hará campaña con otra mujer:Natalia de la Sota, hija del fallecido exmandatario cordobés, que en principio encabezará la lista de los diputados.
Schiaretti decidió tomar distancia del conflicto entre la Nación y CABA desde un primer momento. El gobernador sale a jugar con estilo propio.
Pero Alberto F. no se queda de brazos cruzados y mueve también sus propias fichas de cara a este año electoral. Por ejemplo, días pasados, recibió a los legisladores cordobeses del Frente de Todos. Esto es:al senador Carlos Caserio y a los diputados Gabriela Estévez, Pablo Carro y Eduardo Fernández, en lo que se interpretó como un mensaje dirigido al propio Schiaretti. “Durante el encuentro, el Presidente se interiorizó sobre la situación social y económica de la provincia y convocó a los legisladores a consolidar el Frente de Todos en la provincia de Córdoba, el segundo distrito más importante del país en población, y fundamentalmente por su enorme aporte a la economía nacional, en particular, en sectores tales como la industria, el agro y el turismo”, se informó a través de un parte de prensa. En realidad, se trató del okey del primer mandatario a los referentes del Frente de Todos para el armado de una lista propia. En Río Cuarto, Juan Manuel Llamosas se autodefinió como un intendente que forma parte del PJque lidera Schiaretti, para dejar en claro su pertenencia política. Sin embargo, mantiene buenas relaciones con el gobierno nacional, que financia parte de su plan de obras públicas, haciendo equilibrio entre los dos peronismos.
Marcelo Irastorza. Redacción Puntal