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De las peores sequías que los productores recuerden

En el sudoeste de la provincia, cayeron 9 milímetros en todo el mes. Los maíces de primera están casi perdidos

El ingeniero agrónomo Guillermo Boretto, de la zona de Esperanza, Santa Fe, lanzó una máxima que muchos productores replicaron en las redes sociales en los últimos días: “En años Niña, no hacer maíz de primera”. La frase fue acompañada por una foto de un lote de ese cultivo que mostraba dramáticamente el impacto de la falta de lluvias y las altas temperaturas en las plantas de hojas enroscadas y pálidas. Ayer, el agrónomo completó con una pregunta: “¿Es esta una de las peores campañas agrícolas de la historia?”.

Las respuestas no se hicieron esperar con colegas y productores de diferentes puntos de la región centro que no dudaron en responder afirmativamente la consulta.

José Gaynor, agrónomo y productor de la zona de Villa Valeria, en el sur provincial, remarcó que “la zona viene muy complicada”. Y aportó un dato dramático: en su campo llovieron 9 milímetros en diciembre “en medio de olas de calor y vientos muy importantes. Fue un mes absolutamente tórrido e impensado”. Y agregó: “El poco maíz que sembramos en octubre lo estamos perdiendo. No tiene un metro de alto cuando debería estar floreciendo a esta altura y está lejos de eso”. En la zona, los girasoles están “con botones, floreciendo, pero con 50 o 60 centímetros de alto; muy desparejo”. Por último, la soja y el maíz de segunda “todavía aguantan, pero necesitan urgente algo de lluvia”, advirtió el Gaynor. En general, el Oeste de los departamentos Río Cuarto y General Roca presentan esas características.

Vanesa Padulles Igoillo es productora de Leones -departamento Marcos Juárez- y allí la situación parece algo mejor, pero con un déficit hídrico también importante. “Los cultivos están muy castigados en esta zona, pero menos que alrededor de Bell Ville. Va a ser importante la cantidad que pueda llover el domingo, que según los pronósticos habría tormentas en la zona. Hasta acá dependió mucho del manejo y las decisiones tomadas en los lotes”, remarcó la productora. A modo de conclusión, sentenció que “en general habrá baja en los rindes; será como hace años no se ve”, afirmó.

En la zona de Oliva, Alejandro Buttiero explicó que allí hay algo más de margen, “pero muy ajustado”. En esa región de Tercero Arriba casi se terminó de sembrar el maíz de segunda y en soja los mayores avances se dieron en la segunda quincena de noviembre. “Este año tenemos casi 80% de maíz de segunda en la zona, empujado por la falta de humedad”, dijo Buttiero. Y agregó: “Comparado con otros lugares está un poco mejor, pero no le sobra nada, porque no hubo lluvias importantes”.

Joaquín Biancotti, de San Vicente, en Santa Fe, también publicó una foto de un lote de maíz “acartuchado” por la sequía. Según la estadística del productor santafesino, el campo recibió “635 milímetros en lo que va del año. De mayo hasta hoy, 215 milímetros. La Niña pegando más que fuerte en esta zona”, remarcó.

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Más al Este, en Rincón de Nogoyá, Entre Ríos, otro agrónomo y productor agropecuario compartió también sus estadísticas de lluvia: “545 milímetros en todo el año. 162 milímetros desde abril”, describió para reflejar la magnitud de la sequía.

Daniel Ferrero, tambero santafesino de San Carlos, también decidió mostrar el estado del cultivo en su campo: “Maíz dañado por la sequía, mañana empezamos a picar un fracaso! Lechería complicada, campo en crisis y el gobierno mira para otro lado”, se quejó el productor.

Claro que hay quienes ante la adversidad mantienen sentido el humor, como el agrónomo riocuartense Andrés Marra que sugirió: “Estoy a un paso de sacar los pluviómetros y poner tarjetas hidrosensibles…”.

La situación descripta por los productores profundizó la preocupación de los otros eslabones de las cadenas agroindustriales. Concretamente la que reúne a los actores de la soja (Acsoja) emitió un comunicado en el que alerta que “en los últimos meses el sector en general, y el cultivo de soja en particular, enfrenta un complejo panorama por una sequía que genera un alto impacto en una de las cadenas más competitivas del país”.

Y agregó: “Este contexto sumerge al productor en una profunda crisis, que sumado a los problemas que viene afrontando por diversas medidas contraproducentes, afectan la producción y su bolsillo acrecentando cada vez más sus necesidades”.

Entre las consecuencias, Acsoja advirtió que “sin duda, también se traducirá en mayor capacidad ociosa de la industria y en menor generación e ingreso de dólares, configurando un drama para nuestra economía nacional con repercusiones en cada eslabón de la cadena”.

Por su parte, la cadena láctea también enfrenta una situación apremiante, por un doble efecto devenido del clima y decisiones políticas como el dólar soja que encareció los costos de alimentación de los rodeos. En un comunicado conjunto de los distintos actores que la conforman en el país, remarcaron que “la actual situación de sequía generalizada, que afecta a la totalidad de las cuencas lecheras del país, nos está golpeando fuerte. El impacto en los costos de producción por este efecto combinado con medidas como el “Dólar Soja” ya supera el 13%, y se suma a un aumento inflacionario en dólares del 20%, que acelera la caída en la generación de valor de la cadena que en octubre de este año, fue negativa en 5.001 millones de pesos. Esta situación pone en un estado de vulnerabilidad a los tambos de menor escala, menos de 4.000 litros de producción de leche por día, que reúnen al 64,1% del total de tambos del país”, describieron tamberos, industriales y proveedores de la cadena.