Bajo el contundente título “Se viene la noche”, el exsecretario de Agregado de Valor de la Nación y exvicepresidente de CRA, Néstor Roulet, elaboró un informe en el que estima el recorte por el impacto de la sequía en la producción de los dos principales cultivos de la Argentina: soja y maíz.
Efecto sequía: ni soja ni maíz alcanzarían las 40 millones de toneladas este año
Sólo en soja y maíz hay cálculos de que se recortarán casi 7 mil millones de dólares con respecto a la última campaña por el déficit hídrico. A eso se le suman las demás cadenas del agro golpeadas por la falta de humedad. Habría 15 millones menos de toneladas de maíz y casi 5 millones de soja, lo que representa más de 600 mil viajes en camión
La conclusión es lapidaria porque entre ambos granos sumarían una merma de 20 millones de toneladas (15 en maíz y casi 5 millones en soja). Eso solo implicaría más de 600 mil viajes en camión menos que se realizarán, con la consecuente caída en el consumo de combustible, neumáticos, servicios en el lote y demás.
Pero en términos de dólares, el volumen se hace cada vez más significativo a medida que el calendario avanza y las lluvias importantes siguen demoradas. A eso se suman las altas temperaturas que este año comenzaron de manera temprana, en plena primavera.
Por eso Roulet comenzó destacando que “la gran pregunta es cuántos dólares dejarán de ingresar al país en el año 2023, por una menor producción de granos de maíz y soja a causa del evento climático de La Niña”.
Para realizar el informe se basó en tres variables: Agua Útil del perfil (AU) al 21/12/2022, donde se observa un déficit prácticamente en todas las zonas agrícolas del país. Esto trae como consecuencia que por más que llueva a partir de ahora, solo habrá agua en capa arable, ya que la recuperación de agua útil en la napa es casi imposible para el primer cuatrimestre del 2023, descartando la posibilidad de la influencia de napa para los cultivos.
En segundo lugar plantea la duración del evento niña: según el Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad (IRI, International Research Institute for Climate and Society) de la Universidad de Columbia hay una probabilidad del 75% de que La Niña siga presente durante los meses de diciembre, enero y febrero. Esto traería como consecuencia que tampoco la capa arable va a tener agua suficiente para los desarrollos normales de los cultivos.
Por último, la fecha de siembra (Fisiología vegetal): es muy probable que parte de la intención de siembra del maíz no se cumpla. En caso de hacerse en muchas zonas con heladas tempranas a partir de marzo, van directamente al fracaso por la duración del ciclo biológico de la mayoría de los híbridos disponibles y no hay tanta semilla de maíz precoz en el mercado como para cubrir una gran área de maíz tardío.
Aparte se sembró solo un 30% de la intención de siembra del maíz temprano y lo sembrado está en un estado de estrés muy importante.
En el caso de soja cuyo umbral de siembra es más amplio, “pero en la medida que se atrasa la siembra perdemos potencial de rinde”, explicó el exfuncionario.
En el informe se estima una menor siembra de maíz (5%) a la estimada en su momento por la Bolsa de Comercio de Rosario en agosto de 2022 (de 7,9 millones de hectáreas pasaría a 7,5 millones). “Hay que recordar que los informes de avance de siembra en noviembre de 2022 para maíz temprano, fueron realmente malos, ya que solo se había implantado un 30% del mismo”, explicó Roulet.
Con esta área que probablemente se siembre de maíz (con una tendencia hacia la baja) y considerando que el evento “Niña” produciría una merma de rendimiento de un 20%, el trabajo calcula las toneladas a producir de este grano para el año 2023, lo que resulta una merma de producción de 15 millones de toneladas (de 51 millones de toneladas a 35,8 millones).
Por el lado de la soja, el informe de Roulet remarca que por la mayor ventana de siembra se puede considerar la posibilidad de que se siembre la superficie estimada por la Bolsa de Comercio de Rosario en agosto de 2022 (16,8 millones de hectáreas). “Si por el efecto del evento niña la producción caería un 20% (en muchas zonas va haber una diferencia importante entre soja implantada y cosechada), la producción en el año 2023 sería de prácticamente 5 millones de toneladas menos”.
De esta manera y tomando los precios a cosecha, habría un recorte de 6.600 millones de dólares con respecto a la campaña anterior sólo en estos dos cultivos de verano, que son los más relevantes para el país (4 mil millones corresponderían al maíz y los restantes 2.600 a la menor cosecha de soja prevista).