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Una idea, un celular y mucho hambre: la historia detrás de Sapid, la hamburguesería viral de Tik Tok

Dos amigos volvieron de Estados Unidos con un plan en mente, grabaron el paso a paso con el teléfono y cautivaron a miles en las redes. Sin invertir en publicidad y mostrando el detrás de escena con total honestidad, lograron posicionarse como una de las propuestas gastronómicas más prometedoras de Córdoba

Con una freidora apagada y ningún cartel en la calle, Sapid, una hamburguesería que recién da sus primeros pasos en Córdoba, ya había conquistado a miles de seguidores. ¿Cómo lo lograron? Todo comenzó con un celular, un par de videos espontáneos y una apuesta total a TikTok como plataforma de lanzamiento. Hoy, son uno de los casos más comentados de emprendedorismo joven en redes sociales y tienen su local funcionando a pleno.

Santiago Pérez, uno de los socios fundadores junto a Lucio, recordó que la idea germinó lejos del país. “Con Lucio nos habíamos ido a Estados Unidos unos meses. Teníamos ganas de hacer algo en Argentina, pero queríamos fabricar bien la idea antes de volver”, contó. La inspiración llegó entre hamburguesas, rutinas americanas y ganas de apostar en casa. “A Lucio siempre le gustó la gastronomía, sobre todo las hamburguesas. Surgió como una idea al pasar: abramos una hamburguesería. Y con el correr de los días, nos di mos cuenta de que a los dos nos entusiasmaba en serio”.

El concepto no quedó en una charla de viaje. Volvieron, buscaron proveedores, pensaron el menú, y mientras todo eso pasaba… empezaron a documentarlo. Así nació la estrategia que los catapultó: mostrar en redes sociales el “día uno” de su proyecto, con toda la crudeza, el esfuerzo y también el humor que conlleva emprender. TikTok fue el campo de juego. “Empezamos subiendo videos del paso a paso, del detrás de escena. Los pros, los contras. Lo que nos salía bien y lo que no”, relató Pérez.

Las publicaciones no eran campañas de marketing ni spots pulidos: eran ellos, grabando con el teléfono. Lucio mostraba cómo armaban el cartel, cómo pintaban las paredes, cómo elegían ingredientes. “La mayoría de los videos fueron espontáneos, grabados entre nosotros. Después, con el tiempo, sí empezamos a pensar un poco más lo que hacíamos, pero siempre tratamos de que se viera real”, explicó.

La explosión de visualizaciones no tardó. La estrategia de personalizar la marca vino de la mano de Tiago Álvarez, un creador de contenido que los asesoró. “Él nos convenció de usar nuestras redes personales para contar la historia, no solo la cuenta del local. Que la gente conociera a Santiago y a Lucio, no solo el logo”, señaló. El resultado fue contundente: los videos empezaron a viralizarse, primero en TikTok y luego en Instagram.

Y todo eso, sin gastar un peso. “No invertimos nada en publicidad. Todo fue espontáneo. Todavía estamos aprendiendo cómo funciona el algoritmo, pero lo que pasó fue muy natural”, aseguró Pérez. El crecimiento digital fue tan orgánico como las cebollas caramelizadas que ahora sirven en su burger Blue Onion.

Incluso el nombre del local nació en una ronda de mates con el traductor de Google abierto. “Queríamos un nombre con identidad bien yanqui. Buscábamos palabras relacionadas a sabores, sensaciones. Empezamos a probar traducciones poco comunes… y apareció sapid. Es un sinónimo de tasty, pero más raro. Nos encantó”. Y aunque originalmente lo escribieron con Z después corrigieron el rumbo: Sapid, con S, como debe ser.

Pero detrás de los miles de “likes” y visualizaciones hay una historia de sacrificio. “La situación en Argentina estaba complicada. Nosotros somos profesionales, Lucio es diseñador industrial y yo soy técnico en logística. Pero recién nos habíamos recibido y no estábamos conformes con nuestra realidad. Por eso nos fuimos”, contó. El viaje a Estados Unidos fue una decisión táctica: trabajar, ahorrar y volver con algo en mente. “Siempre supimos que queríamos volver. Nos gusta vivir en Córdoba, tenemos a nuestra familia, nuestros amigos, nuestra vida acá”.

El desafío más grande no fue hacer viral un TikTok, sino dejar todo atrás. “Lo más difícil fue irse. Dejar el trabajo, los afectos, pasar un cumpleaños afuera. Y después, ya de vuelta, enfrentarnos a todo lo nuevo de poner un negocio: habilitaciones, proveedores, permisos, todo eso que nadie te enseña”, recordó.

A pesar de eso, el balance fue positivo. “Fue estresante, sí, pero también muy gratificante ver todo hecho realidad. Cada cosa que logramos nos costó mucho”, subrayó.

Hoy, Sapid es una hamburguesería con identidad propia: estética cuidada, una carta que combina sabores clásicos con toques más osados, y un producto en el que, según dicen, no escatiman. “Apuntamos a ofrecer un producto de mucha calidad, con primeras marcas. Y en redes, estamos todo el tiempo innovando, haciendo trends, subiendo contenido. Queremos que la gente esté atenta a lo que se viene”.

Por ahora, piensan en pasos firmes antes que en saltos grandes. “Queremos hacer crecer la marca. Nos gustaría abrir al mediodía, ir sumando opciones al menú. Y más adelante, abrir otras sucursales. No sabemos si franquicias, porque somos muy exigentes con el producto y con la identidad de marca. Nos costó mucho llegar hasta acá y no queremos que eso se pierda”.

¿La favorita del menú? Pérez no lo duda: “A mí me encanta la Funny Bacon. Tiene una panceta increíble, los sabores combinan espectacular. Y estoy seguro de que la favorita de Lucio es la Blue Onion. El queso azul con la cebolla crispy… es tremenda”.

Sapid ya no es solo un local: es un caso. Una marca nacida entre videos caseros, mucho ingenio y cero pauta. Y una prueba contundente de que, en la era digital, una buena historia contada con autenticidad puede valer más que cualquier cartel luminoso.