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Un riocuartense en el Titanic: "Todavía hay muchísimo más por averiguar"

Lo aseguró Enrique Dick, sobrino nieto de Edgar Andrew, el único argentino que perdió la vida en el hundimiento del barco, en abril de 1912. El historiador recorrerá hoy la muestra fotográfica que se expone en el Museo Histórico Regional de la ciudad

La historia de Edgar Andrew, el único argentino que murió en el hundimiento del Titanic, en la madrugada del 15 de abril de 1912, sigue dando que hablar. Es que hoy estará en Río Cuarto Enrique Dick, sobrino nieto del joven nacido en la exestancia El Durazno. El historiador es autor de “Una valija del Titanic”, el libro que cuenta con detalles y documentos la tragedia del muchacho que, sin desearlo, se embarcó “en el vapor más grande del mundo”.

En diálogo con Puntal, Dick aseguró que todavía hay mucho más por averiguar sobre Edgar y el naufragio y anticipó que está a punto de sacar una segunda edición de su escrito, con más información que la publicada en 2001.

-Se está exhibiendo por segunda vez en el año la muestra fotográfica basada en el Museo Virtual Edgar Andrew, ¿qué significa para usted llegar a Río Cuarto?

-Para mí Río Cuarto es especial porque allí nacieron mi abuela y mi madre. Además, muchos de mis familiares son de allí. Por lo tanto, Río Cuarto es el Titanic, El Durazno y la familia. Emotivamente, significa mucho para mí. Recuerdo que con mis padres el viaje a Río Cuarto era arduo porque había una única mano pavimentada, pero siempre nos daba gran satisfacción hacerlo, por ver a la familia, especialmente a mi tía Hilda Jautz de Echaide. Ahora quiero ir a ver la muestra fotográfica sobre el Museo Virtual (edgarandrewtitanic.wixsite.com/museovirtual) en el entorno mismo en el que ha sido desarrollado (en el Museo Histórico Regional), con las personas que han trabajado en eso.

-Ha escrito varios libros. Sin embargo, hay uno particular y es el que trata sobre Edgar y el Titanic, ¿cómo surgió la idea de hacerlo?

-La idea nació cuando escribí mi primer libro sobre mi padre (uno de los tripulantes del acorazado alemán Graf Spee, que se hundió en el Río de la Plata) y se sostuvo mientras escribí otros más sobre mi familia. El libro del Titanic estaba casi listo y tuve que volver un poco para atrás porque en el 2000 se dio el descubrimiento de la valija que Edgar llevaba a bordo del barco (dicha valija estuvo en el fondo del océano Atlántico durante 88 años y, pese a eso, la mayoría de los objetos que guardaba el joven se conservaron en buen estado, como el caso de las fotografías de distintos espacios de Río Cuarto).

-El hallazgo de la valija generó nueva información…

-Claro, aproveché toda esa información de la valija, de los objetos y los actores y la agregué al libro. Cuando se publicó, se agotó muy rápido. Siempre me pidieron más. Una edición es costosa, pero me gusta escribir y publicar, sobre todo en relación a hechos desconocidos. Es por eso que estoy abocado a terminar la segunda edición que va a tener el mismo título, pero llevará cambios en la tapa y un contenido más enriquecido, con más datos que el primero.

-La historia de Edgar y el Titanic se ha contado muchas veces, pero es un tema que siempre genera expectativa en la gente, ¿por qué cree que sucede eso?

-Es algo singular. El tema del Titanic sube y baja. Cuando uno cree que ha terminado, aparece algo nuevo. Es algo que no sabría explicar. Es un fenómeno que tiene más intensidad que otros hechos. En este momento estoy pendiente de una nueva información que me han prometido respecto al Titanic. Quiero ver si realmente es algo novedoso y no conocido. Yo ando “hurgueteando” mucho. Tengo cajas con postales y fotos y voy dando vueltas, viendo quién era uno y otro, trato de descifrar. En casi todos mis libros siempre sumo algún dato nuevo e interesante.

-¿Queda mucho por descifrar todavía?

-Sí, seguro, hay muchísimo más por averiguar. Hay que mirar entre líneas, mirar al dorso, ponerse a pensar un poco e imaginar. También hay que tener mucho cuidado. Hay algunos que han engordado o engrosado la noticia y el hecho. A todos nos puede pasar. Es una de las cosas que más he cuidado en la segunda edición, que espero esté disponible en octubre o noviembre.

-La de Edgar es la historia más conocida de los Andrew. Sin embargo, hay otros integrantes de la familia que también tienen la suya, como el caso de Silvano Alfredo, que se casó con una mujer bastante particular…

-Sí, escribí un libro sobre Silvano Alfredo Andrew que se llama “Velas y vapor”, donde se aborda a la mujer de Silvano Alfredo, Harriet White Fisher, quien dio la vuelta al mundo en auto en 1909 y que publicó un libro al respecto. Fisher era una mujer viuda que tenía una industria metalúrgica muy grande y se casó con Silvano Alfredo en Estados Unidos. Por su parte, Wilfred Andrew también tiene su historia, ya que heredó el puesto de su padre (en la estancia El Durazno), Samuel (el padre de Edgar, contratado por Ambrosio Olmos para administrar lo que hoy es la Escuela Aerotécnica Salesiana “Ambrosio Olmos”).

-¿Es real que Harriet Fischer fue la primera mujer en dar la vuelta al mundo en auto?

-Sí, tenía un chofer, un ama de llaves y un peluquero. Además, viajaba con uno o dos perros. Hizo los cruces en barcos, pero llegó a Japón y Francia, por ejemplo. Harriet y Silvano Alfredo se conocieron en un viaje de Cuba a Estados Unidos y formalizaron la relación, para luego casarse. Justamente, por ese motivo invitaron a Edgar a los Estados Unidos (destino al que nunca llegó por el naufragio del Titanic).

La muestra

Enrique Dick estará hoy a las 11 de la mañana en el Museo Histórico Regional (Alvear y Fotheringham). En la oportunidad, recorrerá la muestra fotográfica sobre Edgar Andrew y dialogará con los medios y los visitantes.

La exposición de los cuadros con la historia del único argentino fallecido en el Titanic permanecerá montada hasta el lunes que viene. Los interesados pueden recorrerla de manera gratuita.